viernes, 30 de diciembre de 2016

Gracias angelitos...

Tener un hijo enfermo no es agradable, pero tenerlo gravemente enfermo hace que lo que uno siente sea casi inexplicable y qué decir si el desenlace no es el esperado.
Este año, en términos laborables y en general, ha sido muy bueno, muchas alegrías y familias felices o agradecidas hemos tenido. Pero a la vez personas queridas y conocidas han tenido desenlaces no esperados y difíciles de asimilar.
Ayer me encontraba en una ceremonia para despedir a un bebé que falleció a los 25 días de vida después de mucho luchar y ser fuerte. El que celebraba la misa decía que era muy difícil comprender cómo alguien que empieza una vida se despedía tan prematuramente. Coincido. Son muchas cosas que nunca lograré entender, difíciles de asimilar y de procesar.

Al perder un bebé, ya sea antes o después de nacer, nuestras esperanzas se rompen, nuestros planes y proyectos se desmoronan, el amor que sentimos se ve herido y roto, nuestro corazón queda en mil pedacitos y nuestra mente no para de pensar y de preguntar  ¿por qué?

Mil veces he escuchado que los médicos, después de experimentar tantos escenarios tristes, nos volvemos insensibles. Quiero que sepan que no es así, también nos afecta y se nos parte el corazón en millones de pedacitos, la tristeza también nos embarga y hacemos la misma pregunta ¿por qué?

Quiero dedicar el último escrito del año a todos esos angelitos que han ido al cielo, a aquellos que se quitaron sus alitas por segundos o días para enseñarnos que el amor existe y que nos enseñaron que por más que queramos no tenemos el control absoluto de las cosas. Que aunque nos duela el alma completa y nos cueste seguir adelante estas situaciones ocurren y seguirán ocurriendo. No me gusta lidiar con la muerte, me cuesta mucho, como a muchos. Por supuesto que prefiero las alegrías y la felicidad de tener a nuestros hijos con nosotros, por dicha estas situaciones de alegría y felicidad q undan, pero las tristes me marcan para toda la vida y espero que me hagan más fuerte, pero seguiré siendo sensible sin poder remediar el sentimiento.

A todas esos angelitos gracias por siempre enseñarme algo nuevo, a sus familiares les deseo tengan mucha fuerza y fe en lo que piensen los hará superar estos momentos difíciles porque el dolor con el que se aprende a vivir a veces es extenuante y agotador. Gracias por enseñarme que hay problemas realmente importantes y que la mayoría de los que consideramos problemas, no lo son. Prometo no quejarme por cosas sin real importancia, aprovechemos cada minutos para compartir con los que queremos y que lo sepan. No dejemos las cosas para después porque no sabemos que nos depara la vida.

Que el 2017 sea un año maravilloso o mejor que este que nos está dejando...

GN

viernes, 23 de diciembre de 2016

Tu cabeza, tu mundo



Estas semanas he asistido a partos, cesáreas, fiestas navideñas, reuniones familiares, he hablado con abuelas felices, mamás tristes, fui a un funeral, he sabido de personas que han fallecido, he conversado con pacientes que tienen familiares en quimioterapia por cáncer, entre otras cosas mas.

Hay tantas cosas que pasan alrededor de cada uno de nosotros, que pareciera que cada escenario es un mundo diferente.  Me parece totalmente cierto que cada cabeza es un mundo, podemos estar viviendo en el mismo lugar y experimentar experiencias distintas al igual que sentimientos opuestos.

Estas semanas he escuchado varias veces: "que triste que falleció para esta época", "qué difícil serán estas fiestas con su hijo hospitalizado". Cualquier época del año es difícil teniendo un hijo enfermo, cualquier época resulta difícil al tener una pérdida de un ser al que queremos  mucho, en cualquier época nos afecta, no solo por las fiestas.

Mi mamá me decía que siempre hay alguien peor que uno, es cierto; en ciertos aspectos de la vida, siempre existirá alguien que la esté pasando más difícil o tenga más problemas que nosotros. Sigo pensando que la mayoría del tiempo nos quejamos por tonterías en vez de disfrutar de tantas cosas buenas que nos pasan y como estamos acostumbrados a tenerlas no las apreciamos y no nos damos cuenta que las tenemos. Enseñemos a nuestros hijos a disfrutar de cosas sencillas, que aprecien lo que tienen, aunque siempre van a querer mas, casi inevitable, pero se aprende y los podemos enseñar a disfrutarlas y a apreciarlas.

Por ahí dicen que el da cariño recibe cariño, es la ley de dar y recibir. Por ahí leí algo que decía que la intención de hacer feliz a los demás es un acto de empatía que nos permite salir del egocentrismo y este acto está asociado con niveles altos de gratificación. Pero es un proceso de doble vía. También está comprobado que recibir obsequios provoca un gran impacto que genera sentimientos duraderos y significativos, como ser aceptados, tenidos en cuenta o hacernos sentir importantes y apreciados por otra persona.


Sea cual sea el significado de estas fechas, sea la religión que cada quien profese, sea en quien creas, intenta ser agradecido por lo que tienes, la búsqueda constante por querer mas hace que lleguemos a un punto en que se estanca y no hace que seamos realmente felices y eso mismo se lo enseñamos a nuestros hijos. Tratemos de entender a las demás personas pero vivamos nuestro mundo y trabajemos por mejorarlo, no tratemos de mejorar el mundo de los demás sin antes mejorar el nuestro. Vivamos el significado de las fiestas como queramos pero que nos haga felices, el que es feliz puede hacer feliz a los demás.

Les deseo unas maravillosas fiestas, celebren la que celebren. 

GN

viernes, 16 de diciembre de 2016

No estoy Grinch

Muchas personas dicen que estamos en época de dar y recibir, pero ¿por qué solo se propaga en ésta época del año? Obviamente debería ser todo el año, no solo en época navideña, pero eso depende de la convicción de cada quién.

Siempre hay que sacarle provecho a las circunstancias, así que podemos enseñarle a nuestros hijos que el consumismo no es lo ideal, tratemos de no orientar la época a las compras, a lo material, que lo que hace es que nos convirtamos en "grinch navideños", que  reneguemos del tráfico, de los almacenes llenos, de las filas para envolver los regalos. No dejemos que  nos gane el estrés de la época, los conflictos familiares, los miles de compromisos  y la falta de tiempo para poder lograr todo lo que queremos hacer.


Hablemos con nuestros hijos, preguntémosle qué significa la Navidad para ellos, probablemente obtengamos respuestas que nos sorprendan y que nos hagan reflexionar que vamos por mal camino, buen camino o por el camino que nos parece correcto.



Me gusta que mis hijos se interesen por otras personas, pero esa es mi forma de pensar. Me gusta que crean que hay momentos mágicos y algunos no tan mágicos, que crean que la bondad existe pero también que sepan que existe la maldad, me gusta que mis hijos sepan del poder de una sonrisa  y que sepan que pueden cambiar el estado de ánimo de una persona con un simple abrazo. Muchas veces se quedan sin respuestas positivas a las actitudes buenas, pero es la minoría de las veces.



En mi casa el máximo de regalos por niño es de tres, los más importantes para ellos los dan mamá y papá, así aprenden por qué hay que ir a trabajar y por qué pasamos tiempo sin ellos. Este año mi hijo de 7 años quería muchos juguetes en su lista navideña, le recordé  que solo eran tres y me respondió que entonces se aseguraba los que más quería porque si ponía muchos se corría el riesgo que no le trajeran lo que más deseaba; en cambio mi hija de 10 años puso 7 regalos y dijo que con tres estaba bien y que cualquiera e los 7 estaba más que bien, pero que si había uno extra no le caería mal.  Los niños se adaptan o se acostumbras a los límites  que le pagamos los padres, incluso aprenden solos a ponerse metas de vez en cuando.



Cada uno vive la época a su manera, no nos libraremos ni del tráfico ni de los almacenes llenos, pero sí podemos librarnos del consumismo personar y podemos replantearnos lo que de verdad queremos enseñarles a nuestros hijos para toda la vida. Como les digo a veces a mi hija: si uno cree, muchas veces los sueños se cumplen. Este año no estoy Grinch, luego de replantarme el propósito.



GN

viernes, 9 de diciembre de 2016

...sin morir en el intento.

Una amiga que conozco hace muchísimos años, me invita a dar una conferencia en el homenaje al día de las madres de la Institución Gubernamental en la cual ella labora. Quería que hablara sobre el papel de la mujer como madre y trabajadora pero luego de iniciar a hablar le cambié el título a ¿Cómo balancear la vida laboral y la familiar además de ser feliz al mismo tiempo?...sin morir en el intento.

Hice una breve reseña histórica de cómo las mujeres se dedicaban hace muchos años en cuerpo, alma y exclusivamente al hogar y su evolución hasta nuestro días. En la época del dictador Franco en España, incluso le entregaban a las mujeres unas guías de la buena esposa que incluían 11 reglas para mantener al marido feliz. Cada vez que leía una hasta que se me ponían los pelos de puntas, creo que descubrí que soy mas feminista de lo que creía. La regla número 7 decía: "Minimiza el ruido.  A la hora de su llegada (refiriéndose al marido) apaga la lavadora, la secadora y la aspiradora e intenta que los niños estén callados. Piensa en todo el ruido que él ha tenido que soportar durante su pesado día de oficina." Regla número 9: " Escúchalo.  Puede que tengas una docena de cosas importante que decirle, pero a su llegada no es el mejor momento para hablarlas. Déjalo hablar antes, recuerda que sus temas son más importantes que los tuyos". Regla número 10: " Ponte en sus zapatos. No te quejes si llega tarde, si va a divertirse sin ti o si no llega en toda la noche. Trata de entender su mundo de compromisos y su verdadera necesidad de estar relajado en casa". Esta regla fue la que más bulla causó entre las asistentes del evento. Para acabar de rematar las guías de la buena esposa te daban un consejo extra: "Hazlo sentir a sus anchas. Deja que se recueste en un sillón o se acomode en la habitación. Ten una bebida caliente lista para él. Arregla su almohada y ofrécele quitarle los zapatos. Habla con voz suave y placentera". Increíblemente la encargada de hacer estas guías nunca se casó ni tuvo hijos. Mi esposito en son de broma (espero) me dijo que le gustaban algunas, ¡Cómo para meterle un coscorrón!

No existe una  fórmula perfecta para balancear el hecho de ser mamá y trabajar, cada mujer tiene una fórmula única y a veces modificable dependiendo de las circunstancias. Muchas trabajamos porque queremos, por deseos de superación o por auto metas que nos pusimos o simplemente porque hay que trabajar para poder llevar el sustento a casa y mantener a los hijos. Sea la causa que sea debemos cuidarnos a nosotras primero para poder cuidar a los hijos y a los miembros del hogar después, si no somos felices ellos tampoco lo serán. Si preguntamos a varias mamás, ¿qué es lo más importante en su vida? la mayoría contestarían que los hijos, pero escalemos un par de peldaños y pongámonos en un lugar alto, también somos importantes y tenemos que cuidarnos para poder ayudar a nuestros hijos en todo, utilicemos la inteligencia emocional, tengamos una visión positiva de nosotras mismas, hagamos que la vida siempre tenga un sentido. Si hacemos esto no moriremos en el intento. Disfrutemos de las pequeñas cosas y por supuesto de las grandes cosas, pero a veces los pequeños detalles con nuestros hijos se convierten en grandes cosas. Aprovechemos ahora que para mañana es tarde, nadie dijo que era fácil pero no es imposible.

GN

Ps: la guía de la buena esposa la pueden buscar en internet, puede que luego de leerlas  terminen enojadas o muertas de la risa...

viernes, 2 de diciembre de 2016

Sácalos de la burbuja



Tener la vida de alguien entre las manos es sin duda una de los momentos más difíciles para un médico, muchos estudiamos para "salvar vidas", otros porque nos  gusta la ciencia, pero sea la razón que sea, se debe ejercer con pasión y porque nos  gusta lo que hacemos, así mismo debe ser en todas las profesiones y no solo en la mía.

Esta semana ha sido larga para mi, al igual que para muchas personas, otras la habrán sentido corta. Todo depende de los eventos que nos pasen y ocurran a nuestro alrededor. Conversaba con una amiga psicóloga que nuestros problemas los vemos dentro de la perspectiva en la cual nos encontremos y desde la forma de pensar y de actuar a la que estemos acostumbrados y de acuerdo a cómo nos hayan educado y criado. Yo veo como problemas serios tener un hijo gravemente enfermo con riesgo de morir y  familias cercanas con enfermedades terminales, pero esa es mi perspectiva. En cambio hay personas, incluyendo adolescentes que un "problema banal" lo convierten en lo peor y casi en el fin del mundo. Hay problemas realmente graves,  situaciones difíciles de enfrentar, vivencias duras pero con soluciones a corto o largo plazo, lo que me lleva a pensar, probablemente por las situaciones a las cuales me enfrento con pacientes, que nos preocupamos de más por muchas cosas, nos quejamos por tonterías, exigimos ayuda cuando muchos de las situaciones las podemos resolver solos y consideramos problemas lo que probablemente otros no.

No hagamos que nuestros hijos vivan en una burbuja y que estén desconectados de las situaciones importantes, es indispensable que aprendan que los problemas existen y existirán siempre, pero debemos darles las herramientas para que los aprendan resolver, si seguimos regalándoles todo, sin que les cueste ni un poquito de esfuerzo, nunca los lograrán resolver solos. Se convertirán en niños  y luego adultos que están acostumbrados a tenerlo todo y muy pocas cosas los harán felices; cuando llegue el momento de enfrentar problemas triviales, los verán como grandes problemas sin solución y las situaciones realmente difíciles no las podrán enfrentar.

Te recomiendo que les regales a tus hijos inteligencia emocional, herramientas para resolver problemas y para encontrar soluciones, enséñales a disfrutar de momentos simples, que cada día de sus vidas es importante, ya que para muchas personas cada minuto es vital. No compenses la falta de tiempo con cosas materiales, no les des todo lo que piden, puede que un simple gesto de amor verdadero lo aprecien mas y no te hayas dado cuenta. Transmíteles que lo que hagan lo realicen con amor y porque les gusta, no porque crean que es lo más conveniente y mucho menos que lo hagan por inercia. Sácalos de la burbuja y enséñalos a levantarse si se tropiezan cada día que pases con ellos.

Creo que hice una catarsis, fin del comunicado.

GN

viernes, 25 de noviembre de 2016

Pérdida de control

Un día de esta semana me sentía algo agotada, tuve que asistir a una cesárea en la noche llegando a la casa muy tarde cuando ya todos dormían y a esa hora me puse a terminar unas clases para la Universidad. Al día siguiente, casi al alba, estaba en otra cesárea y el resto del día fue muy movido, a las 8:30-9:00 pm quería acostarme. Le dije a los niños que me iba a recostar un rato mientras ellos veían un rato más televisión ya que al día siguiente no había clases. Preparé la habitación, incluyendo unos colchones para que los niños durmieran conmigo ya que mi esposito estaba de viaje y los niños me  pidieron que por favor los aceptara en mi habitación.  Apagué las luces, y me recosté extenuada. 

Como a los 20 minutos escucho gritos, se enciende la luz, pelea entre los dos hermanos mayores. Salté realmente furiosa de la cama, comencé a regañar a los niños que eran unos desconsiderados, que mamá les había pedido silencio, que no podía creer que hubiesen encendido la luz sin permiso y que estuviesen gritando. Ambos niños se quedaron estupefactos mirando, yo los seguí regañando, que si no entendían que mamá también se cansa, que eran unos groseros y que estaba harta que pelearan todo el día. Instantáneamente las lágrimas brotaban de ambas caras, hasta que caí en cuenta que el regaño era fuerte por lo que decidí quedarme callada con cara de muy enojada. Las dos criaturas me pidieron disculpas a su manera, se metieron en la cama y me dijeron que me querían y amaban mucho y que los perdonara.  Fue entonces que me embargó el remordimiento de conciencia por el regaño descontrolado, les hablé con mucha calma y les dije que mamá estaba cansada, que no era culpa de ellos pero les había pedido solo un favor y no lo habían cumplido, los arropé con las mantitas y les dije que me disculparan por los gritos y que los amaba, casi con el corazón en pedazos me acosté a dormir y asumo que ellos también tenían el corazón en pedacitos, sus caras lo decían todo.

Siempre trato de ser bien calmada, pero las mamás también nos agotamos y por periodos de tiempos, aunque sean cortos o largos, a veces no tenemos la situación en control.  Ser mamá es una de las profesiones más duras que hay, si es que se le puede llamar profesión ya que no está catalogada como tal. Tener uno o varios hijos no es fácil, pero indudablemente son más las experiencias buenas que las malas, se descubre el amor verdadero e incondicional. Seguro les hubiese gritado a uno de mis colaboradores en el trabajo y hubiesen renunciado en el acto, en cambio acá me dijeron que me amaban, que me querían mucho y me dieron un abrazo verdadero.

Todos podemos  perder el control en un momento dado, lo importante es recapacitar y mediar las partes. Solo de acordarme la cara de mis hijos me hace sentir la peor, pero los abrazos y los besos inesperados me hacen sentir la mejor. Es parte de ser mamá.

GN

jueves, 17 de noviembre de 2016

¿Deportistas o matemáticos?



Parte de mi formación como médico me inculca en insistir sobre los estilos de vida saludables tanto en adultos y en niños. Cualquier padre que no sea médico también sabe que es bueno que los niños practiquen deporte y que se acostumbren a ello.

Puede que lo que escriba a continuación sea un mal concepto mío y que lo perciba de forma distinta a muchas madres y padres.

Tengo en casa 3 hijos, sin especificar género, a uno de ellos le encanta el deporte, la actividad física que le pongan, si no la sabe lo intenta y participa en cuanta actividad esté a su alcance. Otro en cambio, le cuesta participar de deportes grupales, prefiere el trabajo individual, si lo ponen a escoger entre un juego electrónico y un juego al aire libre escoge sin pensarlo el juego electrónico. A ambos les gusta las matemáticas y son excelentes en dicha materia. El otro está pequeño todavía y apenas está formando gustos específicos.

Como ya tengo varios años en el entorno escolar como madre de familia, me he podido percatar que los niños deportistas, en su gran mayoría, son mejor aceptados por sus compañeros de clase e incluso llegan a ser mas populares, en cambio a los que no les gusta hacer deporte, llegan a ser rechazados o ignorados por muchos de sus compañeros porque no saben jugar cierto deporte al punto de ser excluidos y reciben burlas de sus compañeros por no querer jugar y si juegan porque lo hacen mal.

Solo falta notar que si hay un partido de algún deporte acuden muchas personas, incluso niños que no participan para apoyar al equipo y si se compara la audiencia que acude a este evento contra la que asiste a unas olimpiadas de matemáticas ni se diga el resultado. Siempre va a ser más popular el jugador estrella de un equipo de deporte que el ganador de la medalla de oro de la olimpiada de matemáticas a menos que el matemático también sea deportista.

A veces pienso que estos comportamientos en las escuelas vienen de generación en generación y que por años nos hemos comportado igual, por ende nuestros hijos lo ven como normal cuando ocurren estas situaciones ya que nosotros mismos lo vemos así. Yo he escuchado mamás decir: "pero a ese niño ni le gusta el fútbol" y resulta que es el mejor académicamente de su clase, pero a veces pareciera que eso no cuenta. ¿Qué tiene que no le guste el deporte como a los otros niños? No sabemos qué hay detrás de ese niño ni la causa de ese comportamiento. Puede ser que el niño tenga miedo a fracasar, miedo a ser juzgado,  miedo a ser rechazado si "juega mal" o simplemente que el niño tenga una enfermedad subyacente que nadie sabe. Puede que el niño prefiera leer e investigar que estar corriendo detrás de una pelota. Todos los niños son diferentes.

Por como veo el panorama seguirán siendo juzgados y a veces rechazados los niños no deportistas, pero para mí siempre será mas importante que sean niños buenos, con estilos de vida saludables, respetuosos y que acepten a los demás tal cual son, ni siquiera que sean los mejores en los deportes o en las matemáticas ni que sean los mejores académicamente. Pero es solo mi percepción y mi opinión.

GN


viernes, 11 de noviembre de 2016

Falta de algo o necedad



Mi hijo no quiere comer nada, mi hija solo quiere comer lo mismo, no le interesa la comida, come en la escuelita y no en la casa. ¿Cuántas veces hemos escuchado esto? aunque sea de algún conocido o de nuestra propia boca. Es un "problema" frecuente.

Yo he pasado por casi todo, además de las experiencias de los pacientes en la consulta. Mi hija mayor come casi de todo, excepto chocolate porque no le gusta; el hijo del medio que tiene 7 años, es un problema para que pruebe cosas diferentes, si fuera por él solo comiera los mismos 4 platillos que le gustan, puede comer el mismo desayuno todos los días sin que eso le afecte en lo más mínimo, a la que le afecta es a mí que me voy desesperando tratando de que pruebe cosas nuevas y peleando para que termine todos los almuerzos. El colmo de los hijos de una pediatra es mi tercer hijo, en casa come relativamente bien, ama el arroz con frijoles y pollo, y la pasta, el problema viene cuando no estamos en casa que decide no comer nada. No pasa nada si se salta una comida, la cuestión es cuando salimos por varios días de la casa, aunque sea al interior del país, simplemente decide que no va a comer. Hace un año nos fuimos 10 días de viaje, solo quería tomar leche, comer palomitas de maíz y chocolate y tampoco es que quería leche todo el día. Al inicio del viaje no peleaba, pero cuando ya iban 6 días sin que probara una sola comida saludable ni  siquiera un pedacito de proteína ya me entró la preocupación, el niñito vino a comer la noche antes que regresáramos un gran plato de pasta y pollito. Al regresar a casa siguió comiendo como si nada. No entraba en mi mente cómo podía aguantar tantos días sin comida real.

Esta semana salimos del país los 5 integrantes de la familia, por supuesto que no fue la excepción, la criatura de 3 años no le dio la gana de probar bocado, se alimentó de leche ocasionalmente y de un cereal de colores que ni compro en casa, además de un par de malvas que había en los restaurantes donde estábamos. Por supuesto que la noche que regresamos a casa se comió un gran plato de arroz con porotos y pollo como si nada hubiese pasado. En realidad para él no pasaba nada, pero para mí sí.

Entiendo la desesperación y la frustración que pueden tener los padres al ver que sus hijos no comen, pero he aprendido  que si crecen, engordan y tienen un buen desarrollo psicomotor, la pelea de insistir en que coman debe pasar a segundo plano. Claro está que desde pequeños se les debe enseñar a alimentarse bien y saludable, a no comer comida chatarra ni comida que no aporte nutrientes pero también entiendo a los papás que al ver que no tienen nada en "la panza" acuden a lo que los niños quieran en ese momento de desesperación de los padres porque los niños muy tranquilos están, aunque no es lo ideal.

Es un trabajo arduo, qué dicha la de aquellos padres  que sus hijos no tienen problemas para que coman y comen lo que se les ponga en frente, pero conozco padres que han hecho todo lo que esté a su alcance para lograr que los niños coman bien y de todo y no ha sido efectivo. Hay que seguir buscando la forma correcta, todos los niños son diferentes y las tácticas que sirven para unos no sirven para otros aunque sean parte del mismo círculo familiar, por lo que es prudente no juzgar a nadie. Mientras tanto seguiremos luchando en casa para que nuestro pequeño Benjamín aprenda a comer fuera de casa, seguiremos en el intento, solamente pensar que vivió una semana tomando leche y comiendo cereal dulce de colores se me revuelve el estómago. A veces pienso que es necedad, a veces siento que es falta de insistencia y a veces que es cuestión de personalidad, lo que si creo que es cierto es que es falta de algo, pero seguiremos viendo qué es lo que hace falta.

GN

viernes, 4 de noviembre de 2016

Patria



Según wikipedia patriotismo es un pensamiento que vincula a un individuo con su patria. Es el sentimiento que tiene un ser humano por la tierra natal o adoptiva a la que se siente ligado por unos determinados valores, afectos, cultura e historia; es el equivalente colectivo al orgullo que siente una persona por pertenecer a una familia o también a una nación. 

Enseñar a los niños a querer la patria donde vivimos no es opcional, es casi un valor que debe ser inculcado y enseñado. Ninguno de mis padres nació en Panamá, pero el amor y el respeto por la tierra que los acogió y la que se convirtió en nuestro hogar, fue parte de mi vida diaria. Me enseñaron a quererla como la quiero y junto con lo que me inculcaron en la escuela donde estaba, el amor se hizo mas grande. El patriotismo es parte fundamental en la formación de los niños.

Hoy leí un post que decía que hay que honrar para ser honrado. Mi patria, me ha bendecido dándome muchas cosas buenas, yo la honraré entonces enseñándole a mis hijos que la quieran también, que la respeten y que la cuiden, ella se lo merece. El patriotismo va ligado al civismo y al bien común. Enseñarlos a no ensuciar las calles, a dar paso a una ambulancia, a cuidar los parques y muchas cosas más hacen que vayan aprendiendo a cuidar el país. 

Amo esta fechas, pero no solo en noviembre nos debemos acordar de la patria panameña, debe ser cada día y con mínimas acciones es posible. Igual voy a aprovechar para vestirme con el traje típico, aprovecharé para que mis hijos lo vistan también orgullosos, que aprendan que cada uno de los que habitamos en el país somos importantes y a que aprendan algo de las raíces de este lugar maravilloso. Todavía no me cabe en la cabeza escuchar a jóvenes que no les interesa la historia del país y me entristece que no les interese ni un poquito marchar en los desfiles patrios. Yo marché por seis años seguidos y sentía mucho orgullo por el país, pero puede que todo esté en las familias y los padres, si a los padres no les interesa, es poco probable que a los hijos sí les interese. 


Por el momento, trataré de inculcarle a mis hijos el mismo o más amor por este pedacito de tierra panameña que tanto quiero, amor por los trajes típicos, admiración por los que lucharon para que Panamá se convirtiera en una nación soberana, curiosidad por conocer la historia y de donde viene la comida típica panameña que tanto nos gusta, el sombrero pintado y la espectacular pollera que hacen los artesanos panameños y que lucimos varias veces al año. Trataré,  y si tengo la dicha de tener nietos que amen a Panamá como yo, entonces sabré que el esfuerzo valió y dio frutos. Por el momento les seguiré enseñando patriotismo.



GN

viernes, 28 de octubre de 2016

No sabemos lo que tenemos hasta que lo extañamos...



Sigo de viaje, lo he sentido eterno, con muchas ganas de regresar, 10 días fuera de casa han sido como un mes o más en mi cerebro. Indudablemente el viaje ha servido para actualización de conocimientos médicos, pero por otro lado para comprobar que mi casa, los niños y mi esposito ocupan una gran parte de mis pensamientos, me falta la rutina hogareña, la llevadera y la traedera a las actividades de los niños, los abrazos y los besos de mis tres pequeñitos.

Me encuentro en un Estado de Estados Unidos donde fumar marihuana es legal, donde abundan las pesonas sin hogar y duermen en cualquier rinconcito, donde hay paisajes espectaculares con un clima delicioso. Pero nada como la casa propia y el calorcito casero. Como característica de todos los pediatras con hijos con los cuales he compartido estos días de Congreso, es la "necesidad" de buscar los "regalitos" para nuestros hijos. Muchos hemos caminado incontables cuadras o bloques buscándolos. Una colega buscaba el disfraz de Maléfica, lo tuvo en la mano y se arrepintió, cuando lo fue a buscar de vuelta ya lo habían vendido y está agotado en todas las tiendas a las que fue, otra buscaba un personaje en particular de la serie animada "patrulla canina", otro colega buscó un reloj de "yokai".  Otra pediatra mamá una muñeca de "our generation". Así estuvimos bastantes, buscando regalitos para nuestros engendros. Por lo menos no era la única, yo buscaba cartas de Pokemón y un disfraz de unicornio, después me puse a revisar si lo que llevaba era equivalente para cada uno de los hijos. Inevitable llegar a casa con las manos vacías.

Por mas que me queje a veces de las rutinas cotidianas, nada como estar en casa. La cantidad de personas sin hogar que he visto en los últimos días me dejan pensando lo afortunada que soy, ¿qué historias habrá detrás de cada una de esas personas? ¿Cómo habrán llegado a esas condiciones? Solo ellos saben.  Mañana debo poder dormir en mi cama, debo poder abrazar a mis hijos y eso no tiene precio alguno. Ya después del tercer o cuarto día me quería regresar y el patrón se repetía en todas las mamás pediatras que estábamos en la misma conferencia. No sabemos lo que tenemos hasta que lo extañamos...

GN

PS: ya estoy camino al aeropuerto y llueve, escuchamos "ojalá que lleva café, siembra una llanura de batata y fresa... " ojalá, así todas las personas que dormirán en la calle hoy y con lluvia estarían calientitos y sin hambre, perones una ilusión.


viernes, 21 de octubre de 2016

La decisión más difícil



Tratando de seguir seguir actualizando mis conocimientos pediátricos viajé hace dos días a 7 horas de distancia de mi calientita tierra sin hijos ni mi esposito, solo colegas pediatras. Como me cuesta dormir en los aviones me dió chance de ver tres películas. La primera era sobre unos ilusionistas y cómo hicieron un robo con su magia, la verdad es que estaba muy buena, de esas que hacen que te enganches en toda lantrama. La segunda película era sobre un jugador  negro de futbol americano  y cómo en la época cuando el racismo en el estado de Alabama estaba  muy fuerte el equipo y el entrenador del muchacho lograron integrar a su equipo y a todo el estado a través de Dios. La tercera película es de esas que te deja pensando y recapacitando sobre muchas cosas que ocurren en nuestras vidas. Desde que inició la película las lágrimas se me desbordaban solas, no podía parar de llorar y tampoco quería dejar de ver la película. Mi colega sentada justo al lado solo me miraba, se reía y yo seguía llorando.

La película en cuestión se trataba de una niña y luego adolescente con un tipo de leucemia rara que luchó muchos años al igual que su madre y el resto de la familia por mantener su vida. Toda la familia giraba  en torno a la enfermedad y al sufrimiento de la niña, se descuidaron muchas otras cosas al igual que a los demás hijos, pero no voy a contar mas por si alguno ve la película de casualidad. Lo cierto es que si un hijo tiene un problema es muy común que se vuelquen los cuidos hacia ese hijo y se descuiden los otros sin que sea intencional. Como me dijo una amiga una vez, si tienes tres hijos y tienes tres dólares debe ser un billete para cada uno aunque uno lo "necesite" mas que los demás. A veces no nos damos cuenta que si un hijo se ve afectado por algo los demás hermanos y los que conviven juntos se ven afectados también, los descuidamos y no nos percatamos por tratar de arreglar el asunto que nos parece mas importante en ese momento.

Tratemos de siempre hablar con nuestros hijos, de preguntarles cómo se sienten ante determinada situación, no es prudente suponer lo que ellos piensan o cómo deben actuar, puede ser que los problemas se hagan mayores. Siempre tomemos en cuenta las opiniones de nuestros hijos, siempre. Ellos tienen derecho a expresarse y a opinar pero a veces no se lo permitimos y muchas veces nos pueden ayudar a tomar las decisiones más difíciles de nuestras vidas.

Realmente la película era muy triste, quedé hasta con dolorcito de cabeza de tanto llorar, pero a pesar de no haber vivido nada semejante en mi hogar, me dejó pensando cuando ocurren las cosas a menor escala, situaciones que en vez de afectar al involucrado directo afecta a los indirectos. Después de ver la película quería regresar a darle un abrazo inmenso a mis tres hijos pero recordé que lo hice antes de salir de casa y me reconforté solita. A pesar de haber llorado un tercio del vuelo por masoquista porque bien hubiese podido apagar la película, reflexioné con mis pensamientos. Dudo que vuelva a ver películas tristes en un vuelo, pero a todo hay que sacarle provecho en esta vida que es pasajera.

GN

PS: la película se llama "la decisión más difícil".

viernes, 14 de octubre de 2016

Trabajaré en ello



La semana se me pasó volando, una vez escuché que mientras más edad tenemos el tiempo vuela más rápido, si esta premisa es cierta me estoy poniendo vieja. Entre el último escrito que hice para el blog y hoy, siento que solo pasaron como dos días y en realidad fueron  siete. Me acosté pensando sobre qué tema escribir y no se me ocurrió nada, así que rogué que soñara con algo sobre qué dilucidar en la mañana.

Al acostarme me costó dormirme, me dormí pensando en todas esas personas que tienen cáncer y por las situaciones que pasan. Por las madres que se les diagnostica un cáncer y cómo les  cambia la vida entre cirugías y tratamientos prolongados. Por mas que no se quiera cambia la dinámica familiar y la forma de pensar de las persona afectada y de los que los rodean, sean amigos o familiares. Siempre que escucho cuentos, historias o noticias de estas personas pienso una y otra vez que el ser humano es vulnerable, pero en nuestra agitada y "ocupada" vida nos creemos intocables, casi inmortales, pero la realidad es otra, nunca sabremos hasta cuándo estaremos en esta tierra, todo puede cambiar en un segundo, en un pequeño instante.

Asumo que por dormirme pensando en eso y andar filosofando temas incómodos para mí, me desperté varias veces durante la noche, entre el estado de vigilia y sueño me venía a la mente que tengo días que no hago ejercicio, que ayer comí malísimo, las pocas horas de sueño que iba a tener hoy, me acordé que aún faltan 3 semanas para mi cita para la mamografía y ultrasonido de mamas como parte de la prevención  anual que debemos tener y para acabar de rematar me levanté con dolor de garganta y cuando me revisé tengo la garganta con infección.

Solo pido que luego de reflexionar, los momentos que estoy con las personas que quiero y que de verdad me importan, los aproveche al máximo, que los mínimos detalles de la vida diaria queden guardados tanto en mi memoria como en la de ellos, no tienen que ser magistrales, hay detalles y momentos de la vida que son pequeños pero perfectos  como un simple "te quiero" y "estoy orgullosa de tí", así como un beso inesperado que me den mis hijos o un abrazo "que me dure hasta el lunes".

Queramos nuestro cuerpo y nuestras vidas, en el mes de la prevención contra el cáncer, realicemos los exámenes que tengamos que hacernos, tengamos siempre el mismo mes para que no se nos olvide, no tengamos excusas baratas como "no tengo tiempo" o " me lo hago el próximo año", puede que nos arrepintamos  o ya sea muy tarde. Me pondré a trabajar en ello.

GN


viernes, 7 de octubre de 2016

Cambian cosas



Cuando nos enteramos que vamos a ser mamás por primera ni siquiera nos imaginamos lo que nuestras vidas van a cambiar, a pesar de haberlo escuchado múltiples veces.

De las cosas que ocurren, aparte del cambio de la vida que llevábamos, es conocer el amor puro y verdadero desde probablemente antes de conocer al o los frijolitos que llevamos dentro, como le digo a mis pacientes, comprobamos que el amor a primera vista sí existe y es real.

Nos damos cuenta que somos capaces de hacer cosas que no pensábamos realizar. Hoy la Niña de mis ojos cumple 10 años,  la que me hizo mamá por primera vez.  La que me sacó el instinto materno a flor de piel y la que me enseñó que ser mamá es una de las experiencias más maravillosas que pueda tener.

Cuando somos mamás no solo tenemos menos tiempo para nosotras, ahora compartimos tiempo del día con estas pequeñas personitas que son captadoras de tiempo y las que hacen que las prioridades cambien por completo. Cuando somos madres comprendemos mejor a nuestros padres y después de haberlos criticado probablemente actuémos parecido a ellos.

Cuando somos madres apreciamos los minutos de sueño mas que antes, así como también los minutos de silencio aunque estos minutos a veces puedan representar algún peligro inminente. Aprendemos a dominar el arte de improvisar canciones, historias, disfraces y curas mágicas.

Por muchas razones los días no parecen durar 24 horas y por otras no podemos ir solas al baño, dormir apretados o recibir caminantes nocturnos puede ser parte de nuestras noches.  Conocer los dibujos animados y los nombres de los personajes puede ser parte de nuestra vida diaria y así continuan nuestras vidas a diario amando profundamente e incondicionalmente a los frijolitos que van creciendo y madurando en el camino.

Gracias princesa por enseñarme tantas cosas, han sido unos 10 años llenos de magia y aprendizaje contínuo. Te amo profundamente y gracias por quererme tal cual soy, siempre serás la Niña de mis ojos.
¿Y a tí cómo te ha cambiado la maternidad?

GN

viernes, 30 de septiembre de 2016

¿Qué agregarías a la lista?

Siempre digo que las mamás deberíamos dormir mas, hay personas que  dicen que duermen la cantidad de horas que quieren, ¡Qué suerte!, en ese sentido yo no tengo la misma fortuna, no he podido salir del círculo de las mamás que dormimos mal o poco. 

Las madres pasamos por etapas en las que dormimos mal por las noches y al otro día es inevitable sentirnos irritables, cansadas, ansiosas, intensas o que no nos soportamos a nosotras mismas. Hay realidades que afectan a las mujeres para que esto suceda.  

1-Si tienes un bebé recién nacido o de meses: hay que estar levantándose cada 2-3 horas para alimentar a la criatura, cuando empieza a dormir mas, después de los 3 meses de vida, entonces nos acostumbramos a que dormir 6 h es una maravilla, cuando van llegando los 7 meses y ocurre la ansiedad de separación en los bebés y se empiezan a levantar de vuelta dejamos de dormir corrido otra vez.

2- Si tienes por hijos caminantes nocturnos, estás lista para pertenecer al círculo de madres que duermen poco. A veces llega a ser tanto el cansancio que simplemente levantamos las sábanas y nos acurrucamos con el involucrado y puede que nos despierte un manotazo o una patada voladora.

3- Si practicas colecho pasa lo mismo que en el punto número 2 y  cualquier esquinita de la cama es buena para acomodarse a dormir.

4-Si tienes adolescentes en casa entonces no dormimos pensando, cuando salen, qué estarán haciendo, por qué tienen la luz encendida de la habitación.

5- Si eres madre que trabaja entonces esperas que los niños se duerman para adelantar trabajo de la casa o en algunas ocasiones del trabajo, si eres madre que se dedica a los niños y al hogar pasa exactamente lo mismo.

6- Si tienes hijos hay probabilidades que se enfermen en alguna ocasión y la fiebre no te deje dormir a ti tampoco, o que la tos sea tan constante que vomite y haya que cambiar sábanas varias veces en la noche, o por lo menos colocar una toalla encima del vómito por cansancio extremo.

Creo que la lista podría seguir, si se les ocurre una me avisan para agregarla a la lista. No seré afortunada en este aspecto pero sí en muchos otros así que mejor no me quejo y río para no llorar.


GN

viernes, 23 de septiembre de 2016

Mejor reír para no llorar.



Esta semana ha sido agotadora, no solo  por actividades laborales  si no en actividades del día a día en las actividades de la casa.

Uno de los días de esta semana dormí en el hospital por estar en Cuidados Intensivos de Neonatología, luego en la mañana fui a mi consulta pediátrica, comí algo rápido al terminar y llegue a una cita para que me dieran los resultados de unos exámenes de dos de mis hijos. Al llegar a casa recordé que mi hermana cumplía años así que como nos había invitado a cantar cumpleaños fui para su casa. Al llegar a mi casa prácticamente me dormí en el aire camino a mi almohada. El día siguiente comenzó muy temprano, tuve oportunidad de realizar unas diligencias en la mañana para un evento de mi hijo menor para el cual había solicitado unos dulcecitos en un lugar cerca de mi casa, por suerte me pude estacionar justo frente al establecimiento porque estaba lloviendo.  La chica que me atendió me dijo que regresara en un ratito o que esperara el pedido, por lo cual aproveché el tiempo y fui al banco que quedaba a una cuadra de donde me encontraba y media hora después estaba de vuelta en el lugar retirando mi pedido. Olía delicioso, salí muy feliz con mis cajitas en mano y me dirigí a mi auto para colocarlas en el baúl, abrí la puerta del maletero y de repente veo un cochecito y una cosas que no eran mías. ¡Caramba! pensé,  por no escribir un francés desfigurado, de repente en fracciones de segundos veo una cabecita en el asiento del conductor de "mi carro" que me mira y es cuando capto que NO era mi auto. ¡Trágame tierra!  Cerré rápidamente la cajuela y me dirigí a la conductora para pedirle mil disculpas, que qué pena que mi carro era igualito, aunque creo que éste estaba más limpio.  La chica me decía que  no me preocupara que a ella le había pasaba lo mismo.  Con mucha pena y con un ataque de risa nerviosa busque visualmente mi carro y lo localicé casi a 15 espacios de distancia, obvio que no registré el instante en que ya no tenía el estacionamiento de enfrente porque había ido al banco. Subí a mi auto y seguí mi camino.

La verdad es que si me pongo a pensar, varias veces me pasan estos eventos desafortunados para mi por la vergüenza que me embarga, pero si lo veo desde el punto de vista de mi funcionamiento cerebral, mi mente anda ocupada en hijos, pacientes, casa y miles de cosas mas a la vez, por lo que probablemente la locación de mi vehículo no fue prioridad en algún rincón de mi cerebro. Según mi esposito soy despistada para lo que quiero, pero también me ha pasado que trato de abrir el carro y no abre la puesta pues resulta que no es el mío.

Sinceramente dudo que sea la única mamá o profesional del mundo a la cual le pasen cosas parecidas, lo peor es que se que no va a cambiar porque seguiré siendo igualita o peor. Trataré de mejorar pero no prometo nada, me esmeraré en ir al supermercado y traer los víveres por los cual fui, pero si se me queda la lista va a ser por gusto, a veces ni se donde metí la lista y tengo que andar llamando a la casa para que me escriban la lista de vuelta y me manden una foto por el teléfono. Ya les avisaré cuando me pase otro de los eventos adversos, mejor reír para no llorar.

GN

viernes, 16 de septiembre de 2016

La mejor cita



Hace unos días tuve que salir de la ciudad por tres días con mi hija mayor, por ende mis dos hijos menores quedaron en casa con su papá. Mi hijo del medio, el de 7 años recién cumplidos, no estaba feliz, me decía que no comprendía por qué me tenía que ir con su hermana y él se quedaría "solo" en casa. Luego de los tres días, al regresar a casa, mi hijo me seguía preguntando la razón de su "abandono", lo curioso es que había tenido buenos planes con su padre pero consideraba que la separación "no había sido justa".

El sentimiento fue tanto que decidí decirle que en compensación de los tres días sin mamá, nos íbamos a ir a cenar él y yo solos; entonces la hermana inició la protesta, pero al explicarle la razón lo comprendió y aceptó la situación. Llegó el día de la gran cita, mi hijo estaba feliz y yo estaba agotada pues había sido un día de mucho trabajo. Fuimos a cenar a un lugar que él mismo escogió, una cafetería de la localidad, sencilla y nada elegante. Le advertí que ni él ni yo podíamos usar aparatos electrónicos durante la salida, solo lo usaríamos para tomarnos una foto. Estaba realmente feliz, no paró de sonreír desde que salimos de la casa, me cerró la puerta del auto como todo un caballero y tomó mi mano al cruzar la calle para que a mí no me pasara nada. Al llegar a la cafetería escogió la mesa y se quiso sentar frente a mí y no al lado para, según él, verme mejor. Mi hijo no paraba de sonreír, estaba muy contento por lo que al verle la cara mi cansancio fue desapareciendo casi instatáneamente. No pude contar la cantidad de veces que me tiraba besos desde el otro lado de la mesa ni la cantidad de "te amo mami" que me dijo. Pidió su comida favorita pero dijo que la mía estaba mas sabrosa y hasta quiso hacer un bridis por la familia.  Al terminar la cena e ir camino al auto me dijo: Mami gracias, la cena fue perfecta. Pero ahí no terminó todo, cuando íbamos camino a la casa me dice: ¡siempre recordaré este día en mi corazón! Si quito las citas con mi esposo, ésta ha sido la mejor cita por mucho, en verdad fue perfecta, fácil 40 minutos de amor puro, del bueno y verdadero.

¿Cómo detalles tan pequeños pueden hacer a nuestros hijos tan felices? No se necesita mucho para compartir con ellos y hacer de un momento cualquiera que sea especial e inolvidable. El tiempo con los hijos no tiene precio.  Tendré que agendar cada cierto tiempo una cita a solas con cada uno de mis hijos. Me encantó la idea y resultó mejor de lo que jamás me pude imaginar.

GN