viernes, 16 de octubre de 2015

Gracias a la señora inspiradora...

Hay personas que cambian tu vida sin saberlo, o mejor dicho, hay personas que impactan en tu vida y nunca se enteran.

Esta semana, por un evento fortuito y gracias a mi hermana, fui a una actividad a beneficio de cierto lugar en particular que ayuda a  personas de bajos recursos que acuden a la capital por tratamiento médico oncológico y no tienen albergue. Estando en el lugar,  mi hermanita (aunque es mayor que yo) me comenta que la señora con la que ella hablaba minutos atrás era la que escribía en el suplemento de un periódico local muy famoso que se publica los viernes desde hace muchos años. Cuando capté de quién se trataba, me regresé donde estaba y le dije que me encantaba su libro y que fácilmente lo había leído 10 veces…bueno 5 veces por lo menos. Tuvimos una charla corta pero amena junto con otra señora muy agradable.

Si de verdad ella supiera lo que pienso de ella…en persona no soy muy buena con las palabras, me resulta mejor escribirlas, aún no supero en totalidad la timidez de mi infancia.  Esta señora a la cual me refiero, fue la que realmente me inspiró a escribir experiencias cortas y que se pueden  plasmar en un pedazo de papel (bueno, de texto virtual y también real), me enseñó a que si la vida te da una oportunidad hay que aprovecharla, me enseñó que la vida puede ser extraordinariamente divertida según el punto de vista que la veas, que si luchas por lo que deseas lo puedes conseguir y que muchos guerreros logran ganar sus batallas. Pero bueno, perdí la oportunidad y no se lo hice saber.

En este mes de la campaña de prevención contra el cáncer, he escuchado tanto historias tristes y que por descuido han acabado sin  finales alegres por la pérdida de un ser querido como aquellas historias que han acabado en remisiones felices y libres de enfermedad. Ambos tipos de historias me han puesto a pensar en que hay que disfrutar cada momento que estemos vivos, hay que gozar a nuestros hijos y personas favoritas lo mas que podamos,  probablemente no haya un mañana, un día después o un futuro planeado o en el que hemos pensado. Este mes he confirmado que hay que dar gracias (a quien ustedes quieran)  por los que tenemos a nuestro lado y que hay que dar gracias por cada minuto que respiramos y por cada día que vivimos. Así de simple, no hay que ponerlo complejo.

Y como una vez dijo la señora con la cual conversaba “Mientras estés vivo, vive. No te puedes morir antes de morirte”. Prometo que la próxima vez que la vea le daré las gracias habladas y no escritas.  Disfruten lo que quieran disfrutar, la decisión es personal, no pierdan el tiempo en quejas y lamentos, no vale la pena y tampoco vale el tiempo perdido en eso. Se les quiere, ya que me puse sentimental se los hago saber.


GN

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