viernes, 28 de octubre de 2016

No sabemos lo que tenemos hasta que lo extañamos...



Sigo de viaje, lo he sentido eterno, con muchas ganas de regresar, 10 días fuera de casa han sido como un mes o más en mi cerebro. Indudablemente el viaje ha servido para actualización de conocimientos médicos, pero por otro lado para comprobar que mi casa, los niños y mi esposito ocupan una gran parte de mis pensamientos, me falta la rutina hogareña, la llevadera y la traedera a las actividades de los niños, los abrazos y los besos de mis tres pequeñitos.

Me encuentro en un Estado de Estados Unidos donde fumar marihuana es legal, donde abundan las pesonas sin hogar y duermen en cualquier rinconcito, donde hay paisajes espectaculares con un clima delicioso. Pero nada como la casa propia y el calorcito casero. Como característica de todos los pediatras con hijos con los cuales he compartido estos días de Congreso, es la "necesidad" de buscar los "regalitos" para nuestros hijos. Muchos hemos caminado incontables cuadras o bloques buscándolos. Una colega buscaba el disfraz de Maléfica, lo tuvo en la mano y se arrepintió, cuando lo fue a buscar de vuelta ya lo habían vendido y está agotado en todas las tiendas a las que fue, otra buscaba un personaje en particular de la serie animada "patrulla canina", otro colega buscó un reloj de "yokai".  Otra pediatra mamá una muñeca de "our generation". Así estuvimos bastantes, buscando regalitos para nuestros engendros. Por lo menos no era la única, yo buscaba cartas de Pokemón y un disfraz de unicornio, después me puse a revisar si lo que llevaba era equivalente para cada uno de los hijos. Inevitable llegar a casa con las manos vacías.

Por mas que me queje a veces de las rutinas cotidianas, nada como estar en casa. La cantidad de personas sin hogar que he visto en los últimos días me dejan pensando lo afortunada que soy, ¿qué historias habrá detrás de cada una de esas personas? ¿Cómo habrán llegado a esas condiciones? Solo ellos saben.  Mañana debo poder dormir en mi cama, debo poder abrazar a mis hijos y eso no tiene precio alguno. Ya después del tercer o cuarto día me quería regresar y el patrón se repetía en todas las mamás pediatras que estábamos en la misma conferencia. No sabemos lo que tenemos hasta que lo extañamos...

GN

PS: ya estoy camino al aeropuerto y llueve, escuchamos "ojalá que lleva café, siembra una llanura de batata y fresa... " ojalá, así todas las personas que dormirán en la calle hoy y con lluvia estarían calientitos y sin hambre, perones una ilusión.


viernes, 21 de octubre de 2016

La decisión más difícil



Tratando de seguir seguir actualizando mis conocimientos pediátricos viajé hace dos días a 7 horas de distancia de mi calientita tierra sin hijos ni mi esposito, solo colegas pediatras. Como me cuesta dormir en los aviones me dió chance de ver tres películas. La primera era sobre unos ilusionistas y cómo hicieron un robo con su magia, la verdad es que estaba muy buena, de esas que hacen que te enganches en toda lantrama. La segunda película era sobre un jugador  negro de futbol americano  y cómo en la época cuando el racismo en el estado de Alabama estaba  muy fuerte el equipo y el entrenador del muchacho lograron integrar a su equipo y a todo el estado a través de Dios. La tercera película es de esas que te deja pensando y recapacitando sobre muchas cosas que ocurren en nuestras vidas. Desde que inició la película las lágrimas se me desbordaban solas, no podía parar de llorar y tampoco quería dejar de ver la película. Mi colega sentada justo al lado solo me miraba, se reía y yo seguía llorando.

La película en cuestión se trataba de una niña y luego adolescente con un tipo de leucemia rara que luchó muchos años al igual que su madre y el resto de la familia por mantener su vida. Toda la familia giraba  en torno a la enfermedad y al sufrimiento de la niña, se descuidaron muchas otras cosas al igual que a los demás hijos, pero no voy a contar mas por si alguno ve la película de casualidad. Lo cierto es que si un hijo tiene un problema es muy común que se vuelquen los cuidos hacia ese hijo y se descuiden los otros sin que sea intencional. Como me dijo una amiga una vez, si tienes tres hijos y tienes tres dólares debe ser un billete para cada uno aunque uno lo "necesite" mas que los demás. A veces no nos damos cuenta que si un hijo se ve afectado por algo los demás hermanos y los que conviven juntos se ven afectados también, los descuidamos y no nos percatamos por tratar de arreglar el asunto que nos parece mas importante en ese momento.

Tratemos de siempre hablar con nuestros hijos, de preguntarles cómo se sienten ante determinada situación, no es prudente suponer lo que ellos piensan o cómo deben actuar, puede ser que los problemas se hagan mayores. Siempre tomemos en cuenta las opiniones de nuestros hijos, siempre. Ellos tienen derecho a expresarse y a opinar pero a veces no se lo permitimos y muchas veces nos pueden ayudar a tomar las decisiones más difíciles de nuestras vidas.

Realmente la película era muy triste, quedé hasta con dolorcito de cabeza de tanto llorar, pero a pesar de no haber vivido nada semejante en mi hogar, me dejó pensando cuando ocurren las cosas a menor escala, situaciones que en vez de afectar al involucrado directo afecta a los indirectos. Después de ver la película quería regresar a darle un abrazo inmenso a mis tres hijos pero recordé que lo hice antes de salir de casa y me reconforté solita. A pesar de haber llorado un tercio del vuelo por masoquista porque bien hubiese podido apagar la película, reflexioné con mis pensamientos. Dudo que vuelva a ver películas tristes en un vuelo, pero a todo hay que sacarle provecho en esta vida que es pasajera.

GN

PS: la película se llama "la decisión más difícil".

viernes, 14 de octubre de 2016

Trabajaré en ello



La semana se me pasó volando, una vez escuché que mientras más edad tenemos el tiempo vuela más rápido, si esta premisa es cierta me estoy poniendo vieja. Entre el último escrito que hice para el blog y hoy, siento que solo pasaron como dos días y en realidad fueron  siete. Me acosté pensando sobre qué tema escribir y no se me ocurrió nada, así que rogué que soñara con algo sobre qué dilucidar en la mañana.

Al acostarme me costó dormirme, me dormí pensando en todas esas personas que tienen cáncer y por las situaciones que pasan. Por las madres que se les diagnostica un cáncer y cómo les  cambia la vida entre cirugías y tratamientos prolongados. Por mas que no se quiera cambia la dinámica familiar y la forma de pensar de las persona afectada y de los que los rodean, sean amigos o familiares. Siempre que escucho cuentos, historias o noticias de estas personas pienso una y otra vez que el ser humano es vulnerable, pero en nuestra agitada y "ocupada" vida nos creemos intocables, casi inmortales, pero la realidad es otra, nunca sabremos hasta cuándo estaremos en esta tierra, todo puede cambiar en un segundo, en un pequeño instante.

Asumo que por dormirme pensando en eso y andar filosofando temas incómodos para mí, me desperté varias veces durante la noche, entre el estado de vigilia y sueño me venía a la mente que tengo días que no hago ejercicio, que ayer comí malísimo, las pocas horas de sueño que iba a tener hoy, me acordé que aún faltan 3 semanas para mi cita para la mamografía y ultrasonido de mamas como parte de la prevención  anual que debemos tener y para acabar de rematar me levanté con dolor de garganta y cuando me revisé tengo la garganta con infección.

Solo pido que luego de reflexionar, los momentos que estoy con las personas que quiero y que de verdad me importan, los aproveche al máximo, que los mínimos detalles de la vida diaria queden guardados tanto en mi memoria como en la de ellos, no tienen que ser magistrales, hay detalles y momentos de la vida que son pequeños pero perfectos  como un simple "te quiero" y "estoy orgullosa de tí", así como un beso inesperado que me den mis hijos o un abrazo "que me dure hasta el lunes".

Queramos nuestro cuerpo y nuestras vidas, en el mes de la prevención contra el cáncer, realicemos los exámenes que tengamos que hacernos, tengamos siempre el mismo mes para que no se nos olvide, no tengamos excusas baratas como "no tengo tiempo" o " me lo hago el próximo año", puede que nos arrepintamos  o ya sea muy tarde. Me pondré a trabajar en ello.

GN


viernes, 7 de octubre de 2016

Cambian cosas



Cuando nos enteramos que vamos a ser mamás por primera ni siquiera nos imaginamos lo que nuestras vidas van a cambiar, a pesar de haberlo escuchado múltiples veces.

De las cosas que ocurren, aparte del cambio de la vida que llevábamos, es conocer el amor puro y verdadero desde probablemente antes de conocer al o los frijolitos que llevamos dentro, como le digo a mis pacientes, comprobamos que el amor a primera vista sí existe y es real.

Nos damos cuenta que somos capaces de hacer cosas que no pensábamos realizar. Hoy la Niña de mis ojos cumple 10 años,  la que me hizo mamá por primera vez.  La que me sacó el instinto materno a flor de piel y la que me enseñó que ser mamá es una de las experiencias más maravillosas que pueda tener.

Cuando somos mamás no solo tenemos menos tiempo para nosotras, ahora compartimos tiempo del día con estas pequeñas personitas que son captadoras de tiempo y las que hacen que las prioridades cambien por completo. Cuando somos madres comprendemos mejor a nuestros padres y después de haberlos criticado probablemente actuémos parecido a ellos.

Cuando somos madres apreciamos los minutos de sueño mas que antes, así como también los minutos de silencio aunque estos minutos a veces puedan representar algún peligro inminente. Aprendemos a dominar el arte de improvisar canciones, historias, disfraces y curas mágicas.

Por muchas razones los días no parecen durar 24 horas y por otras no podemos ir solas al baño, dormir apretados o recibir caminantes nocturnos puede ser parte de nuestras noches.  Conocer los dibujos animados y los nombres de los personajes puede ser parte de nuestra vida diaria y así continuan nuestras vidas a diario amando profundamente e incondicionalmente a los frijolitos que van creciendo y madurando en el camino.

Gracias princesa por enseñarme tantas cosas, han sido unos 10 años llenos de magia y aprendizaje contínuo. Te amo profundamente y gracias por quererme tal cual soy, siempre serás la Niña de mis ojos.
¿Y a tí cómo te ha cambiado la maternidad?

GN