viernes, 30 de junio de 2017

Conversaciones nocturnas...



Una de mis partes favoritas del día es cuando mis hijos se van a dormir y yo me siento dentro de la habitación a esperar que caigan en los brazos de Morfeo. Obviamente cuando se están demorando para dormirse ya me va entrando la desesperación y quiero apretarles un botoncito para que sueñen rápido con los angelitos. Tenemos hasta una rutina. A mi hijo de 7 años le encanta que le "espante las pesadillas" y yo se las saco de su cabeza, oidos, boca con la mano y le deseo que entren sueños lindos como maripositas y angelitos. Antes tiraba las pesadillas por la ventana o las lavaba en el lavananos del baño, pero ya he optado que para ir mas rápido me trago las pesadillas y resuelto el problema. Todos nos decimos buenas noches, te quiero, que sueñes lindo, etcétera y  entonces , la mayoría de los días, empieza la preguntadera, el cuento que pasó hace tres días en la escuela, que el ejercicio de ciencias sociales, la práctica tal,  una que otra vez me dicen que tienen hambre o que se les olvidó "hacer pis".

Justo ayer, cuando mi hijo del medio estaba listo, arropadito y acurrucado, con la luz apagada me pregunta:
-Mami, ¿todas las mamás son unas súper mamás?
-¿por qué lo preguntas?
-porque creo  que con solamente tener hijos te convierte en una super mamá
-¿por?
-lo que pasa es siempre hacen muchas cosas
-¿cómo qué?
-tu trabajo normal, despertarnos, dormirnos, sacar la ropa, hacer la comida, llevarnos a cumpleaños, ir al supermercado y comprar todo lo de la casa, estudiar,  cuidar a papi, ir a comprar medicinas y mas cosas...
-¿te parece que si hago todo eso soy una super mamá?
-estoy seguro... bueno, los papás también pero creo que un "poquito menos"
-¿por?
-su trabajo normal, pagar la escuela y la casa, a veces cocinar y bueno mas cosas que no me acuerdo...pero ¿sabes qué mami? Te amo

A veces, después de muchos cuentos quiero que se duerman, pero para mí es una de las mejores horas del día y de los mejores momentos. Ese tiempo es de ellos y mío, compartido solo para nosotros, es lo máximo. Ojalá esas conversaciones ocurrieran todas las noches de mi vida. Los pequeños momentos esos que me llenan el alma y me hace sentirme de verdad la mejor mamá aunque no lo sea son los mejores, aunque cuando ya estén listos para dormir me digan que tienen hambre, que no quieren ir a dormir, que quieren hacer pis, que les duele un dedo del pie cuando llevan todo el día saltando como si nada, independientemente de todo eso es nuestro momento, una conversación nocturna muy valiosa.

GN

viernes, 23 de junio de 2017

Seguiré tratando...



Estoy sumamente enojada, estamos en una sociedad en que muchas personas catalogan a otras con características erradas. ¿A qué me refiero? en este caso específico los catalogados son los Pediatras y muchas mamás.

Hago constar que ésta es solo mi forma de pensar y no la de mis colegas, pero muchos nos vemos involucrados en comentarios dañinos, mal intencionados y lo peor, que es lo que más me molesta, muchas veces los comentarios vienen de parte de muchos colegas. Asumo que todas las profesiones pasará lo mismo, aunque no me conste.

Hay gran cantidad de colegas que tratamos de actualizarnos lo más que se puede, pero es obvio que nos guste más ciertos temas que otros. Los que me apasionan son apego temprano, la alimentación del niño en el primer año de vida, trastornos de integración sensorial, desarrollo del niño, prematuros tardíos y sus complicaciones a largo plazo y lactancia materna. Todos tienen una razón de ser y hay causas particulares de mi pasión por ellos, ya que como mamá he pasado por tantas vivencias con mis tres hijos que me han interesado esos temas por circunstancias varias.

Cuando los estudios de investigación y las revisiones de los mismos indican que ciertas terapias son mejores que otras, lo más probable es que lo vayamos a recomendar a los pacientes, pero cada caso es único y particular. Puede ser que cierta forma de tratamiento le sirva más a un paciente que el otro y se tenga que ajustar la intervención o el tratamiento.

Uno de los temas más controversiales siempre será la lactancia materna, lo cual en contra de lo que yo pensaba que es algo tan natural y lo único que se le debe ofrecer al bebé durante los 6 primeros meses de vida y luego continuarla junto con la alimentación complementaria, resulta ser que es un tema que lo han hecho tan complicado que no se lo merece. Siempre será lo mejor para el niño y la madre eso lo sabemos, pero vuelvo a repetir que cada caso es individual y diferente. Lo que no puedo permitir es que si una madre decide no dar pecho exclusivo a su bebé por alguna razón que ella tenga, las demás personas la cataloguen como la peor madre hasta el punto de hacerla sentir del tamaño de una hormiga. Hay madres, y muchas, que hacen hasta lo imposible por dar pecho exclusivo y a pesar de ciertas dificultades lo logran, pero no todas son iguales. Hay otras que por circunstancias de la vida, enfermedades, relaciones familiares y otra gran cantidad de cosas no lo logran hacer como ellas querían y otras simplemente deciden que no van a dar pecho del todo. Mi pregunta es ¿Por qué juzgarlas? cada quién es libre de hacer lo que quiera y decidir lo que es mejor para su hijo siempre y cuando no se ponga en riesgo la vida del niño, de la madre y de los que vivimos alrededor.

Así mismo como catalogan a estas madres por las decisiones que toman, también etiquetan a los Pediatras que somos anti lactancia, anti apego temprano, anti muchas cosas. Lo peor es que generalizan sin saber las circunstancias de cada caso, de cada madre, de cada Pediatra. ¿Por qué mi enojo? porque pueden desbaratar a alguien, llámese madre, abuela o pediatra, con comentarios sin sentido y sin razón de ser, que muchas veces los hacen sin ser malintencionados y otras con  mal intención y alevosía. Siempre trato de no enojarme, pero hay veces que no lo logro, que "me hierve la sangre" pero bueno, yo seguiré tratando como digo siempre de ser pro lactancia materna, pro apego temprano, pro vacunas y muchos pro que hagan que los niños sean más sanos y felices.

GN

viernes, 16 de junio de 2017

La bata...

Cuando yo estaba pequeña y mencionaban la palabra "médico" me venía a la mente un señor alto, de voz ronca, con un estetoscopio, un maletín negro en una mano y que vestía una bata blanca. Parece que según la literatura y las referencias sobre la vestimenta de los médicos, la bata blanca es el ícono, algo así como el ícono de la moda pero entre los médicos y la cual un tiene significado histórico.

Se inició usando esta prenda de vestir  para prevenir infecciones cruzadas y la gente relacionaba el blanco con el mundo de la ciencia. Ir al médico ya no suponía la muerte, el blanco se comenzó a asociar con la salud, la vida y la protección. Así que desde finales del siglo XIX, vestir bata blanca, era tener tremenda autoridad. 

Cuando estudié Medicina y llegas a la mitad de la carrera, incluso hay una ceremonia de vestirse de blanco y con la mencionada bata del color angelical, aún se hace y la verdad sentía mucho orgullo al usarla, me sentía importante, aunque no supiera en esos momentos casi nada de Medicina. La usé bastantes años durante mi formación, incluso la veía cómoda para guardar todos aquellos utensilios que necesitábamos instantáneamente durante la época del internado médico, me protegía de secreciones, de salpicadas de sangre y de otros fluidos.  Cuando hacía la residencia de Pediatría cambié la mayoría por batas de muñequitos y de colores para que le gustaran a los niños y en teoría no lloraran tanto al examinarlos, pero no estoy segura que diese resultado.

Cuando ya "era grande" y empecé a ejercer mi práctica clínica decidí no usarla, la bata blanca hacía que los niños lloraran al verla, pero con el pasar de los años me he dado cuenta que si la usas  o no, la diferencia no es mucha, incluso no notas cambios en la actitud de los pequeños pacientes, así que mi teoría fue descartada. Simplemente no la uso ahora porque no me gusta mucho y el beneficio de protección que puede tener para mí es cuestionable, aunque para muchos no,  el lavado de manos pesa mil veces más que usar una bata. Se sabe que cualquier ropa que lleve una persona llegará a estar contaminada por microorganismos. La clave en la prevención de infecciones radica en un correcto lavado de manos para prevenir la movilidad de microbios desde estas superficies hacia los pacientes.  Sí me ha protegido contra vómitos y estornudos, pero también ha pasado que me han vomitado los zapatos sin afectar la parte de arriba de la vestimenta. Todo dependerá a qué rama de la Medicina te dedicas, pero que no es ultranecesaria no lo es. A lo que algunos médicos discreparán conmigo y si no la lavan en repetidas ocasiones puede ser foco de enfermedades, se debe usar  y lavarse diario claro está, así la protección es bilateral, si no se lava diario creo que ni la deberían usar.

Caminando por el hospital donde laboro, los que si la llevan puesta son los médicos, en su mayoría, de mayor edad que la mía, les voy a preguntar por qué la siguen usando. La verdad es que ya la veo como algo puramente simbólico y en teoría para transmitir autoridad y respeto, pero la bata no hace al médico. El respeto y la comunicación con el paciente se puede dar sin una vestimenta en particular. Seguiré no usándola, ya no la amo como antes y por supuesto que no me molesta que otros la usen, pero ya no le veo el fin, aparte de ser un código de vestimenta y de protección en algunas ocasiones específicas. Espero no estar violando algún código secreto  que no me he dado cuenta que existe...

GN

viernes, 9 de junio de 2017

Los chats...

Esta semana varias personas, incluyendo pacientes y amigas, me enviaron una foto de un artículo que salió en un periódico de otro país sobre el uso del "whatsapp" y el a uso de las consultas por este medio a los médicos, sobre todo a pediatras y ginecólogos. Este tema incluso, desde hace muchos meses, tal vez los últimos años, ha sido motivo de charlas y conversaciones extensas entre médicos y en mi caso también con colegas pediatras que se encuentran en la misma posición que yo.

Si yo guardara todas las "conversaciones por chat" me comprenderían, hay de todo. Creo que a los pediatras lo que más nos llama la atención son las fotos de materia fecal en todas sus formas y en la mayoría de la gama de color entre amarillo, verde y chocolate sin mencionar contexturas. Creo que cada uno de mis colegas hemos recibido estas fotos cuando estamos comiendo y no precisamente en buenos momentos, creo que hasta alguna amiga que esté al lado mio le ha tocado ver alguna que otra. Tengo una colega que se enfurece cada vez que le mandan fotos de genitales, ella alega que se expone al niño sin su permiso y que hay que proteger a los niños de su intimidad desde que nacen. 

Otras de las preguntas por chat son sobre la leche que usa, la comida, la cuna, el jabón que hay que usar, si puede salir a la calle (llámese fiestas de cumpleaños, escuelitas, piscina, paseos al centro comercial, viajes en avión, carro o bote) si los niños están enfermos, con fiebre, brotados o sanos.

Entiendo perfectamente que hay que "modernizarse", muchas cosas se pueden tratar de resolver por chat, pero nunca nada va a reemplazar evaluar al paciente, verle la garganta directo y no por foto, ver su estado general en vivo y no por video, tocarle la piel, simplemete verlo. Si los niños no mejoran con lo que uno pueda indicar por teléfono hay que ver al niño, después se complica la situación y anda uno lamentándose. A veces también es mejor una llamadita a unas letras que no se ven instantáneamente y en el preciso momento en que se manda. Acepto que la tecnología ayuda muchísimo pero exponer al niño innecesariamente no es la idea. 

Esto seguirá siendo tema de conversación por años, incluso cuando le contaba a un cologa cirujano proctólogo las fotos que yo recubía en mi teléfono móvil, se sonrió y me dijo: si yo te contara lo que yo recibi te desmayas...lo mismo que me dijeron mis colegas ginecólogos, cada uno con lo suyo.

La mayoría de las cosas deben tener límites y ser utilizadas de la mejor manera posible, abusar de estos medios no tendrá un buen resultado final. Uno de los chats que más me ha impresionado fue uno que recibí un sábado como a las 4 pm: "hola doctora, soy tal persona, usted vio a mi hijo hace 4 años por primera vez, desde ese entonces no lo ve. Tiene 5 días enfermo, me encuentro afuera de su consultorio pero está cerrado, le escribo para que lo venga a ver así que la espero porque usted es su Pediatra".  Obviamente muchas personas le dan buen uso al medio, pero tristemente no todas, en lo que pueda ayudar estoy segura que ayudaré pero no siempre se puede por esta vía. 

Como dije una vez: ojalá me mandaran más fotos de niños felices que de heces y genitales. 

GN

viernes, 2 de junio de 2017

La maternidad me persigue

Cuando voy a un congreso de Medicina siempre me pongo feliz, pero una parte de mi corazón se alegra porque son esos días en los cuales puedo dormir más del promedio diario, sin interrupciones, en silencio y con las almohadas deliciosas de los hoteles.

Estoy en un bello país de Suramérica, el vuelo desde mi tierrita calientita y húmera dura 6 horas, cuando el día antes del viaje realizaba el "web checking", me percaté que el puesto número 5 y del pasillo del avión estaba vacío, sin pensarlo cambié mi asiento casi al lado del baño por este tentador puesto. Al entrar me siento cómodamente esperando que llegaran los vecinos de los asientos de al lado, en eso aparecen un señor muy alto junto a su hijo de aproximadamente 5 años. Solo pensé: ojalá esta criatura duerma mucho y no le de dolor en los oídos, acto seguido me invadió un remordimiento de conciencia por pensar esas cosas si se supone que al ser mamá de tres y pediatra debo tener alta tolerancia a los niños. El pequeño infante se acomodó en su silla al lado mío y notaba algo nervioso, se movía de aquí para allá y prácticamente recostado sobre mi hombro. Su padre le hablaba en un idioma que yo no comprendía. Tanto se movía la criatura que el sobrecargo amablemente me ofreció cambiarme de asiento, así que le contesté que apenas despegaba aceptaba el nuevo asiento. Hubo un despegue perfecto, el papá le ofreció unas galletitas que quedaron hasta en su cabeza y cuando volteo a ver al papá ya se encontraba dormido. Le pregunté al niño si quería ver una película pero obviamente no me comprendía, así que decidí colocarle una película de niños, fue como si le hubiese puesto el botón de "off" a aquella personita de ojos con mirada profunda. Al acabar la película el niño me miraba como diciéndome algo, así que decidí colocarle otra pues, en eso despierta el padre, y al ver que su hijo veía la pantalla me hacía señas, yo pensando que me iba a regañar y lo que quería era que le pusiera película a él también. Trajeron la comida y aquella criatura se comió hasta el último pedacito de pasta que había en el plato y cayó profundamente rendido. Cuando despertó faltaban aún 2 horas y media para aterrizar, así que le puse la tercera película, en esta casi que quedaba en mi regazo de la meneadera que tenía, hasta el papel de migración tuve que llenar porque no comprendían el idioma, ahí me di cuenta que eran de Haití. Hay que darle mérito al papá que viajó solo con su hijo, si dijo 10 palabras en 6 horas fue mucho, se comió toda la comida y fue solamente una vez al baño. 

Analizando la situación ese niñito de la mirada bonita se portó excelente, no quiero ni compararlo con los míos. No dormí ni un segundo, casi que cuidé en todo el vuelo al niño, las mamás, no se si todas, tenemos como la maternidad al flote en ciertas circunstancias.

Al ir saliendo del aeropuerto vi cuando una señora que parecía ser la mamá del niñito, lo abrazaba y besaba, y mis ojos nublados de lágrimas como la misma boba.

A veces debo comprender que no me de o meter en lo que no me incumbe, pero creo que no le hice daño a nadie y quedó como anécdota, nunca me cambié de puesto, así que...

GN