No estoy lista para ser amiga de la
muerte, soy amiga de la vida, ayudar a
traer niños al mundo es una bendición y una alegría muy grande, pero saber que
alguien conocido fallece me pone a pensar siempre en los ciclos de la vida, en
las pequeñas y grandes cosas que la vida me da.
Asumo que en muchas profesiones es igual,
pero en ésta, conoces a tanta gente que muchas veces olvidas caras y nombres,
al igual que hay caras, palabras y gestos que nunca llegas a olvidar. Creas empatía con los pacientes, con las
mamás de los pacientes y las abuelas, en
realidad con los que van constantemente a las citas. Te das cuenta que hay
personas maravillosas en este mundo, que se desviven por sus hijos, que tratan
de dar lo mejor de sí, que les gusta ayudar a los demás sin intenciones de
recibir nada a cambio y es cuando piensas que más personas como esas deberían
existir en el mundo. Hay pacientes que te encanta que vayan a la consulta
porque sientes buena vibra, sientes positivismo y las consultas resultan
gratas.
Así como esa sensación de agradecimiento
que te dan las personas cuando sientes que no has hecho nada que haya que
agradecer es la persona que hoy se fue
al cielo. Justo hoy en la mañana me entero que estaba grave en un Hospital de
la localidad, pasé por el lugar pero no pude hablar con ningún familiar, no me
atreví ni siquiera a entrar donde estaban, se percibía mucho dolor y me retiré
con la cabeza baja y el alma apretada. Hace pocos minutos me entero que esta
maravillosa mamá ya no nos acompaña en este mundo y mi corazón está triste. Me
cuesta lidiar con la muerte y la idea de despedir gente maravillosa de este
mundo, pero se supone que los médicos somos fuertes en este aspecto, pues yo
no, y creo que no podré serlo nunca. Ahora entiendo una de las razones por las que
estudié Neonatología, son más las alegrías
que las tristezas. Hoy casualmente le decía a la abuela de un recién nacido que
esta era de las mejores profesiones (para mí) cuando ella me dijo que debía ser rico trabajar dándole alegría a las personas en el momento del nacimiento y
tiene razón, mucha razón.
Gracias por los momentos de enseñanza,
gracias por haber sido parte de algunos momentos de mi profesión y gracias por
la confianza que depositaste en nosotros. Hasta siempre M.
GN