viernes, 28 de agosto de 2015

La escena repetida...



En los últimos meses ha pasado frente a mis ojos una escena que se repite por lo menos una vez al mes, en el mismo edificio y aproximadamente a la misma hora.  Cada vez que ocurre esta escena por mi mente pasan múltiples pensamientos y hoy estando en mi casa me he quedado pensando en ésto.

¿Cómo es la escena? La mayoría de los días de semana, antes de iniciar la consulta, paso a ver los pacientes hospitalizados, independientemente que sean bebés recién nacidos sanos, prematuros en cuidados intensivos o algún bebé hospitalizado por alguna patología. Para pasar esta visita tengo que ir a la parte del hospital donde se encuentran estas salas. Es entonces cuando de repente me encuentro a una niñita en silla de ruedas, calculo tendrá 6-7 años, empujando la silla un adulto masculino (que supongo que es el papá) y a su lado una señora joven (asumo que es la madre de la niñita). La niñita no tiene cabello, si sigo asumiendo supongo que es secundario a algún tratamiento de cáncer infantil, pero lo que más me llama la atención es que la señora que siempre la acompaña tampoco tiene cabello, es como si se lo hubiese quitado para estar igual que la niñita incluso en una ocasión me pareció verlas vestidas iguales. Todo esto puede ocurrir en 10-30 segundos mientras me los cruzo en mi camino o yo me cruzo en el de ellos, nunca los he escuchado hablando, siempre que los he visto van callados.

Les cuento qué es lo que pienso, mis suposiciones. Asumo que la pequeña tiene un cáncer infantil, el más frecuente es la leucemia linfocítica aguda, y que cuando me los encuentro se dirigen o salen de la sesión de quimioterapia que le corresponde. Asumo que su madre se cortó el cabello igual que la niña para que no se sienta sola en el duro caminar que tiene que pasar. Todo esto es asumiendo…Varias veces he estado a punto de parar para cruzar un par de palabras con ellos, pero no me he atrevido. ¿Qué les puedo decir? Si les pregunto qué hacen o hacia dónde van parecería que soy una metiche, si le digo a la señora que qué hermoso gesto el haberse cortado el cabello como el de su hija puede ser que parezca entrometida y ¿si al final resulta que todas mis suposiciones son falsas?, si les digo a la niña que la admiro por lo valiente que es entonces puede ser que ni sepan de qué estoy hablando. Soy malísima hablando con personas que no conozco y hasta con las que conozco, pienso que la culpable es mi madre que mil y una vez me dijo que no hablara con extraños. Romper ese hielo me cuesta, no me gusta entrometerme en la vida de las personas. Pero este caso en particular me llama la atención. Si mis suposiciones son ciertas y la madre de la niña se cortó el cabello como ella, la alabo, la mayoría de las que somos mamás, por no decir el 100%, haríamos lo que fuera para aliviar la pena de un hijo enfermo. Por lo menos yo haría hasta lo que esté en mis manos para brindarle amor incondicional y apoyo infinito.

Lo mas cerca que he estado del cáncer es cuando hacía la especialidad de pediatría y pasábamos por la sala de hemato oncología, es una sala especial, nunca la voy a olvidar, Ahí me di cuenta que esa no era la subespecialidad para mí, no me gusta lidiar con el sufrimiento de los niños y sus familias y menos si el desenlace es fatal, si hay que hacerlo lo hago lo mejor posible, pero prefiero mil veces lidiar con la vida nueva y la alegría de tener hijos sanos.  Cuando un niño enferma, toda la familia enferma con él, por lo que los tratamientos deben ser integrales y referidos a todo el núcleo familiar. El diagnóstico de un cáncer es siempre una experiencia inesperada y traumática. Muchos padres consideran la enfermedad de su hijo como una sentencia de muerte, sin esperanza alguna. Ante la enfermedad la actitud es distinta porque algunos padres la sospechaban en su hijo antes de que fuera diagnosticada. Pacientes y amigas me han dicho que sus hijos tienen algún tipo de cáncer por un determinado síntoma, tendemos a pensar en lo malo.  Otros se sorprenden de la rapidez con que se ha desarrollado el tumor y  hay padres que nunca se habían planteado la posibilidad de que su hijo pudiera padecer esta enfermedad. En cualquier caso, un cáncer es un elemento desestabilizador para cualquier familia, independientemente de la capacidad de adaptación a situaciones de crisis.  Gracias a los avances de la medicina, la supervivencia de los niños enfermos de cáncer a los cinco años del diagnóstico se sitúa cerca del 70%. Pero igual, tener un hijo enfermo de cáncer no es una experiencia que queremos tener.


No se si me vuelva a encontrar a la niñita en la silla de ruedas junto a la señora que asumo es su madre, tampoco se si me atreva siquiera a preguntarles algo, pero si van constantemente al hospital es por alguna enfermedad la cual deseo que se mejore o se cure por completo. Admiro a todos los que afrentan estos problemas, no es fácil y menos lo es vivirlo día a día y en carne propia. Para mí siempre serán súper niños que se ganan el premio a la valentía y súper mamás que se llevan el premio mayor de admiración.



GN



viernes, 21 de agosto de 2015

Creo que fue mi culpa



Mi adorado terremoto cumplió 6 años, tenía meses esperando este cumpleaños. Todas las semanas me preguntaba cuánto tiempo faltaba, cuántas veces se tenía que dormir y volver a despertar para que amaneciera el día de su cumpleaños, creo que ha sido el más esperado de todos los que ha tenido.

Las últimas semanas ha estado realmente ansioso, incluso su comportamiento cambió tanto en la casa como en la escuela, creo que ni él mismo podía consigo mismo. Estaba realmente "intenso" como quien dice. Del colegio me mandaron varias notitas que decían que no rendía como antes, que interrumpía la clase y cuando lo cuestionaban sobre su comportamiento argumentaba que no lo podía controlar o daba alguna excusa barata. Al hablar con él me decía que la causa era que estaba sumamente emocionado por cumplir años, que no podía esperar más y que en realidad él estaba "muy intranquilo" porque estaba sumamente emocionado por su cumpleaños. Me sorprendió cuando me dijo que su cuerpo hacía lo que quería sin que él estuviese de acuerdo, pero creía que era por la emoción, que no podía aguantar.

No sabía si reír, llorar o pensar qué le ocurría así que opté por reír y pensar. Fue entonces que caí en cuenta que yo misma le había causado la ansiedad y que mi pobre criatura, que se hacía mayor, no sabía cómo manejarla. Seis meses atrás cuando rompió su videojuego favorito, por el que había luchado por meses, fue castigado a esperar por él hasta su próximo cumpleaños (o sea éste que acaba de pasar) ya que no había seguido las reglas y por ende su juguete favorito terminó roto. Probablemente algún lector recuerde este episodio de su vida, anexo link http://bit.ly/1K9Q933. Si lo pienso bien, mi pobre chiquito tiene más de un año tratando de alcanzar su cometido, el cual gozó por pocas semanas, casi como si hubiese encontrado un tesoro, divertirse con  el  mismo por poco tiempo y perderlo para recorrer un largo tramo para encontrarlo de vuelta. ¡Muy angustiante!

A mí me costó mucho cumplir mi palabra, estuve a punto de desistir en incontables ocasiones, pero me resonaba en la cabeza que entonces la lección no sería aprendida y esa era la idea original. Probablemente la espera fue muy larga para su edad, si yo misma lo vi como una eternidad, me imagino qué pudo sentir él. La verdad es que desde ocurrió el evento desafortunado de la "ruptura incidental" de su videojuego en muy pocas ocasiones hemos visto sus juegos tirado o los controles del aparatito tirados en el suelo. En el fondo creo que la lección fue aprendida, pero es muy pronto para cantar victoria. En la escuela, luego de saber los incidencias y la probable causa de su intranquilidad involuntaria, le dieron un "chancecito" para que vuelva a la normalidad luego de cumplir años y así pueda ya haber canalizado tanta emoción.

Tengo que esperar semanas, meses y/o años para ver si la lección fue aprendida. Pero seguiré creyendo que la ansiedad se la provoqué yo misma tratando que aprendiera una lección para el resto de su vida. Espero no haberme equivocado, si no  de nada me habrá servido haber mantenido mi palabra. Debería también estudiar psicología infantil para saber si las decisiones que tomo son buenas o malas, pero la respuesta me la dirá el tiempo, así que por ahora no estudiaré psicología y molestaré a mis amigas que sí lo son para que me den más consejos. Ya les contaré…por ahora estoy feliz de tener a este personaje amoroso, tierno y ocurrente a mi lado todos los días de estos 6 maravillosos años y espero que sean muchos mas.

GN

viernes, 14 de agosto de 2015

Aprendimos mas de la verdadera felicidad...



Hoy vi un video que me impactó, trataba sobre  lo que siente una madre cuando se hace mamá en el primer año del bebé. Me sentí identificada.

Cuando nuestros niños cumplen años, también cumplimos nosotras como madres. Al ser mamá por primera vez, miles o mejor dicho, millones de dudas vienen a nuestra cabeza y a nuestra mente. Nos entra la interrogante si lo que estamos haciendo con nuestro retoño es lo correcto y en realidad es normal que nos ocurra esto. No tenemos porque saberlo, es nuestra primera experiencia como madres. Cuidar por ratos largos o cortos al hijo de otra persona no es lo mismo que cuidar al de uno.

Que si le estoy sacando los gases bien, que si le doy comida con grumos y se atora, que si lo pongo en el piso a que trate de gatear y se resbala y se golpea entonces, que si llora mucho y le hace daño, que si lo cargo mucho es malo, que si  me quedo dormida y no lo escucho llorar en la noche, que si  me voy a trabajar no me va a querer, que si me voy de viaje me va a olvidar, que si lo vienen a visitar y se enferma, etcétera, etcétera.

Nace en nosotras un escudo protector inmediatamente, no queremos que nada malo les pase, no queremos verlo sufrir y ni siquiera llorar, mucho menos verlo enfermo. Solo al primer esbozo de una sonrisa el corazón se nos derrite, las primeras carcajadas probablemente no se nos olviden y cuando dicen mamá nos sentimos orgullosas.

Lo que sí está claro es que nuestro instinto maternal se desarrolla, la mayoría de las veces sabemos qué es lo que está bien y qué no, nuestro corazón tiene más capacidad de amar a otra persona, hace que conozcamos uno de los sentimientos más puros de amar de forma distinta a otro ser.

Cada sufrimiento suyo es el nuestro también, cada sonrisa con alegra el alma, cada enfermedad nos la parte. El primer año es sumamente difícil y qué decir de los primeros tres meses. Aunque no volvamos a dormir igual, aunque no volvamos a tener la misma vida, aunque no tengamos muchas veces el mismo cuerpo, a la mayoría de nosotras nos encanta habernos convertido en madres. La relación con nuestros hijos en este periodo es especial.

Debemos disfrutar cada momento aunque estemos realmente extenuadas, aunque los llantos a veces nos roben la calma, aunque queramos salir a pasear y no tengamos con quien dejar a la criatura, aunque cambiamos un pañal y a los 5 minutos haya que cambiarlo de vuelta.
Los hijos son maravillosos, por supuesto que insisto en que no es fácil pero siempre valdrá la pena el sacrificio. ¿no creen?

Tal como dice la canción...fue un día como cualquiera, nunca olvidaré la fecha, algo mágico pasó,  tu presencia me atrapó, tú me cambiaste la vida,  desde que llegaste a mi, eres el sol que ilumina todo mi existir, así sin decirnos nada con una simple mirada comenzaba nuestro amor, eres un sueño perfecto.

Por supuesto que el sueño es perfecto en conjunto y como un todo, en el día a día hay momentos de malos sueños y hasta pesadillas cuando estamos agotadas y extenuadas o sin saber qué hacer en determinado momento o con un berrinche en público, pero un sueño que vale la pena tener. O por lo menos así pienso yo, además que son una de mis personas favoritas...y siempre así será.


GN

jueves, 6 de agosto de 2015

¡Este asunto es entre él y yo!

Panamá, 6 de agosto de 2015  4:15 pm

¿Todavía le das pecho? ¿Hasta cuándo vas a darle teta? ¡Yo creo que de ahí no sale nada! ¡Pobre bebé que aún está pegado a la teta!
Escucho esto a diario, no solo como las quejas de las mamás de los pacientes (porque la gente se las dice), si no en mi propia casa, ya que mi hijo tiene 1 año y 10 meses y ¡Sí, aún le doy pecho!

Nunca voy a entender por qué las personas se extrañan, si yo estoy clarita de los beneficios que ofrece la lactancia materna y quiero darle teta a mi hijo, ¿por qué la gente se mete? Sinceramente es asunto entre mi bebé y yo, ¿no creen?

La información está disponible al alcance de todos, los incontables beneficios  que ofrece la leche de mamá al bebé están por todas partes de la literatura científica y no científica. A veces llega la información sin buscarla y como ejemplo, esta semana que desde 1992 es dedicada a la lactancia materna, las redes sociales están invadidas de anuncios, blogs, posts, escritos o como quieran llamarle a la información sobre la lactancia. Muchos tratan de convencer a las madres que la leche materna es lo mejor para sus hijos, unos solo ponen parte de la información, otros tratan de captar la atención para que las madres se entusiasmen, etcétera. La información está, la que quiera utilizarla para su beneficio que lo haga y a la que no le interesa pues que no la use.

Lo que sí tengo claro como el agua pura, es que aquella madre que no le interesa este tema y que no quiere dar pecho, NO LO VA A HACER y si lo hace va a encontrar muchas excusas a pesar de saber los beneficios. Muchas madres lo intentan hasta donde pueden o hasta que entran a trabajar cuando disminuye la producción de leche por estrés por horarios de trabajo o por no poder salir a casa u ordeñarse en el trabajo y esto NO las hace malas madres, para nada. He tenido varias mamás de pacientes que hacen lo posible y hasta casi lo imposible para que sus hijos reciban leche materna exclusiva y en algún punto del camino por "razones varias" no pueden seguir ofreciéndole exclusivamente leche y tienen que acudir a fórmulas, que no es lo ideal, pero es lo que hay. Y como médico estoy orgullosa de ellas porque he visto cómo se sacrifican para lograrlo, trasnochándose como muchas otras para que su bebé se pegue al pecho en horas de la madrugada y si el bebé duerme se ordeñan para tener leche para el bebé cuando ellas vayan al trabajo. No solo es aplaudible dar pecho exclusivo, también lo es darle pecho la mayor cantidad que se pueda y también es cuando se intenta con muchas ganas.

Yo siempre he dicho, y mis pacientes se lo pueden corroborar, que hay vacas lecheras y no lecheras, las mujeres somos iguales, a unas les cuesta más que a otras. Pero intentarlo también tiene su mérito.
Estoy segura que todas las mamás que dan o no dan pecho saben que la leche materna tiene la combinación perfecta de nutrientes para el bebé, científicamente está comprobado que un niño amamantado desarrolla mayor seguridad y autoestima sin contar que también tienen mayores niveles de IQ.

Volviendo al tema, al que le guste bien y al que no también, si no están de acuerdo que las mamás den pecho, pues no es prudente andar comentándolo por ahí, si les molesta ver a las mujeres dar pecho, pues pueden observar a otro lado o retirarse del lugar y si piensan que la mamá ya lleva muchos meses dando pecho,  pues eso lo decide la mamá, es ella la que está criando al bebé y es ella la que decide qué hacer con esa parte del cuerpo. ¡Ya me desahogué!

GN