viernes, 20 de noviembre de 2015

Niños "pataletudos"

Las pataletas son famosas. El que ha tenido un hijo que ha hecho o hace pataletas de seguro que solo le puede desear (en sentido figurado) que el hijo de su peor enemigo las haga.

Cuando mi hija tenía 2 años y medio, me encontraba en un centro comercial comprándole un taje de baño, ella tomó uno talla 10 y yo le hacía entender que esa no era su talla. Empezó a gritar, a llorar y se tiró al piso en pleno almacén. Me quedé en "shock", era la primera vez que hacía una pataleta. Cuando miré alrededor estaban dos doñitas mirando la situación, cuchicheando y haciendo gestos como de "qué horror" y haciendo "no" con la cabeza. ¡Más rabia me dio! Lo que se me ocurrió fue dejarla sola e ir a la caja a pagar el traje de baño de la talla correcta. Mi hija  al darse cuenta que estaba sola, salió corriendo detrás mío y seguía llorando desconsolada. Al salir del almacén la cargué, subimos al auto y se calmó instantáneamente. Luego le hablé y traté de explicarle, no se si comprendió. Fue su primera pataleta y tal vez la única de esa magnitud. 


Estas explosiones de rabia están acompañadas de frustración y suelen aparecer en niños pequeños cuando sus capacidades de comunicación se ven limitadas y no saben hacerse entender. Los niños pequeños viven en el aquí, viven el justo momento y por lo general, tratan de satisfacer sus deseos de manera inmediata lo que hace que en algunas ocasiones pierdan el control. 

Se sabe que las pataletas son parte  parte del proceso de crecimiento de todos los niños y de su desarrollo como persona, pero no debemos permitir que nuestros hijos se acostumbren a responder impulsivamente y de manera desafiante. Por ende hay que guiarlos a manejar este momento.

Es importantísimo que los ayudemos a  identificar, reconocer y observar sus emociones, nos debemos de mantener firmes para que los niños puedan ver que no "somos manipulables"  con pataletas o negociaciones infinitas. Además nuestra firmeza será un ejemplo que enseñará a los nuestros niños  a mantenerse estables en sus decisiones y emociones. Dentro de mantenernos firmes está "mantener la calma". Lo más difícil seguramente para la mayoría de nosotros, a cualquiera desespera escuchar gritos y llantos desconsolados que se nos hacen eternos.

¿Qué se supone que podemos hacer en medio de una rabieta?


  • No subir el tono de voz, al contrario bajar el tono ayuda a que él se calme. O sea: NO GRITAR, muy difícil, pero no imposible.
  • Nunca agredir al niño para detener la pataleta ya que eso le enseñará que cuando uno está enfadado debe pegar.
  • Se puede llevar al niño con calma a otro escenario  para tener más tranquilidad al hablar con él y tener mayor control de la situación.
  • ¡Los abrazos ayudan! Al principio gritará y pataleará pero luego se calmará.
  • Vale distraerlo con alguna experiencia agradable, pero sin pasar por alto la mala conducta y el sentimiento que ésta genera.
  • No reírse de los ataques de llanto del niño. La rabia y la frustración que el niño siente son sentimientos reales para él y reírse de ellos es una falta de respeto.
  • Se puede establecer  un lugar para hacer una pausa en donde el niño deba permanecer cuando el comportamiento sea inadecuado. Algunas mamás le dicen "la silla de pensar".
  • Después de mostrar comprensión ignoremos la pataleta e intentemos  estar calmados y sin prestar atención al "pataletudo" mientras este se tranquiliza.
  • Cuando se calme se le puede abrazar y también felicitarlo  por haberlo logrado.

La mayoría de las veces nos cuesta controlar la situación, es horrible tener que lidiar con constantes berrinches, si nosotros mismos a veces no nos podemos controlar ante alguna situación que nos frustra o nos molesta y pegamos gritos, alaridos y nos descontrolamos ¿qué podemos esperar de los más pequeños? Cuando aprendemos a controlarnos en estos momentos nos será más fácil tolerar y ayudarlos a manejar sus momentos difíciles.

Si nosotros mismos hacemos pataletas a nuestra manera, nuestros hijos también tienen derecho a hacerlas de vez en cuando, pero debemos aprender a corregirlos y a guiarlos a cómo manejarlas de la mejor manera posible. Con mi hijo menor, el de dos años, no he tenido la misma suerte que con mi hija que era muy raro pasar por pataletas. Esta tercera criatura está en la época florida de pataletas, así que mi paciencia y control se ponen a prueba constantemente, seguiré practicando, ya con éste me gradúo, no se si de "manejadora exitosa de pataletas" pero me gradúo de algo.

GN

No hay comentarios:

Publicar un comentario