martes, 19 de mayo de 2020

Esta cuarentena me ha enseñado tantas cosas…

Todos hemos pasado de manera distinta la cuarentena, a pesar de tener que haber estado en casa saliendo para lo indispensable.

LA CASA:  Amo estar en casa, realmente no me molestaba no tener que salir, soy una persona casera, no necesito tener un “plan” para divertirme. No me gusta mucho los quehaceres de la casa, por suerte tengo ayuda y me hacen la vida más fácil. Aprendí a que muchas cosas se pueden hacer desde casa, que salir lo indispensable se podía cumplir a cabalidad. Me encantó poder pedir frutas, verduras y comestibles en general y que me los llevaran a la puerta de la casa. Creo que lo seguiré haciendo, el tiempo que uno ahorra es increíble y conseguí lugares que me despachan alimentos frescos y de buena calidad con excelente servicio. Aprendí a ver que incluso se puede tener salones de clases y consultorio para asesorías virtuales en la comodidad de la casa.

HIJOS:  Me impresioné de la capacidad que tienen mis hijos para adaptarse a las diferentes situaciones, tomaron la educación en casa de la mejor manera. No les digo que no quisieron salir en algún momento, pero aprendieron a conocer las causas de la cuarentena. Uno que otro tuvo periodos de tristeza y de ira, asumimos que por el encierro tanto tiempo, pero se le pasaba al rato o en días. Hay que comprenderlos, no todos somos iguales y no todos manejamos las emociones de igual forma.  Aprendieron todas las labores del hogar, hasta pegar botones y remendar camisetas. Lavar platos o recoger la mesa era parte del día a día. “Aburrrirse” era parte del día a día y obviamente salieron grandes ideas de este aburrimiento, congeniaron mas entre ellos y por supuesto las peleas entre hermanos estaban a la orden del día. Hubo días buenos y días malos y los seguirá habiendo, es parte del crecimiento y de aprender relaciones sociales.

TRABAJO: De las partes más difíciles de todas, no poder ir al consultorio regularmente me hizo falta. Sentir que los niños que atrasaban en sus cuadros vacunales me mortificaron bastante. Incorporé algo de “asesorías virtuales” para dar recomendaciones en tiempos de pandemias aligeró la carga en algunos padres. Ir a partos y cesáreas para recibir nuevos inquilinos del mundo me daba dicha y esperanza que siempre hay cosas buenas a pesar del caos. Ese amor siempre será a primera vista y el mas puro del mundo. Las medidas de atención cambiaron y creo que se mantendrán por siempre para cuidado de todos.

FAMILIA:  Me hacen falta verlos y abrazarlos. A pesar de conversar a menudo con ellos y las videollamadas ayudan, pero no es lo mismo. Una llamada nunca reemplazará un abrazo. Creo que conversé mas con ellos en estos meses que lo que antes lo hacía.

AMIGOS:  Recalqué que tengo amigas y amigos extraordinarios, que se preocupan por ti y que siempre estaban pendiente de que estuvieras bien. Las reuniones por zoom ayudaban a mantenerlas cerca, pero tampoco reemplazan el cafecito o el almuerzo real y en vivo.

COMUNIDAD:  Me di cuenta de que hay gente maravillosa, con el don de querer a ayudar a las personas sin querer nada a cambio. En el edificio en el cual vivo, si algún vecino necesitaba algo, siempre había un voluntario para ayudar.

SOCIEDAD:  La mas difícil de todas. Como en todas partes gente que cumplía las reglas y otros que no. Gente que está acostumbrada a hacer siempre lo que les plazca y que no querían cumplir las directrices establecidas por el Gobierno y dudo que lo hagan. Gente que se quejaba de todo y gente que siempre estuvo de acuerdo y acató las reglas de distanciamiento social al pie de la letra.

ESCUELA:  Ser a veces la maestra de mis hijos, sobre todo de mi hijo menor, no es lo que más me apasiona. Indudablemente para ser maestro debes tener vocación y la mayoría de los maestros de mis hijos la tienen. La capacidad y la paciencia para manejar a tantos niños de manera virtual es impresionante. He sido profesora universitaria, pero ser maestra de primaria y de forma virtual ni se asemeja, en nada. Ser profesor universitario es mucho más fácil.

Siempre hay cosas buenas, intermedias y malas. Indudablemente este año 2020 que vino con virus será para no olvidarnos jamás, año de aprendizaje, de adaptación, de sacrificios, del día a día. De darse cuenta de lo mal pagado de algunas profesiones, como varias ramas de la ciencia, y de otras muy bien pagadas con poco estudio y con poco sacrificio, sino que pagan por el aspecto de las personas y por los contactos que pueda tener. Un año para agradecer que uno tiene salud, familia y amigos que se preocupan por uno, un año para corroborar que lo que haces te tiene que gustar, un año para aprovechar y conocer más a los hijos y a la familia en general. Para agradecer que tienes un compañero de vida que ama a su familia y que, por cierto, hizo los mismos trabajos domésticos que yo y que, aunque no lo crean, no discutimos en toda la cuarentena. Un año en que un abrazo o un beso tiene un valor invaluable y una llamada para saber cómo te encuentras, vale mas que mil chats de WhatsApp. Un año que perdimos gente querida, pero que permanecerán en nuestras memorias por siempre.

GN

viernes, 13 de marzo de 2020

Necesitaba expresarme

Tengo rato de no escribir en mi blog, parece que los blogs pasaron de moda y muy poca gente los lee, así que me puse a escribir libros, pero extraño escribir en el blog, muchas veces cosas sin importancia para otras personas, pero a través de él me puedo expresar.

Apareció un nuevo virus en el mundo, ya la mayoría estamos hartos de escuchar de él, pero se ha ido esparciendo por todas partes y muchos temían que llegara a sus países, pero era inevitable. Convivimos todos los días, tenemos familia en otros países, viajamos para pasear, para trabajar, nadie es una isla, aunque sea vemos a alguien en algún momento o vemos a muchas personas en periodos cortos de tiempo, 15 minutos son suficientes para que nos contagiemos a menos de 2 metros. ¿Se imaginan en un avión con alguien tosiendo frecuentemente? O comiendo un helado en una cafetería en que las mesas están muy pegaditas, ni sabemos si las personas que están al lado nuestro están enfermas o incubando alguna enfermedad.

Esta pandemia ha hecho que las precauciones de limpieza y lavado de manos se incrementen, como debería ser siempre y que además, algunos recurramos a actualizar los cuadros vacunales de nuestros hijos por miedo a que se les pegue otra cosa, que casi no salgamos de la casa para evitar la propagación, muchos seguimos las recomendaciones que dictan las autoridades de salud, pero otros lamentablemente no lo hacen.

Hace unos días estaba en un evento pequeño, 10-12 personas, a pesar de que hay que evitar conglomerados de personas asistí, aunque  los conglomerados se consideran mas de 50 personas. Estamos acostumbrados, como buen país latino a saludar de besos y abrazos, así somos, es costumbre.  Muchas recordábamos, porque solo habían mujeres, que no era prudente saludar de besito para evitar propagar al virus, las reacciones fueron múltiples:

-¡Verdad!, saludar de lejitos. Persona risueña y consiente de la situación mundial.

-¡Caramba!, se me olvida, pero necesito darte un abrazo porque tengo tiempo que no te veo. Persona jovial pero que no sigue directrices.

-Persona que se acordaba en camino al beso y se detenía en seco, seria y preocupada.

-¡La verdad a mi que me de! Ese virus no me va a matar y hay que seguir con la vida. Persona inconsciente.

Es indudable que a la mayoría de nosotros, si nos da COVID-19, no nos pasará mayor cosa, algunos síntomas respiratorios y saldremos adelante. El 80% lo supera sin problema. Pero, ¿qué pasa con nuestros papás y abuelitos?, la mayoría están arriba de 60-70-80 años o si tenemos un hermano cardiópata o hay un adolescente diabético. ¿Qué tal si vives con un familiar que tiene cáncer y si tienes hijos y de vez en cuando ven a los abuelos? Por suerte a los niños les da muy pocos síntomas pero lo pueden transmitir a las personas vulnerables y para ellos si puede ser catastrófico.

¿Tanto cuesta cambiar nuestros hábitos? ¿Tanto nos cuesta quedarnos en casa y salir lo menos posible? ¿Tanto nos cuesta preocuparnos por los demás? Seguro han escuchado mas de mil veces que no entremos en pánico, pues bien, cada uno procesa la información a su manera, pero sea la manera como se procese, hay que tomar conciencia de cumplir las medidas establecidas, debemos aprender a cambiar hábitos de ser necesarios, es falso que a alguien “le vaya a dar algo o que no pueda” quedarse en cuarentena o en aislamiento preventivo, debemos aprender o lograr autorregularnos por el bien de todos, de nosotros mismos, de nuestros hijos, de nuestros padres y de nuestros abuelitos y de aquella persona que no conocemos pero que probablemente sea vulnerable. Es una situación mundial que seguro nadie quería atravesar, pero que estamos atravesando. Y  en la que hay que aprender a adaptarse.

Ya me expresé !!!

GN