viernes, 31 de marzo de 2017

Generaciones...

Mi hija de 10 años tenía un tiempo, indeterminado por mi, pidiendo ir a un concierto y finalmente hoy la llevé a su primer concierto.  Fuimos 2 mamás y 5 niñas pero estábamos sentadas por separado en 2 grupos, cada uno con una mamá.

Mi madre no me llevó a muchos conciertos, creo que solo recuerdo uno cuando tenía como 8-9 años del grupo de 5 muchachos de moda del momento, me acuerdo que me sabía la mayoría de las canciones, mi mamá nos hizo camisetas especiales para ir con el nombre de los niños famosos a mi hermana y a mí y yo muy orgullosa fui con mi camiseta amarilla que atrás decía "Jonny". El concierto fue un sábado en la tarde y estaba completamente lleno, terminé trepada en una silla porque tras que era mínima de tamaño, no estábamos muy adelante que digamos. Cuando pienso en ese concierto, del poco recuerdo que tengo, es que la pasé muy bien. A medida que ya era adolescente iba a los conciertos con amigas y amigos y todos estábamos parados, no habían asientos asignados y eran viernes en la noche.

Los conciertos de ahora son días de semana y el artista que abre el espectáculo inicia tipo 9 pm, o sea que se va acabando tipo 12 medianoche y en día de semana, muy inapropiado para que los niños y jóvenes vayan a la escuela al día siguiente. Creo que en ese aspecto estoy super "chapada a la antigua", me gustaba más el concepto de los fines de semana y hasta sábado en la tarde.

Cuando llegué al concierto con mi hija y su amiga y empezaron a cantar los artistas, la mayoría de los asistentes estaban encima de las sillas, por ende mi hija al igual que yo hace muchos años, no veía nada. Cuando iniciaron a cantar los muchachitos famosos, ella y su amiga ni siquiera podían ver las pantallas, porque les tapaban el panorama, por lo que decidieron sentarse. Les dije que tratáramos de buscar un puesto vacío para cambiarnos y poder ver mejor pero mi hija me respondió: "mami, no te preocupes, por lo menos escucho la música que es lo importante, igual estoy feliz, gracias por traerme".  Mi alma entera se llenó de alegría ante aquellas palabras casi mágicas.

De verdad que las pobres niñas no podían ver nada y tampoco es que estábamos en unos malos puestos. Terminamos viendo el concierto paradas al lado de una cerca desde donde por lo menos ellas podían ver la pantalla y algo del escenario. Las personas alrededor ni nos determinaron y nadie nos dijo nada en lo absoluto. La mayoría de las adolescentes cantaban a todo pulmón y se autogrababan en sus teléfonos móviles y se tomaban selfies, muchas solo veían sus celulares y ni siquiera veían la tarima. Algo incomprensible para mí.

Definitivamente pertenezco a la generación X en donde el  ocio significa salir y encontrarse con personas y disfrutar del aire libre,  en vez de encerrarse con los juegos muchas horas. Soy de las que aprendí  a jugar en la calle y nací en época de cambios, en que no necesitamos el internet para vivir, pero sí me gusta tener amigos reales y no tanto virtuales. Los millenials son distintos, no se cómo se llamará la generación a la que pertenece mi hija, pero definitivamente son diferentes en muchos aspectos, por ahí les dicen que son de la Generación Z, a los que les hace falta relaciones interpersonales y se conforman más con las virtuales. No se en qué parará esta tal generación Z, pero mientras mis hijos tengan una mamá de la generación X, mas les vale que conversen conmigo en persona, y que persistan los buenos modales y relaciones interpersonales por siempre.


GN


viernes, 24 de marzo de 2017

Carta a las mamás de bebés prematuros.

Estimada Mamá de un bebé prematuro:

Puede ser que en el momento en que te dijeron que tu bebé iba a nacer, mucho antes del tiempo supuesto, tuviste una gran cantidad de sentimientos encontrados, pero el que más prevaleció fue el miedo. Miedo a saber cómo iba a nacer, miedo a pasar por algo desconocido y miedo a pensar que podía suceder un desenlace triste y terror de que tu bebé pudiese fallecer.

Yo se que tener un bebé prematuro no es tan fácil, te sientes frustrada  y culpable, generalmente pensamos ¿qué hice mal para que esto sucediera?, así como que  no es justo lo que está pasando tu bebé. Tantos aparatos, monitores, cables, tubos, medicamentos...Llora todo lo que quieras, y los días que lo necesites hacer, va a hacer que te sientas mejor y que agarres energía para seguir el día.

Una de las peores cosas es la impotencia, sentir que no podemos hacer nada y que "simplemente" hay que esperar y tener paciencia es tan difícil. Los días se hacen eternos mientras está en la sala de cuidados intensivos, no poder estar 24 horas con tu bebé es desesperante, quieres tener noticias rápidamente y a veces no llegan tan rápido. Aprendemos a ver los mínimos avances como grandes avances, aprendemos que no tenemos el control de la situación.

Llegar a casa sin tu bebé a la salida del hospital  es un sentimiento indescriptible de tristeza, llegaste como si estuvieras vacía, algo tan importante en tu vida y que no has podido disfrutar te hace falta, el alma está en mil pedacitos y tu corazón está roto.

Puede que no quieras hablar con nadie, porque tienes que repetir incontables veces las cosas y te hace revivir los momentos. Tenemos pánico a que suene el teléfono y sea del Hospital o una llamada del médico, estamos predispuestos a que nos den malas noticias.

No podemos comparar esos días a los de las mamás que tienen bebés a término y salen felices a casa en conjunto, la alegría por ese momento la tendremos después cuando lleguemos con nuestro bebé días, semanas o meses después. Solo recordar el momento hace que lo revivas. Cuando nació mi segundo hijo que fue prematuro, llegar a casa sin él fue lo peor, cuando aún pienso en todo lo que pasó se me nublan los ojos y puede que se desborde una que otra lágrima. Incluso te confieso que cuando hablo con las mamás de mis pacientitos prematuros y las veo pasando por lo mismo, revivo el momento y me identifico con la situación, algunas me deben haber visto con los ojos llenos de lágrimas. Es algo con lo que vivirás y estará ahí presente.

Cuando lo cargues por primera vez o le puedas dar comida, te sentirás "más mamá". Háblale, acarícialo, cárgalo lo que puedas desde que te den permiso de hacerlo, tu bebé te necesita tanto como tú lo necesitas a él. Tómale fotos si lo consideras necesario.

Cuando llegues a casa disfrútalo y da gracias por tenerlo contigo, tu bebé es un superhéroe o una heroína que logro combatir un periodo difícil y logró su cometido. Lo mejor está por venir.

GN

Muy pocas personas comprenden lo que siente una madre y un padre al tener un bebé prematuro hasta que lo tienes.

¿Cuántos no habrán escuchado por ahí que Fulanita o Menganita tuvo un bebé prematuro? Probablemente si lo pensamos, hemos escuchado varias veces eso. En el mundo, todos los años nacen 15 millones de bebés  prematuros y un millón fallece; muchos de los bebés prematuros que sobreviven sufren algún tipo de discapacidad de por vida, en particular, discapacidades relacionadas con el aprendizaje y problemas visuales y auditivos. En Panamá aproximadamente 1 bebé  de cada 10 nacimientos nace prematuro (menos de 37 semanas).

Es difícil en estos momentos que las mamás comprendan lo que están pasando y sobretodo que las personas que rodean a las mamás comprendan qué está sintiendo en ese momento. Hay veces que es mejor no decir nada y solo estar presente es suficiente.

viernes, 17 de marzo de 2017

El caso del abrigo verde y su reflexión...



Si tenemos varios hijos, seguro hemos presenciado peleas entre ellos. Y si tenemos hermanos, no hay duda que nos acordamos de varias peleas entre hermanos en las que participamos cuando éramos niños.

Hoy es día de San patricio, el Santo Patrono de Irlanda, por lo que había que llevar accesorios verdes a la escuela si los niños así lo deseaban. Mi hijo de 7 años se puso un abrigo verde, cuando la hermana de 10 años lo vio le dijo que le diera ese abrigo verde que ella lo quería llevar. Por supuesto que el hermano le contestó que el abrigo era de él y que él lo llevaría a la escuela. Mi hija de 10 años se enojó porque su hermano no se lo quería prestar y que era para hacerla pasar un mal día. Creo que en su cabeza ella pensaba que era casi un complot de maldad planeado por su hermano para que ella pasara un mal rato. Pero en realidad, el abrigo era de su hermano y no de ella y no hay mas abrigos verdes en mi casa. 

Los niños entre 10-12 años empiezan a tomar conciencia que están dejando de ser niños y empiezan a madurar, se pueden volver independientes de la familia, por lo que quieren estar mas tiempo solos, en su habitación y sin los hermanos que según ellos los molestan. Sienten cada vez más la necesidad emocional de tener amigos del mismo sexo, sienten más presión por parte de sus pares y se hacen conscientes que su cuerpo puede empezar a cambiar o está cambiando para convertirse en adulto. Pueden tener "ataques" de rabia, son volátiles y se les puede pasar muy rápido el enojo. En la mañana pueden estar gruñones y en la tarde felices y viceversa. Me acuerdo perfectamente cuando me decía mi mamá que los niños de 10 años eran insoportables, asumo que para que ella me haya dicho eso, yo era casi insoportable, mi hermana o las dos. Pobre de mi mamá.

Esta es una etapa en la que hay que dedicarle tiempo a los niños, pre adolescentes o como les quieran llamar, es una etapa etapa en la que sale a flote su personalidad y que se va moldeando a su entorno, por lo que es sumamente importante moldearlos y ofrecerle las herramientas necesarias par que aprendan a resolver problemas de la vida cotidiana, para que amen al prójimo, para que aprendan a hacer el bien, para que valoren la familia, los amigos y el país en el cual vivimos. Es bueno que se rodeen de amistades que aporten cosas buenas y no solo aspectos negativos, por lo que tenemos que conocer sus amigos y los valores que hay en esas familias. Es una etapa en la que hacen mucho lo que hagan sus amigos, no nos podemos desconectar de ellos. Estemos presentes, hagamos que sepan que siempre pueden contar con nosotros.

Comprendamos los cambios de humor, dejemos que sus personalidades afloren pero siempre con respeto. Sepamos que están creciendo y ayudemos a que la transición sea lo mejor posible, a pesar que a veces nos den ganar de "ahorcarlos" en sentido figurado y de pegarles tres o cuatro gritos en los momentos de  crisis.

Seguramente en la tarde el caso del abrigo verde estará resuelto, ya veremos. 

GN

viernes, 10 de marzo de 2017

Prohibido decir que están aburridos...



Ayer era la reunión para acudientes de quinto grado de la escuela a la cual asiste mi hija. Antes de la reunión conversábamos varias mamás y en algún momento de la conversación comenté que en mi casa está estrictamente prohibido decir, por parte de mis hijos, que están aburridos y no tienen nada que hacer.

Que me digan esas palabras es como si chillaran las palabras y le hicieran daño a mis neuronas. Desde hace un par de años instauré en mi casa que eso no se podía mencionar, ya que siempre hay algo que hacer. No puede ser que un niño se aburra en casa, por ende cada vez que me decían o dicen a veces, ya con menos frecuencia, yo les contesto: si estás aburrido o aburrida, usa tu imaginación. Al principio me costó que mis dos hijos mayores lograran comprender mis palabras, sobretodo con mi hijo del medio que me preguntaba siempre ¿cómo voy a usar la imaginación? ¿cómo hago eso?. Mis respuestas siempre eran muy parecidas: inventa un cuento, una historia, piensa que estás de viaje y paseas por un lugar que tú inventes. Una vez le dije que inventara un juego de una consola en particular y que se pusiera a jugar en su imaginación, al rato lo escucho riéndose y al preguntarle qué hacía me contó que había inventado un juego en el que había que atrapar ranas con una red y toda la historia y pericias que tenían que pasar los jugadores para cambiar de nivel, obviamente en su mente.

No puedo concebir por qué siempre hay que inventarle planes a los niños para que no se aburran, obvio que está bien sacarlos a pasear, invitar a amigos a la casa o llevarlos a algún lugar diferente de vez en cuando, pero que me digan que pobrecito, está aburrido en casa, es algo que no va con mi personalidad y que nunca lograré entender. He escuchado mamás de pacientes bebés  y de niños menores de 2 años, que lo sacan todos los fines de semana porque pobrecito se aburre en casa. No entiendo como un niño de 1 año se va a aburrir, pero probablemente mi concepto de aburrimiento sea diferente. Si no los estimulamos a usar su imaginación, entonces estamos mal encaminados. Tratamos muchas veces de organizarles a tal punto el horario que no nos damos cuenta que ellos no están haciendo gran cosa en la participación, hasta las horas de juego las organizamos, le damos todo elaborado y no se esfuerzan para aprender a crear e imaginar situaciones de juego, por lo que se aburren.

Si la  creatividad necesita tiempo, entonces que inviertan su tiempo en crear algo. Hay psicólogos que dicen que cuando el niño se conecte con él mismo  y busque actividades o acciones que lo saque del aburrimiento, logrará ser un niño  más flexible cognitivamente, más tolerante y que aprenderá a resolver problemas por él mismo. Eso de que no hay niños creativos pues no lo creo, la mente y el cerebro siempre está funcionando y siempre puede lograr una actividad, aunque sea solo pensar y encontrar soluciones.

No programemos actividades todo el tiempo, que haya ocio y tiempo libre para que cuando el niño supuestamente se aburra se las ingenie a inventar algo y a usar la imaginación como digo a mis hijos. Aburrirse desarrolla autonomía personal, pensamiento propio y no de otros. Dejemos que tengan tiempo para no hacer nada que algo bueno saldrá de ello.

En mi casa está prohibido decir que están aburridos y así seguirá siendo, cada vez lo escucho menos, así que creo que está dando frutos la estrategia.

GN








viernes, 3 de marzo de 2017

Pasito a pasito...



Ayer fue la fiesta de cumpleaños de una amiga muy querida, al llegar a casa tenía en la cabeza la cancioncita de moda, de esas que es la última que escuchas antes de irte y te queda sonando en la mente por un rato largo, entonces es cuando me puse a pensar entre dormida y despierta que en un par de días se acaban las vacaciones escolares, que empieza la madrugadera de vuelta y que ya tengo todos los libros forrados, maletas, uniformes y zapatos listos.

Cuando empezaron las vacaciones nos propusimos en casa "metas del verano", pensé que las que más nos iban a costar eran las de mi hijo de 7 años por su personalidad y por sus gustos. Tres de ellas, las que eran prioridad para mí, eran que aprendiera a manejar la bicicleta sin rueditas, pues ya a esa edad la mayoría de sus compañeros ya la montan, otra era que se leyera 5 libros solito y que completara el veranito en una escuelita de basket. Y, ¿saben qué? Las "metas del verano" fueron cumplidas en su totalidad, todos apoyamos, fue un trabajo en equipo, hasta los abuelos colaboraron para las llevadas al veranito de basket ball y quedó gustándole tanto que quiere seguir jugando ese deporte. La montada en bicicleta sin rueditas fue como la cancioncita que sigue en mi cabeza "pasito a pasito, suave suavecito" mas insistencia del padre de la criatura, después que lo logró entonces ya no había que rogarle que fuéramos a montar bicicleta, salíamos todos los integrantes de la casa a verlo y a hacerle porras. La lectura de los libros fue obra de las nanas, que cuando trabajábamos, ellas lo ponían a leer y al regresar del trabajo me contaba feliz que había leído, los libros en inglés también los practicábamos uno que otro Domingo libre.

Este fin de semana le dije que lo felicitaba porque había cumplido sus metas del verano y las había hecho muy bien. Todos los niños son diferentes y van a su paso y a su ritmo, a unos se les va a hacer más fácil que a otros ciertas cosas y no por eso debemos menospreciarlos y reprocharlos. Ayer casualmente nos encontamos con el hijo de una amiga que tiene casi 4 años montando una bici sin rueditas y muy bien manejada, mi hijo lo vió y se quedó pensando cuando la hermana le dijo que el niño chiquito ya montaba bici y el acababa de aprender, fue entonces cuando empecé el discurso que cada uno va a su paso y que nunca se comparen con nadie , solamente con ellos mismos para mejorar cada día mas.

Seguiré poniendo "metas del verano" en cada vacación y en otras ocasiones, espero que resulten igual de buenas, mientras yo me acostaré a dormir con la cancioncita en la cabeza que hasta de reflexión me sirvió para recordar que todos los niños son diferentes, que unos van despacito y pasito a pasito y otros van mas rápido y en otro ritmo, todo queda en nosotros para guiarlos y ayudar a cumplir sus metas o darle las herramientas para que lo logren.

GN