viernes, 25 de diciembre de 2015

Es mi deseo...

Cuando dieron las 12 am en nochebuena, dos de mis tres hijos ya dormían.  El de 6 años estaba conmigo y desde la ventana de la cocina apreciábamos como en toda la ciudad habían fuegos artificiales, la verdad era un espectáculo muy lindo. En eso mi hijo me abraza y me dice: mami, te quiero, lástima que mis hermanos duermen, esto está hermoso. Pues sí, tenía razón. 

Estos últimos días he escuchado de personas conocidas que han perdido a un ser querido. Perder a un padre o madre siempre es difícil y por estas fechas en que las familias se reúnen debe ser peor, aunque si uno quiere a una persona con toda su alma, cualquier época del año es mala y para estas fechas la nostalgia no deja de aparecer.

No me puedo imaginar la tristeza que uno debe sentir al perder una madre o un padre, pero siempre diré que perder un hijo debe ser peor. Incluso cuando muere un recién nacido, aunque haya pasado poco tiempo desde el nacimiento, una parte de la madre también muere. Lo he presenciado. Solo ver cuando los bebés prematuros extremos, aquellos que pesan poco mas de una libra, no logran sobrevivir, el dolor es indescriptible, la familia completa queda destrozada. Solo de pensar que le puede pasar algo a nuestros hijos hace que se me achurre el alma.

Doy gracias, al que tenga que dar gracias, por la vida de mis hijos, es el mejor regalo que tengo, solo espero poder disfrutarlos por siempre, cada minuto cuenta, cada minuto es valioso, la calidad de tiempo la debería mejorar. Me encantaría poder seguir disfrutando ver los fuegos artificiales con mis hijos por muchas mas Navidades. Nunca sabemos que nos depara el destino, así como tampoco sabemos cuándo no estaremos juntos. Es mejor regalarles más amor y tiempo real que cosas materiales que pasarán de moda o se dañarán. El amor del bueno, inocente y verdadero es para toda la vida y pesa más que el wii, el celular o la computadora. De eso sí se van a acordar  toda la vida.

Espero que el espíritu de la Navidad, a los que la celebran, llegue a sus hogares, les colme de amor y mucha salud para disfrutar a los niños lo mas que podamos.

GN

viernes, 18 de diciembre de 2015

Monstrua temeraria...


Como muchas de nosotras, estas semanas previas  a las fiestas, he  estado llena de trabajo, expuesta a tráficos inexplicables y actividades sinfín. Hoy al llegar a casa y almorzar a las 3:30 pm, traté de recostarme un rato mientras esperaba que me llamaran para un parto.

Mil y una vez le he dicho a mi hijo de 6 años que cuando mami duerme no es prudente despertarla a menos que sea una "urgencia urgente", pero como para él todo es urgente las mil y una vez me ha despertado. Creo que estas últimas semanas está entendiendo el significado de lo valioso que es para mami su sueño en los momentos que puedo descansar un rato. El asunto es que hoy decidí recostarme 15 minutos mientras esperaba la llamada del parto, o sea que cuando eso pasa me cuesta descansar pensando en que va a sonar el teléfono.  Cuando creía que estaba cayendo en el sueñito entra mi hijo a la habitación y dice: "mami, te quiero decir algo", salté de la cama y lo regañé diciéndole que cuántas veces le voy a decir que por favor no me despierte a menos que sea extremadamente necesario. Me contestó que necesitaba que le ayudara a ponerse sus zapatillas para la clase de fútbol. Se las puse a regañadientes y hablándole más alto de lo habitual.

Cuando se fue a la clase, me entró el remordimiento habitual de la conciencia, pensando que le había gritado sin razón y que soy una mala mamá porque en verdad estaba buscando estar conmigo porque estas últimas semanas lo he visto un poco menos.

¿Saben que hay estudios científicos que demuestran que los gritos tienen efectos negativos en la conducta de nuestros hijos? Los investigadores han comprobado los efectos de esa violencia verbal sobre los niños y encontraron que los niños del estudio habían desarrollado diversos problemas de conducta en el año sucesivo comparado con los niños que no habían recibido gritos.  Los problemas iban desde discusiones con compañeros, dificultades en el rendimiento escolar, mentiras a los padres, peleas en el colegio, robos en tiendas, síntomas de tristeza repentina y depresión.  Después de leer esto, por supuesto que el remordimiento fue mayor y me sentí fatal. Y como consuelo para mi misma dicen que  nunca es tarde para modificar las conductas que reconocemos que son dañinas para nuestros pequeñines.

En los  momentos que estamos a punto de perder el control y la ira se apodera de nosotros como un ente maléfico, debemos detenernos antes de que el volcán explote. Pero debemos reconocer la ira para poder frenarla, controlarla y descargarla de otra forma.
Los gritos no dejan secuelas físicas, pero sí psicológicas y emocionales. Crecer con un patrón familiar donde los gritos son a diario los hace inseguros y acaban creyendo que es la única manera de hacerse valer, sometiendo a otro a gritos. Se repite el patrón.
Que yo recuerde mi papá “jamás de los jamases” me gritó, ¡increíble!  Ahora pienso cómo lo hacía y pensándolo más no recuerdo que mi querida mamá nos gritara y si lo hacía fue tan pocas veces que no lo puedo recordar. En verdad no creo ser tan gritona con mis chiquitines, he visto mil y una mamá peor que yo, aunque no es un consuelo. Odio sentirme mal por hacer algo que no quiero hacer. Quiero que mis hijos me recuerden como una mamá comprensiva y no como una monstrua temeraria que se convierte en una “grinch gritona”. Me rehúso, así que estar cansada no es excusa. Trataré de ser mejor, aunque a veces sí los quiera ahorcar en sentido figurado.

GN

viernes, 11 de diciembre de 2015

Mi plan: dormir una hora extra



A diferencia de otros días, mi hijo de 6 años despertó hoy primero que el resto de los integrantes de la casa, estaba feliz e incluso comentó que el amanecer estaba hermoso. Creemos que la razón de este inusual comportamiento es que es el último día de clases. Bueno, yo también estoy feliz, esto significa por lo menos unos 30-60 minutos más de sueño que tendré en los próximos meses, algo que la mayoría de las mamás del universo deseamos.

El último día de clases del año escolar es muy importante así como también lo es el primer día. Es una despedida de compañeros y maestros, fundamental en las relaciones humanas. A veces hay sentimientos encontrados de alegría por acabar un año de convivir con compañeros y amigos, además de los maestros que muchas veces pasan más tiempo con los niños que nosotros los padres, por el otro lado la tristeza de dejar a los maestros que tanto cariño dieron o a compañeros que jugaban y convivían en el día a día.

Cuando los niños son más pequeños, muchas veces lo que diga el maestro es la ley. Mi hija cuando tenía 7 años me dijo que yo pronunciaba mal cierta palabra en inglés, que su maestra era la que sabía y se pronunciaba de tal forma, que por favor la dijera bien. ¡O sea! Nuestros chiquitines tienen gran admiración por ciertos maestros, incluso nosotros mismos recordamos a aquellos profesores que nos dejaron marcados para el resto de nuestras vidas por su atención, actitud, enseñanza o cariño que en su momento nos brindaron. Por supuesto que también, hasta sin hacer memoria, recuerdo a maestras de primaria, que eran "malucas" con la clase y que nos hacían la "vida de cuadritos"y eso que yo era medio nerd en la escuela y me portaba super bien. Una de las que más recuerdo era una monja que usaba un hábito negro (el resto de las monjas de la congregación a la que pertenecía mi colegio usaban hábito blanco), era muy alta o por lo menos yo la veía enorme (yo era casi la más pequeña de la promoción), que solo nos hablaba en inglés y nunca  sonreía, solo hablaba y gritaba si alguien se portaba mal, cuando venía esa clase, todas temblábamos, pero eso sí, toda la clase siempre tenía la tarea lista. Creo que en esta época la hubiesen acusado de "maltrato psicológico", pero ese es otro tema.

Claro que todo evoluciona, con el advenimiento del internet y lo fácil que es ahora recibir una tarea por "chat" si se quedó cierto libro o material en la escuela, se ha tornado un poco diferente la dinámica, pero aún así hay que enseñarles responsabilidad a nuestros hijos. Es muy fácil pedir la tarea en el grupo de chat del salón para que nuestro acudido no falle en llevar o tener buena cierta tarea. Pero con eso no estamos enseñando responsabilidad, estamos enseñando que si fallo mi mamá va a resolver y si se me olvida anotar en la agenda escolar la tarea, seguro que si lo pido, algún compañero manda la foto y se podrá realizar sin dificultad. Hay pros y contras, claro, pero pensemos bien qué es lo que queremos que nuestros hijos aprendan en cuanto a responsabilidad y en cuanto al cumplimiento de los deberes.

Vamos a ver que nos depara el próximo año escolar, espero que el entusiasmo de mi hijo sea igual en el primer día del año entrante y ojalá  pueda dormir una horita extra durante los dos meses y medio de vacaciones, ese es el plan.


GN

viernes, 4 de diciembre de 2015

Me encanta Diciembre



Particularmente me encanta el mes de Diciembre, me gusta la Navidad.  En mi memoria está guardado el recuerdo de celebrar Navidad en familia y con todo lo que este acontecimiento involucra incluyendo los términos de dar, compartir y celebrar. Puede ser que lo sienta así porque mi mamá se encargó de enseñármelo, no se los detalles exactos.

Desde que empieza Diciembre quiero decorar la casa de Navidad e ir comprando arbolito navideño para que los niños me ayuden a decorarlo aunque siempre acabe sola haciéndolo, no me molesta, me gusta, así como  colocar los adornos en cada rincón de la casa.  También desde que empieza Diciembre comienzan las fiestas navideñas que me agradan y la compradera de regalos que es la parte que no me gusta tanto. Ayer fue mi primera fiesta navideña de este año,  la de mi equipo de fútbol el cual desde hace dos años  forma parte importante de mi diario vivir. Creo que la idea de compartir y demostrar cariño mutuo fue cumplida durante la celebración, aparte del intercambio de regalos habitual y divertido, en el cual recibí un regalo espectacular, la felicidad se hizo presente al igual que el cariño recíproco entre amigas. 

Pienso que la idea central de estas fiestas  o de la fiesta que celebremos de acuerdo a nuestras creencias debe ser que la felicidad no la dan los regalos si no el sentirnos queridos por demás. El consumismo en el que nos vemos envueltos no lo debemos transmitir a nuestros hijos. Ellos deben saber que el amor por los demás se puede demostrar en cualquier día y en cualquier mes del año también, no necesariamente en ésta época, pero que si celebramos estas fiestas los regalos no deben ser la parte central del asunto.  Cada familia la organiza a su manera y le da el significado que quiera a sus propios valores, pero debemos tener en cuanta que lo que hagamos y el significado que le demos ahora que estén pequeños es el significado que tendrán para el resto de sus vidas.

Claro que me gusta que me den regalos, no lo voy a negar, pero estoy segura que si solo nos hubiésemos reunido a compartir y a celebrar la amistad, también la hubiese pasado muy bien. Aprovechemos estas fiestas para enseñarle a nuestras criaturas el significado real de compartir con otras personas, el real significado de la familia y de las amistades. Que si nos encanta recibir regalos porque nos hace sentir bien, también se puede sentir lo mismo dando algo al que tiene menos o simplemente queriéndolo y amándolo; que también se pueden sentir bien si ayudan a sus hermanos en una simple tarea cotidiana y que su hermano se lo agradezca. Hay miles e incontables formas que les podemos enseñar, queda en nosotros enseñarles lo que queremos que aprendan. Enseñémosle a simplemente ser felices con lo que tenemos, nosotros decidimos muchos de sus recuerdos y de su aprendizaje.

Por mi parte seguiré decorando la casa y trataré que el espíritu de la Navidad entre en las cabecitas de mis tres retoños como me gustaría que lo vayan a recordar siempre.

GN




viernes, 27 de noviembre de 2015

Es "urgente"

¿Qué es una urgencia? Según wikipedia es algo que necesita ser realizado o solucionado con mucha rapidez.

Después de estar inmiscuida en el mundo de la Medicina por varios años el significado de "urgente" para mí significa que hay que acudir inmediatamente o en el acto y que se trata de algo que necesita ser atendido con premura, incluso que la vida de alguien está en peligro. Así nos enseñan en esta carrera y cuando me dicen es "urgente" y en realidad no lo es, para mi concepto, me entra como un escalofrío o un corrientazo que  sale desde la amígdala cerebral donde se origina la furia  y recorre mi médula espinal.  Por supuesto que esto ocurre inconscientemente porque probablemente en mi cerebro el significado de "urgencia" está mas que tallado en piedra.

¿A qué voy con todo esto? Ya leerán.

Me encontraba con mi hija arreglando los trajes que tiene que usar para la función de ballet en la que participará este fin de semana. Estaba entre vestidos, medias, zapatos y tocados cuando aparece mi hijo de 6 años y me dice: "¡Mami, ven urgente!"  Dejé lo que estaba haciendo, lo miro y la verdad estaba sumamente tranquilo como para que algo malo estuviese pasando. Le pregunté que era eso urgente y me dice que de verdad necesitaba que fuera que era muy urgente. Cómo esa palabrita no me gusta desatenderla, abandono la habitación de mi hija y me dirijo hacia  el balcón con él y me dice: "Mami, mira la luna, está tan hermosa que necesitaba que la vieras, está tan linda como tú".  Me puse tan feliz que se me olvidó que iba angustiada porque ya estaba segura que la palabra urgente estaba mal utilizada. Lo abracé y le di las gracias por llevarme a ver la luna que de verdad estaba hermosa, llenita y redonda. No pude decirle que ese no era el significado de algo urgente, así que decidí dejar ahí la conversación y explicárselo otro día.

Le explicaré qué es lo urgente para papi y mami, así como las situaciones urgentes en las que pueda estar involucrado y  la diferencia entre urgente e importante. Estoy segura que para él era "importante" que viera la luna hermosa, pero cuando me dijo que necesitaba que la viera hoy porque solamente se ve así una vez al año (invento de él) entonces se convirtió en una urgencia importante. Los niños piensan como niños, no como nosotros. Si queremos que sepan nuestros significados entonces nos toca explicarles, no supongamos que ellos saben lo que nosotros pensamos, grave error y el cual me pasa a menudo.

Me encantó lo urgente que era que viera que me parecía a la luna, aunque estaba redonda, llenita y amarilla, igualita a mami. Depende del lado que lo vea, amé el momento, fue el mejor del día.

Fue entonces que mientras arreglaba nuevamente los trajes de danza de mi hija, pensaba cómo se lo voy a explicar. Tenemos que tratar de  enseñarles las diferencias de las situaciones en las que pueden estar expuestos para que sepan qué van a decir y cómo deben actuar ante determinada circunstancia. Una cosa es importante que es algo muy interesante y no pasa desapercibido o que tiene consecuencias profundas en algún aspecto, capaces de modificar la realidad.

GN


viernes, 20 de noviembre de 2015

Niños "pataletudos"

Las pataletas son famosas. El que ha tenido un hijo que ha hecho o hace pataletas de seguro que solo le puede desear (en sentido figurado) que el hijo de su peor enemigo las haga.

Cuando mi hija tenía 2 años y medio, me encontraba en un centro comercial comprándole un taje de baño, ella tomó uno talla 10 y yo le hacía entender que esa no era su talla. Empezó a gritar, a llorar y se tiró al piso en pleno almacén. Me quedé en "shock", era la primera vez que hacía una pataleta. Cuando miré alrededor estaban dos doñitas mirando la situación, cuchicheando y haciendo gestos como de "qué horror" y haciendo "no" con la cabeza. ¡Más rabia me dio! Lo que se me ocurrió fue dejarla sola e ir a la caja a pagar el traje de baño de la talla correcta. Mi hija  al darse cuenta que estaba sola, salió corriendo detrás mío y seguía llorando desconsolada. Al salir del almacén la cargué, subimos al auto y se calmó instantáneamente. Luego le hablé y traté de explicarle, no se si comprendió. Fue su primera pataleta y tal vez la única de esa magnitud. 


Estas explosiones de rabia están acompañadas de frustración y suelen aparecer en niños pequeños cuando sus capacidades de comunicación se ven limitadas y no saben hacerse entender. Los niños pequeños viven en el aquí, viven el justo momento y por lo general, tratan de satisfacer sus deseos de manera inmediata lo que hace que en algunas ocasiones pierdan el control. 

Se sabe que las pataletas son parte  parte del proceso de crecimiento de todos los niños y de su desarrollo como persona, pero no debemos permitir que nuestros hijos se acostumbren a responder impulsivamente y de manera desafiante. Por ende hay que guiarlos a manejar este momento.

Es importantísimo que los ayudemos a  identificar, reconocer y observar sus emociones, nos debemos de mantener firmes para que los niños puedan ver que no "somos manipulables"  con pataletas o negociaciones infinitas. Además nuestra firmeza será un ejemplo que enseñará a los nuestros niños  a mantenerse estables en sus decisiones y emociones. Dentro de mantenernos firmes está "mantener la calma". Lo más difícil seguramente para la mayoría de nosotros, a cualquiera desespera escuchar gritos y llantos desconsolados que se nos hacen eternos.

¿Qué se supone que podemos hacer en medio de una rabieta?


  • No subir el tono de voz, al contrario bajar el tono ayuda a que él se calme. O sea: NO GRITAR, muy difícil, pero no imposible.
  • Nunca agredir al niño para detener la pataleta ya que eso le enseñará que cuando uno está enfadado debe pegar.
  • Se puede llevar al niño con calma a otro escenario  para tener más tranquilidad al hablar con él y tener mayor control de la situación.
  • ¡Los abrazos ayudan! Al principio gritará y pataleará pero luego se calmará.
  • Vale distraerlo con alguna experiencia agradable, pero sin pasar por alto la mala conducta y el sentimiento que ésta genera.
  • No reírse de los ataques de llanto del niño. La rabia y la frustración que el niño siente son sentimientos reales para él y reírse de ellos es una falta de respeto.
  • Se puede establecer  un lugar para hacer una pausa en donde el niño deba permanecer cuando el comportamiento sea inadecuado. Algunas mamás le dicen "la silla de pensar".
  • Después de mostrar comprensión ignoremos la pataleta e intentemos  estar calmados y sin prestar atención al "pataletudo" mientras este se tranquiliza.
  • Cuando se calme se le puede abrazar y también felicitarlo  por haberlo logrado.

La mayoría de las veces nos cuesta controlar la situación, es horrible tener que lidiar con constantes berrinches, si nosotros mismos a veces no nos podemos controlar ante alguna situación que nos frustra o nos molesta y pegamos gritos, alaridos y nos descontrolamos ¿qué podemos esperar de los más pequeños? Cuando aprendemos a controlarnos en estos momentos nos será más fácil tolerar y ayudarlos a manejar sus momentos difíciles.

Si nosotros mismos hacemos pataletas a nuestra manera, nuestros hijos también tienen derecho a hacerlas de vez en cuando, pero debemos aprender a corregirlos y a guiarlos a cómo manejarlas de la mejor manera posible. Con mi hijo menor, el de dos años, no he tenido la misma suerte que con mi hija que era muy raro pasar por pataletas. Esta tercera criatura está en la época florida de pataletas, así que mi paciencia y control se ponen a prueba constantemente, seguiré practicando, ya con éste me gradúo, no se si de "manejadora exitosa de pataletas" pero me gradúo de algo.

GN

viernes, 13 de noviembre de 2015

¡A jugar se ha dicho!



Luego de repasar mentalmente las vacaciones que tuvimos con nuestros hijos me di cuenta que lo que realmente les gustó aparte de pasear en avión e irnos de vacaciones fue jugar con nosotros (mamá y papá) y pasar tiempo juntos, es decir fueron las "pequeñas cosas".

Así tal cual dice la canción: "son esas pequeñas cosas, que a veces no queremos ver, las que hacen que la vida sea mucho mejor, mas divertida y mas llena de amor... " así mismo fue.

Fuimos a parques bellos, divertidísimos y llenos de actividades, pero lo mas divertido para ellos fueron las burbujas de jabón que le caían a mamá, las cubetas de palomitas de maíz vacías para jugar en la ducha o en la piscina y el paseo relajado en los coches o carritos para que no se cansaran de caminar y que papá lo hacía emocionante levantándolos como si fuera una montaña rusa.

Parece irónico, pero hasta jugar a quién llega primero al  tal juego quedó mejor grabado en la memoria de ellos que el nombre del aparato volador o de la montaña rusa que me tuve que subir porque dos de mis hijos querían saber como era y en la cual morí de susto mientras ellos felices que yo estaba con ellos.

Cada vez se reafirma mas que es importantísimo que los padres juguemos con los hijos. Para nosotros los padres porque el juego con ellos nos permite conocerlos mejor, nos ayuda a enseñarles valores, formas de actuación y refuerza el vínculo con ellos. En mis palabras diría que se crea una conexión especial.

Es importante para nuestros pequeños, porque a través de esta herramienta aprenden, se desarrollan mejor y también adquieren mas tolerancia. Aprenden a relacionarse de una forma creativa con el mundo, lo que fomenta su imaginación. Y se sabe que los niños imaginativos son menos agresivos, mas pacientes y tienen más éxito en las tareas escolares, o sea que les va mejor en la escuela. También les sirve para controlar sus emociones y a que aprendan a reconocer las señales afectivas y las emociones de otros.

Es importante para la familia porque un rato de diversión compartida es la mejor arma contra el estrés. Según los expertos en este tema bastan 10 o 15 minutos diarios de juego familiar para que los niños empiecen a conseguir todos los beneficios que éste proporciona. ¿Saben qué es eso? Solamente 1 centésima de nuestro diario vivir, 15 minutos diarios que nos darán resultados positivos para el resto de la vida de nuestras criaturitas. Creo que vale la pena el esfuerzo aunque lleguemos cansados del trabajo, aunque hayamos tenido un día terrible, aunque hayan tenido múltiples actividades en el día, deberíamos intentarlo.

Juguemos con nuestros hijos y crecerán felices aparte que crearemos recuerdos que recordarán para siempre y seremos parte de su historia. ¡A jugar se ha dicho!

GN

viernes, 6 de noviembre de 2015

"No toques nada por favor"

Sigo de vaciones con mis tres hijos y mi esposito. No tengo queja, la hemos pasado muy bien y en momentos de desesperación pienso que si del cielo caen limones aprendo a hacer limonada con rapadura. Mejor pensar así que amargarme el resto del día por alguna pataleta del niño de 2 años, o porque el de 6 años no le quiere prestar la tableta al de 2 o porque la de 9 está agotada y "nunca" puede ir en el coche. Viajar con niños nunca va a ser fácil.

El destino donde me encuentro es totalmente turístico y planeado para disfrutar con niños o sin ellos. Me he dado cuenta que la mayoría de las mamás pensamos igual o decimos lo mismo. Cada vez que entraba a un baño público a cambiar pañales o a que uno de los otros niños liberara alguna necesidad fisiológica me escuchaba diciendo "no toques nada", "no te sientes", "eso está sucio" y así mismo lo escuchaba en castellano, en inglés o  portugués en los cubículos contiguos. Y una que otra vez escuchaba decir "te dije que no tocarás" y no precisamente con tono calmado,  incluso hay niños que se agachan y ponen las manos en el piso para asomarse por debajo de la puerta o de la separación entre baño y baño.

La mayoría de las mamás queremos que cuando entramos al baño público con nuestros hijos, por mas limpio que esté, estas pequeñas criaturas vayan prácticamente como robots, que no toquen nada, que no respiren, que ni se acerquen al inodoro y algunas hasta los cargamos para que ni se les ocurra sentarse en el váter. Algunos baños tienen protectores para que las personas se sientes pero en realidad se ha demostrado que no sirven de nada en cuanto a transmisión de enfermedades se refiere, pero para mi concepto sirve para mi paz mental únicamente, en mí funciona como un efecto placebo.

La mayoría de las personas pensamos que al estar sucios estos baños podemos adquirir alguna enfermedad por estar llenos de bacterias; lo cierto es que, comparados con otras superficies, no tanto. Cualquier baño público tiene probablemente menos gérmenes que el fregador de la cocina. Se ha demostrado que la propagación de enfermedades por ir a un baño público o sentarse en uno de estos inodoros  no transmite enfermedades porque la piel de "nuestras posaderas" o "de las pompas" (como dice mi hijo) funciona como una barrera protectora contra los gérmenes.

Lo que sí ayuda a evitar la propagación de enfermedades gastrointestinales es lavarse bien las manos y bajar la tapa del inodoro al tirar de la cadena.


A pesar de todo este conocimiento, lo más probable es que le seguiré diciendo a mis hijos "no toques nada" cuando entremos a un baño público, va a ser inevitable, estoy segurísima, al igual que la mayoría de nosotros y estoy segura también que ellos harán lo mismo cuando tengan sus hijos. Siempre sentiré que hay pequeños monstritos que salen del baño y se adhieren en las nalguitas, pero hay que agregarle a la imaginación que cuando los monstritos llegen a las pequeñas posaderas de nuestros retoños serán destruidos. 

Trato siempre de llevar un gel de alcohol en la cartera por cualquier eventualidad pero debemos  invertir mas tiempo en enseñarles a lavarse bien las manos que en andar gritando " no toqueeeeesssss que está sucio". 

GN




viernes, 30 de octubre de 2015

Exceso de voltaje en los aires...



¡ Me tocó irme de vacaciones ! Yuuuupiiiii 

Todo iba bien hasta que me tuve que sentar con mis dos hijos menores (el de 2 y el de 6 años) en una fila en el avión y mi señor esposo 15 filas más atrás con mi hija de 9 años. O sea que todo fue bien por 2-3 horas desde que salí de la casa hasta que abordamos el avión. 

Como mi hijo menor tiene 2 años y ya paga asiento, se supone que debía ir sentado en la silla  en el despegue y en el aterrizaje ¡misión imposible!
En el despegue y durante el ascenso lloró, fácil , 15 minutos continuos, hago la salvedad que acaba de pasar un resfriado así que asumí que era que le dolían los oídos a pesar de que bebió un poco de agua. Pobres pasajeros de al lado, pero en verdad no pude hacer nada.

A mi chiquitín no le dió la gana de probar la comida del avión, así que tuve que recurrir a unos chocolates que tenía en un compartimento secreto y con eso ingirió un par de calorías y no de las buenas. Tampoco le dio la gana de dormir y se desesperaba por periodos. El hermano quiso sentarse con él y se puso furioso por lo que salieron volando los chocolatitos decorando el piso de bolitas de colores y el refresco quedó vertido en la camisa del hermano por lo que tuve que cambiarle la ropa ahí mismo en el asiento para no tener que pasar por la odisea de ir al baño con los dos individuos. Cuando faltaban 20 minutos para aterrizar a mi pequeño retoño le cayó el sueño y quedó rendido encima mío, cuando el avión se alistaba para el aterrizaje pasa la señora aeromoza y me dice que si el niño tenía dos años tenía que sentarlo y no lo  podía llevar cargado ¡casi lloro! Le digo muy amablemente que que si era necesario, que en verdad se iba a despertar y estaba segura que no se iba a quedar sentado. Su respuesta fue: por favor siéntelo y póngale el cinturón de seguridad. Casi con la lagrimita desbordándose hago lo que me indicó la señora y efectivamente la criatura se despertó, desorientado y empezó el llanto. Está vez se duplicó en intensidad si lo comparaba con el ascenso, el niño casi que parecía estar poseído por una fuerza sobrenatural, lloraba, gritaba y pataleaba sin querer estar sentado. Se calmó como 5 minutos después del aterrizaje y estuvimos 20 minutos mas en pista. Pero finalmente habíamos llegado al destino. 

Viajar con niños puede ser una gran experiencia pero depende del punto de vista que lo veamos. Deberían existir aviones equipados para hacerle el viaje más placentero a los niños y por supuesto mas fácil a los padres que los acompañan, por lo menos en los destinos en los cuales siempre viajan niños diaramente. Pero como siempre digo: no es malo soñar. Y que ni me pregunten cómo considera usted que fue la experiencia del vuelo en la aerolínea. Preferiría no contestar porque no sería objetiva.  Menos mal que ya iba mentalizaba y al subir al avión desconecté mi chip de preocupación por el buen comportamiento de los niños y las molestias que esto puede ocasionar a terceros porque si no ese chip se hubiese quemado por cortocircuitos y exceso de voltaje.

Ya les contaré el regreso...

GN


viernes, 23 de octubre de 2015

Mamás manipuladas...

¿Te has sentido manipulada por alguno de tus hijos? Yo sí.

Hablando con mis amigas futboleras, previo al partido que perdimos 8-2, les preguntaba sobre qué tema podía escribir en el blog y el tema a relucir fue sobre la manipulación a que somos sometidas la mamás.

La capitana me dijo que su hijo mayor la trataba de manipular pero que ella no se dejaba. Creo que todas las demás a las cuales le pregunté dijeron que sí caían en la trampa de la manipulación algunas veces. Entre los “estilos de manipulación” que ronda entre nuestros hijos relucía el que es con amor y el otro con rencor.

La manipulación con amor, es aquella en la cual el involucrado te da besos y abrazos para conseguir lo que desea o también delinque en estos actos luego de alguna travesurilla para no ser castigado. En este aspecto me veo identificada con mi segundo hijo, es el niño más amoroso que conozco, pero muchas veces consigue lo que desea brindando amor y cariño extra, además de decirte que eres la mejor del mundo entero.

La manipulación con rencor es aquella, según yo, en que el niño te puede decir frases con las cuales trata de herir nuestros sentimientos y llenas de contenido emotivo, como por ejemplo “eres mala” o “nunca estás conmigo”. Una de mis amigas luego de alguna frase similar de parte de sus hijos, los sentó en la mesa del comedor y se puso con ellos a buscar en el directorio telefónico el nombre de alguna mamá nueva.

Manipular es manejar, maniobrar, utilizar e intervenir, con medios hábiles o "maliciosos". Educar a nuestros hijos no es fácil, el manual perfecto nunca existirá y aprendemos de experiencias propias y de otras personas. Si nuestros hijos aprenden estrategias para conseguir algo y lo consiguen, lo seguirán haciendo a menos que nosotros le pongamos un alto y lo hagamos con determinación. ¡Cosa sumamente difícil!

Si los castigamos, no de forma física, debemos cumplir el castigo, si no lo vamos a cumplir ni lo pongamos porque el resultado puede ser peor. La única forma de cortar la manipulación es no ceder. A veces nos cuesta mucho hacerlo, pero hay que intentarlo para lograrlo.  La manipulación existe cuando los padres la permitimos, debemos ser constantes y consistentes para no entrar a ese círculo vicioso.

Lo ideal es no ceder ante las rabietas, pataletas y caprichos de nuestros hijos.
Acepto que he sido manipulada en varias ocasiones y más me cuesta cuando me dicen que soy la mejor mamá del mundo entero y de su vida, pero hay que ponerse los pantalones como quien dice.

Pues sí, en algún momento he sido una mamá manipulada. Acá seguiremos poniendo límites para que esto no ocurra frecuentemente.  

Y bueno, sí perdimos 8-2 y eso que la portera paró como  15 goles,  pero luchamos hasta el final y también quemamos un par de calorías extras…


GN