
Hay personas que cambian tu vida sin
saberlo, o mejor dicho, hay personas que impactan en tu vida y nunca se
enteran.
Esta semana, por un evento fortuito y
gracias a mi hermana, fui a una actividad a beneficio de cierto lugar en
particular que ayuda a personas de bajos
recursos que acuden a la capital por tratamiento médico oncológico y no tienen
albergue. Estando en el lugar, mi
hermanita (aunque es mayor que yo) me comenta que la señora con la que ella
hablaba minutos atrás era la que escribía en el suplemento de un periódico
local muy famoso que se publica los viernes desde hace muchos años. Cuando
capté de quién se trataba, me regresé donde estaba y le dije que me encantaba
su libro y que fácilmente lo había leído 10 veces…bueno 5 veces por lo menos. Tuvimos
una charla corta pero amena junto con otra señora muy agradable.
Si de verdad ella supiera lo que pienso
de ella…en persona no soy muy buena con las palabras, me resulta mejor
escribirlas, aún no supero en totalidad la timidez de mi infancia. Esta señora a la cual me refiero, fue la que
realmente me inspiró a escribir experiencias cortas y que se pueden plasmar en un pedazo de papel (bueno, de texto virtual y también real), me enseñó a que si
la vida te da una oportunidad hay que aprovecharla, me enseñó que la vida puede
ser extraordinariamente divertida según el punto de vista que la veas, que si
luchas por lo que deseas lo puedes conseguir y que muchos guerreros logran
ganar sus batallas. Pero bueno, perdí la oportunidad y no se lo hice saber.
En este mes de la campaña de prevención
contra el cáncer, he escuchado tanto historias tristes y que por descuido han
acabado sin finales alegres por la
pérdida de un ser querido como aquellas historias que han acabado en remisiones
felices y libres de enfermedad. Ambos tipos de historias me han puesto a pensar
en que hay que disfrutar cada momento que estemos vivos, hay que gozar a
nuestros hijos y personas favoritas lo mas que podamos, probablemente no haya un mañana, un día
después o un futuro planeado o en el que hemos pensado. Este mes he confirmado
que hay que dar gracias (a quien ustedes quieran) por los que tenemos a nuestro lado y que hay que dar
gracias por cada minuto que respiramos y por cada día que vivimos. Así de
simple, no hay que ponerlo complejo.
Y como una vez dijo la señora con la cual
conversaba “Mientras estés vivo, vive. No te puedes morir antes de morirte”.
Prometo que la próxima vez que la vea le daré las gracias habladas y no
escritas. Disfruten lo que quieran
disfrutar, la decisión es personal, no pierdan el tiempo en quejas y lamentos,
no vale la pena y tampoco vale el tiempo perdido en eso. Se les quiere, ya que me puse
sentimental se los hago saber.
GN
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