viernes, 23 de febrero de 2018

Vamos a perder la infancia

Los niños de hoy juegan menos que los de antes, ¿lo han escuchado?, yo sí, infinitas veces. Esto es grave, muy grave. Hago constar que en este "juego" no está incluido, porque no cuenta, los juegos en tabletas o videojuegos, esos no son juegos reales, son virtuales y distorsionan la realidad del niño, el niño no tiene el control de ellos, el videojuego tiene el control del niño.

El trabajo del niño es jugar y los juguetes son sus herramientas. Es obvio que deben cumplir con las obligaciones escolares, pero entre hacer tareas y la cantidad de actividades extracurriculares que le ponemos, ¿dónde queda el tiempo libre y el tiempo de ocio? Muchos lo ocupan usando aparatos electrónicos.  Los niños de ahora se relacionan de forma diferente, impersonal, a veces no lo saben hacer de cara a cara, si no a través de redes sociales, correo electrónico, videollamadas, mensajes de texto y no me extraña que salga algo nuevo. Nos preocupamos porque aprendan a usar la tecnología y que no se atrasen en eso y porque además tengan tantas actividades que se supone que los encaminará bien a su mundo laboral futuro que  no hay tiempo para descanso y mucho menos para jugar. Algunos ni saben jugar, no tienen mucha idea de hacerlo pues lo han practicado muy poco. Me atrevería a decir que es más importante que jueguen  para que aprendan a controlar infinitas  situaciones diferentes, que aprendan autocontrol  al perder, automatización para mejorar, trabajo en equipo para lograr ganar, comunicación real con otras personas, empatía y relaciones sociales que meterlos en mil cursos y bajarle las mil aplicaciones. Consideremos que jugar es casi un master en aprendizaje del bueno y estamos dejando que crezcan sin él.  Después tenemos niños frustrados que no saben resolver problemas de la vida cotidiana o que están acostumbrados a manejar situaciones virtudes y no reales que en un futuro no les servirá para su vida cotidiana y profesional. 

La falta de juego hace que la niñez se acabe antes, estamos dejando que la infancia se acabe y que pase frente a la cara de nosotros y de nuestros hijos sin aprovecharla, luego tenemos adolescentes perturbados con temperamentos severos e irritables y que no sabemos manejar y que ellos no se saben manejar.

Muchos padres podrán alegar que los tiempos de ahora no son como los de antes y que incluso los niños no pueden ir al parque solos porque les puede pasar algo como raptos, acoso u otras cosas. Es cierto, pero pueden jugar en casa con tantas cosas que incluso ni se necesita tanto espacio, todo es cuestión de actitud y de ganas de hacerlo.

Enseñemos a nuestros hijos a jugar, probablemente nos cueste al principio y también involucre mas tiempo de nuestra parte, pero si nosotros no los enseñamos, ¿cómo se supone que van a aprender? Los juegos ocurren y luego fluyen. Estamos perdiendo la infancia y los resultados a largo plazo nos van a costar mucho, no dejemos que se nos vaya.

GNL