viernes, 26 de mayo de 2017

La gaveta de los momentos



Muchas veces los detalles más pequeñitos son los que nuestros hijos aprecian más y no me refiero a cosas materiales, me refiero a momentos y situaciones que pasan alrededor de ellos o  junto a ellos.

 A uno de mis hijos le encanta que inventemos un cuento antes de dormir, prácticamente llevamos un libro inventado de varios capítulos sobre unos canguros hermanos, todas las noches tratamos de inventar un episodio, el día que no se puede hay tristeza en su rostro. A la niña le encanta ir a montar bicicleta mientras su padre hace ejercicio y si por tal motivo está programada la salida para este fin y llueve, al rostro le invade una infinita tristeza. El hijo pequeño disfruta un momento de cosquillas, a pesar de pedir "ayuda" para que alguien lo salve, sus carcajadas invaden el alma y él busca para que le hagan mas.

A veces solo una sonrisa o una mirada lo dice todo, a mi me encanta regalarle cosas a mis hijos pero siempre terminan en una gaveta o tiradas en un rincón de la habitación, pero los momentos quedan guardados en su memoria por más tiempo y creo que quiero que permanezcan ahí por siempre, entonces he decidido regalar más "momentos" para que los guarden en un rinconcito de su memoria o de su cerebro, para que puedan abrir la gaveta y encontrarlos cuando quieran. No me interesa que me recuerden como la que regalaba las mejores cosas o juguetes del momento, me interesa que me recuerden por momentos de alegría y por simplemente "estar" presente.

Se supone que el 40% de la felicidad se debe a la actividad emocional que podemos aprender a controlar para ser felices, así que si hay una parte de la felicidad que se aprende y nuestros hijos la pueden aprender de nosotros. Los niños educados en un entorno positivo suelen creer más en ellos mismos y ser mas positivos. Son más felices si consiguen las cosas, sus logros por ellos mismos y por sus méritos y no porque nosotros hayamos decido que ganen una competencia o torneo.

Controlar sus emociones y aprender a hacerlo les genera tranquilidad y armonía en su personalidad y carácter, y muchas veces lo aprenden a hacer por imitación y a través del juego con nosotros los padres o de "momentos" que hayan tenido con nosotros.

Así que seguiré intentando regalarles más "momentos" y recuerdos positivos que regalos materiales, quiero permanecer en esa gavetita de su cerebro y que sepan encontrar esas situaciones que guardaron ahí para cuando las necesitan o simplemente para cuando las quieran recordar, sería algo así como la "gavetita de los momentos", ¿un buen regalo no?

GN

viernes, 19 de mayo de 2017

Déjalo ser...




Mi hijo de 7 años que no quiere crecer porque ser niño es muy divertido, estoy de acuerdo con él  en la parte que dice que es divertido. 

Muchas veces queremos que nuestros hijos hagan cosas de adultos o que actúen como nosotros, les exigimos que se comporten de cierta manera cuando sabemos que a su edad probablemente no lo van a hacer y nos molestamos con ellos porque no hacen lo que nosotros queremos que hagan en determinadas circunstancias.

Esta semana asistí a una reunión en la escuela que en teoría trataba sobre presión de grupo, el expositor se enfocó mas en la parte del alcohol y los niños de 10-11  años, lo cual me parece muy interesante y considero necesario que se traten estos temas. Probablemente no comparto el enfoque que le dio el expositor , pero la idea era muy buena. En una parte el conferencista dijo que les exigíamos mucho a los niños en cuanto a las notas y obligaciones en la escuela, que a veces es más importante enseñarles a ser buenos hijos, buenos hermanos y mejores ciudadanos, concuerdo. Si les decimos que su única obligación es ir a la escuela y sacar buenas notas, estamos por el camino truncado. En algún momento  he comentado en este medio que ojalá existiera una materia en la escuela que enseñara a los niños los deberes ciudadanos, el bien por la sociedad y por nuestros semejantes, que enseñe a cuidar el mundo para que nos dure bien por más siglos y que les refuercen que toda acción tiene una reacción y una consecuencia. Eso para mí es mas importante que sacar notas sobresalientes. Tengo claro que aprender y tratar que les vaya bien en la escuela es parte de una "obligación" pero la escuela es una herramienta de aprendizaje más, no es la única, la mayoría de las herramientas se las damos en casa y queda en nosotros que las aprendan a utilizar. Debemos respetar sus diferentes motivaciones.

Querer que los niños sean adultos pequeños es incoherente, los niños son niños, como dicen por ahí: dejemos que sean quienes son, que se atrevan a ser quienes desean ser.  No los  acostumbremos a que tomen roles que no les corresponden, no los obliguemos a hacer cosas de adultos. Lo que sí debemos hacer es darles la información que necesitan y de nosotros mismos, no esperemos que aprendan sobre los problemas cotidianos de la sociedad (tabaco, alcohol, drogas, sexualidad, estafas, leyes) en la calle, dale la información que necesita en estos tiempos de tecnología, si no se la damos nosotros la buscarán en internet o se la preguntarán a sus amigos y sabemos que no es la mejor información.

Como dice mi hijo, ser niño es super divertido, no los obliguemos a crecer antes de tiempo, que crezcan a su debido tiempo y con loas herramientas a mano para cuando las tengan que utilizar y tampoco vivamos al margen de lo que les rodea, es cuestión de equilibrio.

GN


viernes, 12 de mayo de 2017

¿Qué pasaría?

Las culturas son las culturas, algunas parecidas y otras con muy pocas cosas en común. Incluso las pautas de conducta son distintas. Cuando sales de tu país, por la causa que sea, es que uno se percata o confirmas que muchas cosas son diferentes. Como ando en el otro lado de la bolita del mundo me ha llamado la atención, aparte de la arquitectura y paisajes espectaculares, las máquinas dispensadoras de preservativos que hay en muchos lugares. Me quedé pensando qué pasaría si las colocaran en mi país, probablemente fuera tema de conversación, retractores y movimientos a favor y en contra. 

Siempre he estado a favor que la educación sexual se debe dar en casa, es mas, toda educación se debe empezar en casa y debe ser complementada en la escuela. No debemos esperar que todo lo enseñe la escuela, sobre todo temas que como padres queremos que nuestros hijos sepan, pero obviamente la escuela ayuda a complementar conocimientos y ampliar los horizontes de pensamiento de los niños. Pero tristemente la cultura latina o la que ha prevalecido en los últimos años está inmersa en gran cantidad de tabúes incluyendo la educación sexual.  A muchas de mis compañeras de escuela, el único que nos hablaba de algo de órganos reproductivos y de qué pasaba al tener relaciones sexuales, era el profesor de biología y eso que íbamos a una escuela católica que nos enseñaba que la abstinencia era lo mejor y era lo que había que hacer. Muy pocos de los padres de familia de esa época facilitaban información o se preocupaban por que sus hijos lo supieran y así crecimos con información no clara, o suministrada por nuestros mismos compañeros porque lo habían escuchado por ahí y no de las mejores fuentes, el internet apenas estaba por nacer.

¿Saben qué? No es lo que quiero para mis hijos, ni siquiera nos podemos poner de acuerdo como país para una ley de educación sexual, mientras eso ocurre, que el parecer pueden ser años, les enseño a mis hijos lo que pienso como Pediatra  y mamá que ellos deben saber y de una fuente confiable. ¿Sabían que en Panamá la edad de inicio de tener relaciones sexuales son los 9-10 años? Para escandalizarle, pero es la realidad de nuestro país. Mientras haya personas que aboguen por que los niños deben saber las cosas a su debido tiempo, ese tiempo puede llegar a ser demasiado tarde. Respeto mucho las creencias de las personas, cada uno es libre de creer en lo quiera y de educar a sus hijos como quiera pero hay que saber qué es lo que pasa a nuestro alrededor y cómo esta realidad puede afectar a nuestros hijos. Hay tabúes y creencias populares que hay que romper, lo que puede durar años, mientras eso ocurre trataré de enseñarle a mis hijos lo que existe, lo que hay, las cosas tal cual son para que sepan cómo actuar en momentos determinados de la vida, como parte de una educación integral.

Sigo pensando qué pasaría si pongo una máquina dispensadora de preservativos en un parque público, en una plaza o afuera de una farmacia, pero no lo sabré hasta que pase, lo demás es pura especulación. Es mejor estar abierto de mente y adaptarse a los cambios de nuestras generaciones que vivir en el pasado y pensar que nada ha cambiado.

GN
Desde el otro lado del mundo

viernes, 5 de mayo de 2017

Que se forme la abrazadera...



Me encanta decirle a mi hijo, independientemente del día de la semana, que me de un beso que me dure hasta el lunes y a él le gusta que se lo pida también y la mayoría de las veces van acompañados de un abrazo. Me gusta mucho abrazar a mis hijos y creo que por ese motivo a ellos también les gusta dar abrazos. Mi tercer hijo que tiene 3 años, todos los días en las mañanas me pide  cuando vamos en camino al auto para llevarlo a la escuela que lo abrace, a veces solo lo dice para que lo cargue, pero de que viene el abrazo viene.

Hay estudios que concluyen que al dar un abrazo a otra persona hace que se liberen endorfinas y que haya sensación de bienestar y felicidad, puede reducir la presión sanguínea, ayuda a disminuir el dolor de cabeza y a aliviar la ansiedad, además se diminuye el estrés y la depresión, aumenta el autoestima sobre todo en los niños. También ayuda a no sentirse solo y brinda alegría. Por ahí leí un artículo que los abrazos pueden ayudar a retardar el envejecimiento y ayuda a regular el apetito.

No a muchas personas les gusta dar abrazos, probablemente por costumbre o porque no les daban abrazos de pequeños, en nuestros hijos puede un simple abrazo aliviar el dolor y mejorar el sueño. Por ahí dicen que los abrazos deben durar por lo menos 6 segundos para obtener mayores beneficios, los abrazos con nuestros hijos están llenos de amor y liberan energía positiva, dan fuerza, ánimo y equilibra el estado emocional tanto de los padres como de los niños.

Creo que uno de mis hijos ha aprendido en su subconsciente lo beneficioso que puede resultar un abrazo porque las maestras y  mamás de compañeros de escuela me han comentado que qué lindo niño y qué cariñoso, me dio un abrazo enorme. Se las sabe todas. Las que lo conocen  saben a qué me refiero y el otro va por el mismo camino.

Recibir un abrazo de mis hijos sin pedirlo me hace más feliz aún, y más si es sin esperar nada cambio, simplemente como un acto de amor sincero y desinteresado, que nace del alma y fluye sin obstáculos. ¡Me encantan! Los seguiré abrazando hasta que pueda o hasta que ellos me lo permitan.

Entonces, si obtenemos tantos beneficios, ¿por qué no abrazamos mas? y ahora que se que puede ayudar a regular el hambre con más razón, estos beneficios secundarios me gustan también. Los abrazos diarios y sinceros unen a la familia, forjan un sentimiento de conjunto y de felicidad. ¡Que se forme la abrazadera!



GN