
Hablando con mis amigas
futboleras, previo al partido que perdimos 8-2, les preguntaba sobre qué tema
podía escribir en el blog y el tema a relucir fue sobre la manipulación a que
somos sometidas la mamás.
La capitana me dijo que
su hijo mayor la trataba de manipular pero que ella no se dejaba. Creo que
todas las demás a las cuales le pregunté dijeron que sí caían en la trampa de
la manipulación algunas veces. Entre los “estilos de manipulación” que ronda
entre nuestros hijos relucía el que es con amor y el otro con rencor.
La manipulación con
amor, es aquella en la cual el involucrado te da besos y abrazos para conseguir
lo que desea o también delinque en estos actos luego de alguna travesurilla para
no ser castigado. En este aspecto me veo identificada con mi segundo hijo, es
el niño más amoroso que conozco, pero muchas veces consigue lo que desea
brindando amor y cariño extra, además de decirte que eres la mejor del mundo
entero.
La manipulación con
rencor es aquella, según yo, en que el niño te puede decir frases con las
cuales trata de herir nuestros sentimientos y llenas de contenido emotivo, como
por ejemplo “eres mala” o “nunca estás conmigo”. Una de mis amigas luego de
alguna frase similar de parte de sus hijos, los sentó en la mesa del comedor y
se puso con ellos a buscar en el directorio telefónico el nombre de alguna mamá
nueva.
Manipular es manejar, maniobrar, utilizar e intervenir, con medios
hábiles o "maliciosos". Educar a nuestros hijos no es fácil, el manual perfecto
nunca existirá y aprendemos de experiencias propias y de otras personas. Si
nuestros hijos aprenden estrategias para conseguir algo y lo consiguen, lo
seguirán haciendo a menos que nosotros le pongamos un alto y lo hagamos con
determinación. ¡Cosa sumamente difícil!
Si los
castigamos, no de forma física, debemos cumplir el castigo, si no lo vamos a
cumplir ni lo pongamos porque el resultado puede ser peor. La única forma de
cortar la manipulación es no ceder. A veces nos cuesta mucho hacerlo, pero hay
que intentarlo para lograrlo. La
manipulación existe cuando los padres la permitimos, debemos ser constantes y
consistentes para no entrar a ese círculo vicioso.
Lo ideal
es no ceder ante las rabietas,
pataletas y caprichos de nuestros hijos.
Acepto que he sido manipulada en varias ocasiones y más me cuesta cuando
me dicen que soy la mejor mamá del mundo entero y de su vida, pero hay que
ponerse los pantalones como quien dice.
Pues sí, en algún momento he sido una mamá manipulada. Acá seguiremos
poniendo límites para que esto no ocurra frecuentemente.
Y bueno, sí perdimos 8-2 y eso que la portera paró como 15 goles, pero luchamos hasta el final y también quemamos un
par de calorías extras…
GN
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