jueves, 30 de octubre de 2014

20 minutos de la vida de una mamá...

A veces trato de no pensar en nada para relajarme y respirar profundamente unas diez veces, a lo que mucha gente llama meditación, pero da la casualidad que cada vez que intento hacer este proceso escucho  uno que otro grito o alguna vocecita que interrumpe mi supuesta mente en blanco que dice "mamiiiiiiii". No sólo ocurre durante mis respiraciones profundas, incluso en este momento estoy en la fila del autobanco,  hoy es quincena y el tráfico estaba pesado. La cola del autobanco por cierto está muy larga, mi hijo de 5 años está de pasajero jugando con un aparato electrónico, así que decido no sofocarme por la cola y trato de disfrutar la música y respirar profundo. Entonces mi hijo se da cuenta que estamos muy cerca de una farmacia en la cual venden todo los juguetes que vió en un catálogo navideño, me pregunta si nos vamos a bajar en la farmacia y le respondo que no.

Luego de hacerme la misma pregunta 3 veces, cada vez con mas intensidad y ya un tanto llorón tratando de persuadirme, adicionada la larga fila que no se acorta mas el torrencial aguacero, termino pegando tres gritos furiosa diciéndole que no nos vamos a bajar y que se quede quieto o estará castigado.

Luego de ese momento reina el silencio interrumpido en ocasiones por alguna corneta o por el aparato electrónico porque hasta la radio apagué. Mi hijo ni se movía después del incidente.

Seguidamente me siento muy mal por la situación, no me gusta gritar y mucho menos hacer sentir mal a la gente y menos a mis hijos. Creo que me colmó la paciencia, pero igual no es excusa.

Quince minutos después salgo de la fila y al rato llego a mi casa. Al bajar del auto, aún algo furiosa y sofocada del tráfico, mi hijo me mira y me regala una sonrisa espontánea y me dice: mami, te amo, gracias por el paseo. Mi corazón está estrujado y él como si nada, creo q me sentí peor de lo que estaba, pero le di un abrazo y le dije que yo también lo amaba.

A pesar de todo, los hijos son una maravilla, nos pueden sacar de quicio, pero creo que son mas las satisfacciones que nos dan en el día a día. Y actos como este son los que nos hacen pensar que podemos ser mejores padres de lo que somos y que nuestros hijos, a pesar de nuestras imperfecciones, nos aman.

Trataré de lograr aunque sea 5 minutos de la supuesta meditación aunque sea 3 veces a la semana a ver si ya no pego mas gritos.

GN

viernes, 24 de octubre de 2014

La otra cara de la moneda

Hoy iba en el auto manejando y de pasajero estaba mi hijo de 5 años. Estaba sonando en la radio una canción que está de moda y de repente me dice mi chiquito: Mami, eres una en un millón. Por supuesto que me causó gracia y felicidad a la vez. Después que me emociono le pregunto: ¿y eso por qué? a lo cual me responde: es que es muy difícil encontrar una mamá como tú. En realidad quería apagar el auto y darle mil besos y abrazos.

Sus palabras se quedaron dando vueltas en mi cabeza, al llegar a casa y por curiosidad le pregunto a mi hijo de 5 años y a la hermana de 8 años: ¿qué significa una mamá para ti?  El primero en contestar es el de 5 años que responde: mamá es la que me quiere, la que me cuida y la que me da abrazos. La de 8 años me dice: mamá es la que cría, la que te quiere y la que siempre te hace feliz. ¡Oh, no pensé que mis hijos me vieran de esa forma!, pero me gustaba lo que estaba escuchando. Le pregunté a mi hija mayor (la de 8 años) que si sabía que era criar y me contestó que era cuidar y educar a alguien, palabras algo maduras para su edad, pero me di cuenta que sí sabe que significa esa palabra.

El tema siguió en mi materia gris por lo que me puse a buscar en internet qué significa mamá para un niño y la verdad es que no encontré nada al respecto, sólo un poema con el cual me sentí algo identificada. Lo que sí estoy clara es que cada madre tiene una relación especial que nos une a nuestros hijos, sobre todo en los primeros años de vida. La mayoría de las veces les ofrecemos un  sentimiento de seguridad y confianza que los va a llevar a desarrollar su propia identidad y a relacionarse sanamente y en armonía con los demás.

Con el pasar de los años, y por atender diariamente a niños me he dado cuenta que la cantidad de tiempo no es importante, siempre y cuando sea lo suficiente para que el niño pueda sentir que su mamá está disponible cuando se necesita. No todos las mamás tenemos la misma formación, la misma paciencia, el mismo carácter, pero podemos lograr con nuestro esfuerzo y cariño que nuestros hijos nos amen, nos admiren, nos respeten y que nos miren con la cara de la moneda que nos gusta y que en ocasiones ni nos imaginamos que esa cara de nuestra moneda existe.

Una vez mi hijo de 5 años al preguntarle qué quería ser cuando fuera grande me respondió que quería ser cocinero para cocinarme mi comida favorita. Son comentarios como ese los que te hacen querer ser mejor mamá cada día y darte cuenta que  es verdad que el que da cariño, recibe cariño, por lo menos con nuestros hijos.

El rotundo éxito que podamos tener con nuestros hijos en un futuro no se va a medir por lo que les hayamos dado materialmente, sino por la calidad de la relación afectiva que hayamos sido capaces de construir con ellos desde etapas tempranas en la infancia. Pregúntale a tu hijo qué significas para ellos, probablemente te lleves una hermosa sorpresa, o por lo menos a mí esa cara de la moneda sí me gustó.


GN

viernes, 17 de octubre de 2014

Lo del tesoro sí era real...

Estaba hace unos días en el "baby shower" de una muy buena amiga, y otra de mis amigas me dice: ¿por qué no escribes de nosotras?, me quedé pensando en sus palabras...y era cierto, ¡nunca he escrito sobre mis entrañables amigas!

La verdad es que con el pasar de los años conocemos muchísima gente, pero pocos llegan a ser amigos de verdad, los demás son conocidos.

Cuando era pequeña siempre escuchaba decir de la gente mayor (que ahora capto que eran de mi edad ahora) que "la amistad es un tesoro" y la otra clásica era "juventud, divino tesoro".

Especial cariño uno les tiene a los amigos que uno tiene desde la escuela. La amistad es un importante valor que se debe desarrollar en la educación de los niños a nivel escolar. Se relaciona con el afecto puro y desinteresado, compartido con otra persona, que va naciendo y se fortalece mediante las interrelaciones entre los seres humanos. Esto fue lo que pasó con mis amigas de la escuela, eramos bastantes en el grupo, pero con especial afecto con 3 de ellas, que hasta el sol de hoy nos queremos casi como hermanas.

Para que el niño aprenda sobre el valor de la amistad es necesario formarle con nociones y conocimientos, con habilidades y vivencias, emociones y sentimientos, que le vayamos preparando para vivir con armonía y respeto.

De verdad que estas amigas a pesar de no siempre conversar con ellas, se que si las necesito van a estar presentes. Esas son la clase de amigas que me gustaría que mi hija tenga. Ahora, cuando veo a mi hija de 8 años que habla y juega con ciertas amiguitas, me recuerda mi niñez, realmente su amistad es desinteresada y sincera.

Pues sí, comprobé que lo que me decía "la gente grande" sobre que la amistad es un tesoro, es real y tiene un precio incalculable, trataré de inculcarle a mis hijos que las amistades se cultivan y que cuando tienen raíces fuertes pueden durar para toda la vida.

GN

viernes, 10 de octubre de 2014

No entiendo cuál es el problema...

Hoy estaba buscando a mi hija a la escuela y mientras hacía la fila aproveché para leer el proyecto de Ley 61 que tanta polémica ha generado.  Sólo tiene 27 artículos y bastante cortos, se lee muy rápido.

Existe mucha gente a favor y en contra, pero claro, nunca existirá pensamiento alguno y mucho menos una Ley que toda la población la acepte, lo que hay que pensar es a cuánta gente beneficiará y la magnitud del asunto.

Está muy claro que todos debemos tener los mismos derechos, pero todos tenemos diferentes creencias y diferentes formas de pensar incluso si nos comparamos con personas de nuestra misma religión o cultura. Entonces es imposible que todos estemos de acuerdo.

No le vi nada de malo a ese proyecto de Ley, me parece muy beneficioso. Por ahí he escuchado y leído que promueve el aborto, y no leí nada de eso en ningún artículo. Habla de que se le puede brindar anticoncepción de emergencia a personas que han sido víctimas de abuso sexual.  Es entonces cuando le pregunta a toda esa gente que no está de acuerdo con ello, si llega tu hija y te dice que la violaron en la calle: ¿no estarías de acuerdo en que le dieran anticoncepción de emergencia? Por favor, ¡qué clase de inmadurez!

Lastimosamente vivimos en una población algo machista y con grandes tabúes  en cuanto a educación sexual y sexualidad se refiere.

El artículo 7 dice que es deber del Estado promover una orientación e información ética y científica sobre la sexualidad y la reproducción, de manera sencilla, precisa, veraz y adecuada a cada etapa psicofisiológica del ciclo vital humano, basada en una sana y equilibrada afectividad. Es decir, que no se le va a enseñar a niños y a adolescentes de la misma forma, con lo cual estoy de acuerdo. Además otro artículo habla sobre maternidad y paternidad responsable que mucha falta hace en todos los estratos sociales de nuestro país.

Estoy segura que muchos de los embarazos en adolescentes es por falta de información, por supuesto que no es responsabilidad total del Estado, la responsabilidad es compartida con la que se da en la casa, pero si los padres se desentienden o tampoco nunca les enseñaron, entonces no sirve de mucho y por lo menos tienen cierta información educativa por parte de personal calificado.

Siempre van a existir adolescentes embarazadas lastimosamente y en Panamá 1 de cada 4 embarazadas es adolescente, la Ley claro que puede ayudar para esto y mucho más.

Por favor, no sigamos viviendo en varios siglos pasados, la sexualidad no debe seguir siendo un tabú. Todos debemos respetar las creencias de otros, pero aceptar conocimientos no indica que estamos en contra de lo que piense gente con otras ideologías. Además si llegase a ser Ley no me parece que le quite ni derechos ni obligaciones a nadie.

GN

viernes, 3 de octubre de 2014

Estemos pendientes...

Ayer hablaba con una amiga, mamá de unas pacientes y compañera de mi equipo de fútbol y me preguntó que si era normal que cuando su chiquita de 4 años lloraba mucho terminaba vomitando y me estaba echando el cuento por lo que lloraba. Su nena le dijo que no quería ir a la escuela porque un compañerito no le hablaba y ella lloraba desconsoladamente. En realidad me preocupó más la razón de la no ida a la escuela que la vomitada por el llanto. Le dije que fuera a la escuela a ver qué era lo que estaba pasando.

En teoría, antes de los 3  años, los niños no tienen la habilidad cognitiva de sentir empatía, cuando hacen que otro niño sufra, es porque no se dan cuenta de lo que están haciendo, pero todo este panorama cambia  alrededor de los 4 años y si un niño está molestando a otro lo hace concientemente.

El conocido y famoso "bullying" puede ser verbal (insultos), físico (golpes) o relacional (puede ser exclusión social). Las razones detrás de este comportamiento del niño pueden ir desde que el pequeño "bully" haya sido sujeto a este tipo de comportamiento en casa y que esté buscando atención, a que simplemente le guste cómo se siente hacerle daño a los otros niños.

Identificar el bullying en edades preescolares es muy difícil, a ésta edad la mayoría de los niños pelean. Pero podemos tener en cuenta varias señales que nos dan los niños para sospecharlo como que ya no quieran ir a la escuela cuando antes les gustaba, que se quejen de dolores de cabeza o de la pancita a la hora de ir a la escuela o a alguna actividad extra curricular, que ya no quieran jugar con el niño o niña que antes era su amigo, que constantemente cuenten que algún niño lo esté molestando, que repentinamente se vuelvan introvertidos, que digan cosas malas sobre ellos mismos como "soy fea" o "soy tonto" o que llegue con heridas o moretones.
Ante la duda es mejor actuar, conversemos con los chiquitines, no digamos o pensemos que sólo son cosas de niños, hablemos con los maestros y profesores,  puede pasar que exageremos y que  los niños se arreglen solos, pero puede que no.
Mi hija cuando recién cumplió 4 años tuvo un período que odiaba a la escuela cuando antes la amaba, decía que no quería ir, que no le gustaba estar en su salón, resultó ser que la maestra por pensar que no necesitaba tanta ayuda como los otros niños la excluía de ciertas actividades y no dejaba que participara en clase, asumo ahora que ya pasaron 4 años que la maestra lo hizo inconscientemente pero realmente llegó a afectarla emocionalmente.

Siempre estemos pendientes de estas señales, los niños no merecen ser excluidos, todos deben ser felices y con nuestra ayuda claro que se puede. Después me enteraré en que quedó el asunto del niño que no le quiere hablar a mi bella paciente.

GN