domingo, 29 de octubre de 2017

Carta a mamás y papás.

Queridas mamás y también papás:

En los últimos años en que la tecnología  ha avanzado exponencialmente un sin número de videos para niños han salido con el fin de enseñar a nuestros hijos múltiples aspectos, hay infinitos videojuegos y consolas, programas televisivos  que hasta se promocionan que son para bebés. Todo esto ha hecho que haya ocurrido un profundo cambio en la sociedad, en las familias, en la educación e influye directamente en el tiempo de ocio de nuestros hijos y en su distribución de "tiempo libre".

Jugar sin aparatos electrónicos, no solamente va a divertir a los niños, si no que al jugar están aprendiendo, desarrollando un sin número de habilidades y el simple hecho de jugar  hace que el cerebro "se active". Jugando se estimulan varias hormonas como la serotonina que disminuye el estrés, endorfinas que transmiten felicidad, acetilcolina que mejora la concentración y la dopamina que estimula la actividad física y hace que los músculos reaccionen ante el juego y ayuda  además a  estimular la imaginación.

Es obvio que los tiempos han cambiado  y nuestros hijos no se divierten con los  mismos juegos con que lo hacíamos nosotros, pero jugar es una necesidad del ser humano y siempre formará parte de nuestras vidas. Debemos enseñar a nuestros hijos a jugar, los niños buscarán lo que conocen y si juegan más con aparatos electrónicos que al aire libre, eso es lo que buscarán. Se dice que debemos jugar con nuestros hijos por lo menos 20 minutos tres veces a la semana, es decir que en total es una hora a la semana y muchas veces ni lo logramos por el agitado mundo en en que vivimos.

Nos sentimos culpables si nuestros hijos nos dicen que están aburridos y los llenamos de actividades y planes para que no "se aburran". Del aburrimiento nacen grandes ideas, grandes beneficios y podrán descansar de la cantidad de estímulos del mundo que los rodea, podrán descubrir sus propios intereses y conocerse a sí mismos.

Dejemos que nuestros hijos sueñen, imaginen cosas, jueguen solos y con otros niños, siempre estarán aprendiendo, dejemos que su mente divague de vez en cuando ya que es importante para su desarrollo.  Es necesario el bienestar emocional para que exista un buen funcionamiento mental.

El juego trae beneficios incontables, les da oportunidades a nuestros niños para que aprendan quiénes son, para que sepan el alcance de lo que pueden lograr, para que aprendan a relacionarse con los demás y a identificar emociones. Muchas veces nosotros mismos no cooperamos, no dejamos que jueguen bajo la lluvia o que jueguen en los charcos, si sacan todas las ollas de la cocina para hacer un fuerte los regañamos, o si inventan algo que no nos gusta les cortamos la imaginación. Siempre debemos estar pendientes de ellos para prevenir accidentes, pero dejemos que sean quienes son, dejemos que sean niños, no pretendamos que son adultos y controlemos todas sus horas del día, dejemos tiempo para el juego y también para el aburrimiento, los beneficios son tantos que estamos perdiendo el tiempo, aprovechemos ahora que son niños que después el tiempo no regresa y el tiempo  no es renovable y la niñez no vuelve.

Saludos,

GN


viernes, 20 de octubre de 2017

Yo no rayé la pared...

Hijo, ¿te lavaste los dientes? entonces obtenemos una respuesta positiva y el cepillo de dientes está seco; hija, ¿recogiste los juguetes? y la mayoría de los juguetes están fuera de lugar.  Creo que la mayoría de los que somos madres y padres hemos pasado por esta situación o alguna similar.

Hace unos días una amiga me preguntó que por qué los niños mienten. Todos los niños, sí, todos los niños mienten alguna vez en su vida y no siempre es por la misma razón.  Muchas veces es por miedo, para evitar un castigo, falta de seguridad en sí mismos o incluso falta de autoestima. 

Los niños que son menores de 3 años no mienten conscientemente, aunque puedan decir cosas que no son ciertas, para ellos solo son. En cambio los niños entre 3 y 5 años no son conscientes de sus mentiras pero éstas forman parte de su juego imaginativo y de las fantasías de su edad, por estas mentiras no debemos preocuparnos mucho a menos que lo hagan constantemente y con ello logren lo que quieren obtener o lo que desean. 

Los que son mayores de 5 años ya mienten de manera consciente, ya saben la diferencia entre la verdad y la mentira, pero puede que no tengan claro que mentir es malo o que no se debe hacer y eso queda en nosotros que lo aprendan correctamente. 

También pueden mentir porque, como padres, les exigimos demasiado y al no poder cumplir con nuestras expectativas prefieren mentir para no defraudarnos.

Hay niños que inventan tener dolor de barriga, de oído o sentirse mal para no ir a la escuela, muchas veces no sabemos si es cierto o no y actuamos de la manera incorrecta.  Lo ideal es saber porqué están mintiendo, enseñarles la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, escudriñar la razón si es muy frecuente que nos mientan es lo ideal, puede que nos encontremos con alguna molestia en el fondo como falta de confianza en ellos, miedo porque algún niño lo molesta en la escuela o imitación porque también les mentimos a ellos.

Cuando nuestros hijos son pequeños algunas mentiras hasta risa nos dan, como por ejemplo cuando encontramos la pared llena de témpera y al preguntarles quién manchó la pared nos dicen que ellos no fueron y tienen hasta en la nariz tempera, no sabemos si reír o llorar, pero es mejor conversar con ellos y poco a poco van a comprender que decir mentiras no está bien y que siempre es mejor decir la verdad, pero si nosotros les mentimos nunca aprenderán.

GN

viernes, 6 de octubre de 2017

No es malo querer dormir....

Siempre digo que después que uno se convierte en mamá no duermes igual que antes, es así, es real sobre todo los primeros meses de vida de un bebé en que se despiertan seguidos para alimentarse. La mayoría deseamos con ansias que el bebé duerma toda la noche para uno poder descansar, obviamente hay niños que les demora más que a otros y terminan durmiendo toda la noche hasta después del año de vida.

Si tenemos un hijo enfermo es otra historia de trasnocho, claro que no dormimos igual velando a nuestras criaturas, vigilando si tienen o no fiebre, pendientes que no se pasen las horas de medicina y como le pasó a una amiga ayer que a su nena le mandaron un medicamento que la tenía inquieta, menos dormimos. Pero bueno, claro está que no están enfermos todos días y no todas la noches.  Hay mamás que dicen que sus hijos son unos ángeles y que han dormido perfecto siempre por lo que ellas no tienen problemas de sueño, ¡Bien por ellas! me alegro muchísimo, eso es una gran bendición y de verdad envidiable, pero no es el común denominador.

Creo que yo he pasado por muchas etapas y situaciones, desde la de pecho exclusivo y de levantarme literalmente cada 2-3 horas, hasta días geniales en que mi marcador de sueño refleja que he dormido 9 horas. Aquí podemos incluir las enfermedades banales mías y los resfriados de mis hijos, además de los incontables turnos y dormidas fuera de casa por trabajo. Cuando me puse a buscar en esos marcadores de sueño del teléfono móvil, dice que más o menos en promedio duermo 7 horas, a primera impresión no está tan mal, pero ¿saben qué? quiero dormir 8 horas al día, así que me pondré a trabajar en ello, probablemente cuando logre dormir 8 horas diarias diga que necesito 9 horas y así me voy, la inconformidad, pero mientras aprovecharé las 7 horas de sueño diarias y trataré de organizar mejor el  tiempo aunque resulte bien difícil hacerlo.

Cuando salgo del país a Congresos, aprovecho para acostarme temprano y dormir largo y tendido, hasta que me siento rara, pero esos momentos hay que aprovecharlos, aunque sea una o dos veces al año. El tema del sueño en las mamás es un tema muy sensible, creo que muchas estamos en el mismo bando, pero no nos quejamos por ser mamás, nos quejamos por querer dormir más horas al día o por mejor calidad de sueño  como aquellas que duermen con sus hijos y sienten a media noche una patada o un brazo en la cara, o aquellas que dan pecho y duermen con la teta afuera toda la noche. En el fondo nos quejamos pero si realmente nos molestara hiciéramos algo al respecto, así que creo que deberíamos  disfrutar las horas de sueño que tenemos  y pensar, como hago muchas veces, que algún día dormiré como yo quiero y la cantidad de horas ideales para mí y empezar a hacer mi plan de acción.

No es malo querer dormir o mejor dicho no es malo desear dormir como queremos hacerlo, pero bueno, cada cabeza es un mundo y cada quien sabe lo que necesita. Por mientras les aconsejo a las mamás de bebés pequeñitos, si el bebé duerme, duerma usted, aproveche. A las mamás que tengan hijos de cualquier edad, duerma siesta si puede aunque sea 20 minutos, es reparador. Disfrutemos a nuestros hijos cada minuto aunque sea en las noches en vela, porque cuando se vayan de casa extrañaremos esa convivencia con ellos.

GN