
Quién no ha
escuchado: “no agarres sereno que te vas a resfriar”, es que “me cayó sereno” y me
enfermé, tápale la cabeza al bebé para que no le “pegue el sereno”. Escuchar
esto es sumamente común en Latinoamérica y son creencias que han ido de
generación en generación. Que les diré yo sobre cuántas veces he escuchado esto
y no quieren saber la cara que me ponen algunas abuelas cuando digo que el
sereno no existe.
¿Saben qué es el
sereno realmente?
En el siglo XVIII
el Sereno era el encargado nocturno de vigilar las calles y regular que las
mismas estuviesen alumbradas e incluso de abrir las puertas de las casas.
En algunas épocas
y países, los Serenos también solían anunciar la hora y las variaciones del
clima. Era habitual que estuvieran armados con un garrote y también usaran un
silbato para dar la alarma en caso necesario. Era obligación de los serenos
recorrer las calles que tenían encargadas cuidar para proteger de robos y posibles
asaltos de malhechores, de evitar las peleas (incluso las domésticas); dar
aviso de incendios y prestar auxilio a todo aquel que lo necesitara. En
algunas ciudades se llamaban unos a otros por medio del silbato que llevaban o
voceando contraseñas. Por eso se ha transmitido de generación en generación:
cuidado con el sereno. O sea que era casi casi como el Cuco, según mi parecer,
porque escuchamos de él y nadie lo ve. Ya esta profesión desapareció, así
que nunca los volveremos a ver, pero seguiremos escuchando de él.
Si en realidad el
sereno cuidaba a las personas, ¿por qué quedaron estas creencias? Pues
como todo, va quedando. Lo que si está bien descrito científicamente es
que cuando hace frío o baja la temperatura a nuestro alrededor tenemos mayor
posibilidad de contagiarnos de gripe porque ciertos virus que la causan se
replican más rápido y porque el sistema inmune no reacciona con igual fuerza
que cuando estamos calientitos. Ya sabemos de donde vienen la insistencia de
nuetsras mamás y abuelas de abrigarnos bien para salir de casa “al sereno”.
Yo crecí con el
sereno fuera de mi casa todas las noches, creo que mis hijos no tienen ni idea
qué es el sereno, mejor les voy advirtiendo para que estén preparados qué
contestar cuando les hablen de él. Con que estén bien tapaditos también se
protegerán del fantasma silencioso que nos ha dejado la creencia.
Así que se
acordarán de mí cuando les digan que el sereno anda rondando, no huyan, abriguense
bien y convivamos con él; claro está si quieren.
GN
No hay comentarios:
Publicar un comentario