
El destino donde me encuentro es totalmente turístico y planeado para disfrutar con niños o sin ellos. Me he dado cuenta que la mayoría de las mamás pensamos igual o decimos lo mismo. Cada vez que entraba a un baño público a cambiar pañales o a que uno de los otros niños liberara alguna necesidad fisiológica me escuchaba diciendo "no toques nada", "no te sientes", "eso está sucio" y así mismo lo escuchaba en castellano, en inglés o portugués en los cubículos contiguos. Y una que otra vez escuchaba decir "te dije que no tocarás" y no precisamente con tono calmado, incluso hay niños que se agachan y ponen las manos en el piso para asomarse por debajo de la puerta o de la separación entre baño y baño.
La mayoría de las mamás queremos que cuando entramos al baño público con nuestros hijos, por mas limpio que esté, estas pequeñas criaturas vayan prácticamente como robots, que no toquen nada, que no respiren, que ni se acerquen al inodoro y algunas hasta los cargamos para que ni se les ocurra sentarse en el váter. Algunos baños tienen protectores para que las personas se sientes pero en realidad se ha demostrado que no sirven de nada en cuanto a transmisión de enfermedades se refiere, pero para mi concepto sirve para mi paz mental únicamente, en mí funciona como un efecto placebo.
La mayoría de las personas pensamos que al estar sucios estos baños podemos adquirir alguna enfermedad por estar llenos de bacterias; lo cierto es que, comparados con otras superficies, no tanto. Cualquier baño público tiene probablemente menos gérmenes que el fregador de la cocina. Se ha demostrado que la propagación de enfermedades por ir a un baño público o sentarse en uno de estos inodoros no transmite enfermedades porque la piel de "nuestras posaderas" o "de las pompas" (como dice mi hijo) funciona como una barrera protectora contra los gérmenes.
Lo que sí ayuda a evitar la propagación de enfermedades gastrointestinales es lavarse bien las manos y bajar la tapa del inodoro al tirar de la cadena.
A pesar de todo este conocimiento, lo más probable es que le seguiré diciendo a mis hijos "no toques nada" cuando entremos a un baño público, va a ser inevitable, estoy segurísima, al igual que la mayoría de nosotros y estoy segura también que ellos harán lo mismo cuando tengan sus hijos. Siempre sentiré que hay pequeños monstritos que salen del baño y se adhieren en las nalguitas, pero hay que agregarle a la imaginación que cuando los monstritos llegen a las pequeñas posaderas de nuestros retoños serán destruidos.
Trato siempre de llevar un gel de alcohol en la cartera por cualquier eventualidad pero debemos invertir mas tiempo en enseñarles a lavarse bien las manos que en andar gritando " no toqueeeeesssss que está sucio".
GN
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