viernes, 22 de diciembre de 2017

Momentos y Recuerdos

Me encanta que me regalen como a cualquier ser humano o por lo menos creo que a la mayoría de la gente le gustan los regalos.  En los últimos años he aprendido que la mayoría de estos regalos van pasando, se quedan y nos hacen felices por unos momentos o días solamente. Leí un estudio por ahí que dice que  un objeto material es capaz de hacernos felices hasta más amenos 3 meses alrededor de la compra y luego la felicidad se desvanece. En cambio, los recuerdos generados por una experiencia agradable o bella pueden durar toda nuestra vida mientras tengamos memoria.

Muchas veces regalar cosas materiales es una salida y puede resultar fácil, algunas personas nos ponen a pensar qué regalarles porque en verdad no les hace falta nada material. Con algunas no hay que pensar demasiado y lo que cuesta es el dinero que vamos a gastar para comprar algo.  Para mi es importante ser atento, que las personas que te interesan o a las que quieres sientan cariño, la vida puede estar llena de ciertos detalles y gestos de amor, no hay nada mejor que sentirse querido.  


En estos días tuve una reunión con un grupo de amigas e intercambiamos regalos, cuando una de ellas dijo  que le regalaba  a una persona dulce y buena y mencionó mi nombre mi corazón se llenó de felicidad al escuchar cualidades agradables de uno mismo, hago constar que el regalo estuvo espectacular, pero las palabras quedarán grabadas en mi memoria por siempre como un buen regalo también. 

Siempre  pienso que lo que realmente quiero es grabar buenos momentos y recuerdos en la memoria de mis hijos y de las personas que quiero. Seguiré trabajando en ello. No crean que no me gusta que me regalen, me encanta, pero a veces una llamada, un abrazo o un gesto de agradecimiento o un simple Gracias por todo, vale mucho. 



En estas épocas especiales repartir felicidad o estar felices con nosotros mismos es esencial, disminuyamos el altruísmo y el materialismo, abracemos más y agradezcamos más. Díganle a sus hijos y a sus padres cuánto los aman, porque cuando alguno de ellos no estén esos momentos nos llenarán el alma y nuestros corazones. El mejor regalo son los detalles  y los buenos recuerdos. 



Felices fiestas a todos y gracias por los buenos momentos que me han regalado.



GN




viernes, 1 de diciembre de 2017

Cartitas...

A esta altura del año muchos niños ya han escrito su cartita de Navidad o están por hacerla. Desde que nació mi primera hija en la lista de Navidad puede tener lo que desean, pero es norma que el ayudante del Niño Dios o el Señor del vestido rojo llegue a casa con 3 regalos, ya ellos saben que aunque pongan 8,10 o 20 cosas llegarán 3 de la lista, así que es mejor que lo piensen bien antes de escribir.

Se supone que esta estrategia la implementamos para eliminar los pensamientos en los niños de por qué algunos reciben más regalos que otros, lo que no logro es encontrar respuesta de por qué hay niños que no reciben nada, pero les digo que el amor, el cariño, los abrazos, los amigos y muchas cosas no materiales son regalos también, pero estoy perfeccionando la idea. No es tan fácil, hay muchos de sus amigos que reciben ese día incontables regalos y siempre nos preguntan por qué, entonces se vuelve a dañar mi estrategia, pero seguimos igual cada año, pero los niños se adaptan o se acostumbras a los límites  que ponemos  los padres, incluso aprenden solos a ponerse metas de vez en cuando.

Es difícil hacer entender a un niño estos temas, pero poco a poco aprenderán cuál es el verdadero significado de regalar, que sepan que el valor del regalo lo define el cariño y el amor de la persona que lo escogió  y no el costo monetario del mismo. Recordemos que nuestros hijos aprenden con actos, con nuestros actos.

Hace un par de años, aparte de esta modalidad, decidimos que los regalos que más querían serían de nuestra parte. ¿Por qué?  Ya que queríamos que comprendieran  por qué los papás trabajamos, por qué a veces nos ausentamos del hogar por estar en la oficina, sentimos que así pueden valorar lo que hacemos que en gran parte es por ellos, por nuestra felicidad y la de ellos. 

Les recomiendo que aparte de toda esta locura navideña que la sociedad ha logrado,  le regalemos  a nuestros hijos inteligencia emocional, herramientas para resolver problemas y para encontrar soluciones, que comprendan que puedan disfrutar de momentos simples, que cada día de sus vidas es importante, ya que para muchas personas cada minuto es vital.

Cada padre maneja el tema de los regalos navideños, de las cartitas a Santa o al Niño Dios dependiendo de su creencia y no me meto con eso, cada quien le enseña a sus hijos lo que uno quiere que aprendan, pero podemos replantearnos lo que en verdad queremos enseñarles a nuestros hijos lo cual será para toda la vida. 

GN

viernes, 17 de noviembre de 2017

#mamádeprematuro

Hoy se celebra el Día Internacional del Bebé Prematuro para rendir homenaje a estos pequeños guerreros luchadores. Soy mamá de dos niños que nacieron prematuros, cada uno con situaciones vividas distintas pero con desenlaces maravillosos.


Entre 1-2 de cada 10 nacimientos son de bebés prematuros y es un problema serio de salud pública. Mas de un millón de bebés prematuros mueren anualmente a nivel mundial y los que sobreviven pueden tener problemas de salud o algún grado de discapacidad.



Creo que nadie sabe lo que pasan los padres de un bebé prematuro hasta que lo tienen, obviamente. Antes de tener 2 bebés prematuros en diferente tiempo, pensaba que comprendía a los padres. Cuando mi segundo hijo nació 6 semanas antes y estuvo en cuidados intensivos y delicado, empecé a comprender que se siente una impotencia indescriptible, se siente querer hacer algo y no poder, se quiere mantener la calma y muchas veces no es posible.  Tanto fue el estrés vivido que tengo lagunas mentales de ciertas situaciones, no me acuerdo de largas horas, pero se que pasaron porque me las cuentan. Comprendí que a pesar que los médicos le hablen a los padres, muchas veces la cabeza está en otro lugar y hay que volver a repetir la información. 



Nadie quiere tener a un hijo delicado de salud y pensar todo lo malo que puede pasar o que el desenlace puede ser fatal, nadie. A veces solo necesitamos compañía, en otras ocasiones espacio o  silencio. Cargar por primera vez a tu bebé cuando nace prematuro te llena de ánimo, ojalá que en mi país los padres estuviesen más involucrados en las unidades neonatales, pero no porque ellos no quieran estar, si no porque los "sistemas de salud" no están diseñados para ello, cambiarlos lleva tiempo, pero vale la pena el esfuerzo.  Como dice un gran colega: los padres no deben ser visitas, deben ser parte del tratamiento.  Estoy tan de acuerdo, sigo haciendo el intento, sigo tratando que las abuelas se cuelen en las unidades para ver a sus nietos, sigo luchando para que los padres hagan método canguro el mayor tiempo posible, trato que los carguen y los acaricien aunque estén llenos de tubos, pero tristemente no hay tanta ayuda como quisiera, pero por suerte siempre encuentro cómplices que me ayudan.



Si nos ha costado lograr que los bebés recién nacidos a término estén 24 horas con sus padres desde el momento de nacimiento  se podrán imaginar lo que es tratar lo mismo en las unidades de cuidados intensivos neonatales, pero la esperanza no la perdemos muchos de los que trabajamos en el área y andamos en el mismo "movimiento".



Tener un bebé prematuro no solo impacta a una familia en el momento que nace, si no que impacta gran parte de la vida del niño y de la familia completa. Si contamos las terapias, las citas médicas, la atención integral en varios aspectos de la vida del niño, es un proceso largo a veces. No solo los niños son pequeños grandes guerreros y luchadores, los padres también lo sean y todos aquellos que apoyan en la familia y los amigos.



Mis hijos prematuros me han enseñado más de lo que yo misma pensaba, seguiré pensando que a pesar de todo lo vivido ene los momentos críticos y las consecuencias de haber nacido prematuros me han ayudado infinitamente como persona, no siempre tenemos el control de las cosas y aunque ya tengan 4 y 8 años siempre seré #mamádeprematuro, nacen pequeños pero viven en grande.



GN

lunes, 6 de noviembre de 2017

Humanizado, respetado

Desde que tengo memoria mi mamá y mi papá me decían hasta el cansancio que todas las personas del mundo se respetaban, al igual que la naturaleza y  los animales. Que a todos debíamos tratar por igual y que ninguna persona merecía ser tratada mal ni con palabras ni con acciones.

En los últimos años siento que está en boca de muchos la palabra "respetuoso" o "respetado"y  "humanizado". Estos participios se lo quieren colocar a muchas acciones en el ámbito de la salud en todos sus niveles. Que si el parto humanizado o respetado, la lactancia respetada, la cesárea respetada, el apego respetado, el destete respetado y en estos días vi un post de la terapia ocupacional respetada. Estas palabras en algunos casos bien utilizada hacen referencia, por ejemplo en un parto, a una "modalidad" de atención que se caracteriza por el respeto a los derechos de los padres, de los niños y de la familia al momento del nacimiento y que todo se desarrolle de la manera mas natural posible. Así mismo aplicaría para cualquier atención médica o de cualquier servicio de salud.

Aclaro que no estoy en contra con nada de eso, lo que me molesta es que si no ponemos este participio en la atención que uno brinda hay que asumir que uno no lo hace bien y eso sí me molesta. Si todos merecemos respeto y tenemos derecho a ser tratados por igual ¿por qué hay que estar poniendo  o agregando palabras para que se escuche mejor o para que se piense que así es como hay que hacer las cosas?. Si todos los profesionales en la atención de salud, pusiéramos de nuestra parte, estas palabras se omitirían.

Una vez un colega pediatra me dijo: es que yo atiendo bebés en partos humanizados y favorezco a la lactancia respetuosa. La verdad no quise preguntar qué tan diferente era a lo que muchos hacemos pero no quería entrar en discusión. No me cabe en la cabeza que si yo le doy pecho a mi bebé de la manera que piense que es la mejor pueda estar haciendo algo irrespetuoso o si no pude dar mas de tres meses de lactancia materna o le ofrecí a mi bebé lactancia mixta entonces resulta que estoy irrespetado a mi bebé. No logro entender muy bien, qué lástima que haya que recalcar esas palabras para pensar que las cosas se hacen bien y que los demás no lo hacen bien.

Cada profesional debe hacerlo de la mejor manera posible y con buen trato a todo el mundo. Hoy comentaba que hay meseros que atienden buenísimo y otros que ni una sonrisa esbozan, ¿entonces habría que decir que son meseros con atención humanizada? en todas las profesiones hay personas que hacen su trabajo al 100% y otras pues que lastimosamente no, todo viene desde el hogar, desde que estamos pequeños, desde la educación que nos brindan nuestros padres y que nos corroboran en las escuelas, la educación es la clave del éxito para todo. Entonces parece que hay que aprender a atender humanizadamente y respetuosamente, triste. Aclaro que esta es mi opinión y es muy personal, no involucro a ningún otro personal de salud. El que da cariño recibe cariño y con el respeto debería ser lo mismo.

Saludos, 

GN

domingo, 29 de octubre de 2017

Carta a mamás y papás.

Queridas mamás y también papás:

En los últimos años en que la tecnología  ha avanzado exponencialmente un sin número de videos para niños han salido con el fin de enseñar a nuestros hijos múltiples aspectos, hay infinitos videojuegos y consolas, programas televisivos  que hasta se promocionan que son para bebés. Todo esto ha hecho que haya ocurrido un profundo cambio en la sociedad, en las familias, en la educación e influye directamente en el tiempo de ocio de nuestros hijos y en su distribución de "tiempo libre".

Jugar sin aparatos electrónicos, no solamente va a divertir a los niños, si no que al jugar están aprendiendo, desarrollando un sin número de habilidades y el simple hecho de jugar  hace que el cerebro "se active". Jugando se estimulan varias hormonas como la serotonina que disminuye el estrés, endorfinas que transmiten felicidad, acetilcolina que mejora la concentración y la dopamina que estimula la actividad física y hace que los músculos reaccionen ante el juego y ayuda  además a  estimular la imaginación.

Es obvio que los tiempos han cambiado  y nuestros hijos no se divierten con los  mismos juegos con que lo hacíamos nosotros, pero jugar es una necesidad del ser humano y siempre formará parte de nuestras vidas. Debemos enseñar a nuestros hijos a jugar, los niños buscarán lo que conocen y si juegan más con aparatos electrónicos que al aire libre, eso es lo que buscarán. Se dice que debemos jugar con nuestros hijos por lo menos 20 minutos tres veces a la semana, es decir que en total es una hora a la semana y muchas veces ni lo logramos por el agitado mundo en en que vivimos.

Nos sentimos culpables si nuestros hijos nos dicen que están aburridos y los llenamos de actividades y planes para que no "se aburran". Del aburrimiento nacen grandes ideas, grandes beneficios y podrán descansar de la cantidad de estímulos del mundo que los rodea, podrán descubrir sus propios intereses y conocerse a sí mismos.

Dejemos que nuestros hijos sueñen, imaginen cosas, jueguen solos y con otros niños, siempre estarán aprendiendo, dejemos que su mente divague de vez en cuando ya que es importante para su desarrollo.  Es necesario el bienestar emocional para que exista un buen funcionamiento mental.

El juego trae beneficios incontables, les da oportunidades a nuestros niños para que aprendan quiénes son, para que sepan el alcance de lo que pueden lograr, para que aprendan a relacionarse con los demás y a identificar emociones. Muchas veces nosotros mismos no cooperamos, no dejamos que jueguen bajo la lluvia o que jueguen en los charcos, si sacan todas las ollas de la cocina para hacer un fuerte los regañamos, o si inventan algo que no nos gusta les cortamos la imaginación. Siempre debemos estar pendientes de ellos para prevenir accidentes, pero dejemos que sean quienes son, dejemos que sean niños, no pretendamos que son adultos y controlemos todas sus horas del día, dejemos tiempo para el juego y también para el aburrimiento, los beneficios son tantos que estamos perdiendo el tiempo, aprovechemos ahora que son niños que después el tiempo no regresa y el tiempo  no es renovable y la niñez no vuelve.

Saludos,

GN


viernes, 20 de octubre de 2017

Yo no rayé la pared...

Hijo, ¿te lavaste los dientes? entonces obtenemos una respuesta positiva y el cepillo de dientes está seco; hija, ¿recogiste los juguetes? y la mayoría de los juguetes están fuera de lugar.  Creo que la mayoría de los que somos madres y padres hemos pasado por esta situación o alguna similar.

Hace unos días una amiga me preguntó que por qué los niños mienten. Todos los niños, sí, todos los niños mienten alguna vez en su vida y no siempre es por la misma razón.  Muchas veces es por miedo, para evitar un castigo, falta de seguridad en sí mismos o incluso falta de autoestima. 

Los niños que son menores de 3 años no mienten conscientemente, aunque puedan decir cosas que no son ciertas, para ellos solo son. En cambio los niños entre 3 y 5 años no son conscientes de sus mentiras pero éstas forman parte de su juego imaginativo y de las fantasías de su edad, por estas mentiras no debemos preocuparnos mucho a menos que lo hagan constantemente y con ello logren lo que quieren obtener o lo que desean. 

Los que son mayores de 5 años ya mienten de manera consciente, ya saben la diferencia entre la verdad y la mentira, pero puede que no tengan claro que mentir es malo o que no se debe hacer y eso queda en nosotros que lo aprendan correctamente. 

También pueden mentir porque, como padres, les exigimos demasiado y al no poder cumplir con nuestras expectativas prefieren mentir para no defraudarnos.

Hay niños que inventan tener dolor de barriga, de oído o sentirse mal para no ir a la escuela, muchas veces no sabemos si es cierto o no y actuamos de la manera incorrecta.  Lo ideal es saber porqué están mintiendo, enseñarles la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, escudriñar la razón si es muy frecuente que nos mientan es lo ideal, puede que nos encontremos con alguna molestia en el fondo como falta de confianza en ellos, miedo porque algún niño lo molesta en la escuela o imitación porque también les mentimos a ellos.

Cuando nuestros hijos son pequeños algunas mentiras hasta risa nos dan, como por ejemplo cuando encontramos la pared llena de témpera y al preguntarles quién manchó la pared nos dicen que ellos no fueron y tienen hasta en la nariz tempera, no sabemos si reír o llorar, pero es mejor conversar con ellos y poco a poco van a comprender que decir mentiras no está bien y que siempre es mejor decir la verdad, pero si nosotros les mentimos nunca aprenderán.

GN

viernes, 6 de octubre de 2017

No es malo querer dormir....

Siempre digo que después que uno se convierte en mamá no duermes igual que antes, es así, es real sobre todo los primeros meses de vida de un bebé en que se despiertan seguidos para alimentarse. La mayoría deseamos con ansias que el bebé duerma toda la noche para uno poder descansar, obviamente hay niños que les demora más que a otros y terminan durmiendo toda la noche hasta después del año de vida.

Si tenemos un hijo enfermo es otra historia de trasnocho, claro que no dormimos igual velando a nuestras criaturas, vigilando si tienen o no fiebre, pendientes que no se pasen las horas de medicina y como le pasó a una amiga ayer que a su nena le mandaron un medicamento que la tenía inquieta, menos dormimos. Pero bueno, claro está que no están enfermos todos días y no todas la noches.  Hay mamás que dicen que sus hijos son unos ángeles y que han dormido perfecto siempre por lo que ellas no tienen problemas de sueño, ¡Bien por ellas! me alegro muchísimo, eso es una gran bendición y de verdad envidiable, pero no es el común denominador.

Creo que yo he pasado por muchas etapas y situaciones, desde la de pecho exclusivo y de levantarme literalmente cada 2-3 horas, hasta días geniales en que mi marcador de sueño refleja que he dormido 9 horas. Aquí podemos incluir las enfermedades banales mías y los resfriados de mis hijos, además de los incontables turnos y dormidas fuera de casa por trabajo. Cuando me puse a buscar en esos marcadores de sueño del teléfono móvil, dice que más o menos en promedio duermo 7 horas, a primera impresión no está tan mal, pero ¿saben qué? quiero dormir 8 horas al día, así que me pondré a trabajar en ello, probablemente cuando logre dormir 8 horas diarias diga que necesito 9 horas y así me voy, la inconformidad, pero mientras aprovecharé las 7 horas de sueño diarias y trataré de organizar mejor el  tiempo aunque resulte bien difícil hacerlo.

Cuando salgo del país a Congresos, aprovecho para acostarme temprano y dormir largo y tendido, hasta que me siento rara, pero esos momentos hay que aprovecharlos, aunque sea una o dos veces al año. El tema del sueño en las mamás es un tema muy sensible, creo que muchas estamos en el mismo bando, pero no nos quejamos por ser mamás, nos quejamos por querer dormir más horas al día o por mejor calidad de sueño  como aquellas que duermen con sus hijos y sienten a media noche una patada o un brazo en la cara, o aquellas que dan pecho y duermen con la teta afuera toda la noche. En el fondo nos quejamos pero si realmente nos molestara hiciéramos algo al respecto, así que creo que deberíamos  disfrutar las horas de sueño que tenemos  y pensar, como hago muchas veces, que algún día dormiré como yo quiero y la cantidad de horas ideales para mí y empezar a hacer mi plan de acción.

No es malo querer dormir o mejor dicho no es malo desear dormir como queremos hacerlo, pero bueno, cada cabeza es un mundo y cada quien sabe lo que necesita. Por mientras les aconsejo a las mamás de bebés pequeñitos, si el bebé duerme, duerma usted, aproveche. A las mamás que tengan hijos de cualquier edad, duerma siesta si puede aunque sea 20 minutos, es reparador. Disfrutemos a nuestros hijos cada minuto aunque sea en las noches en vela, porque cuando se vayan de casa extrañaremos esa convivencia con ellos.

GN

viernes, 22 de septiembre de 2017

El planeta...

No soy experta en desastres naturales y mucho menos en los no naturales. Me da dolor y pesar los desastres naturales ocurridos en los últimos meses, escuchar y ver las noticias cada vez que hay un huracán, un terremoto, incendios y atentados terroristas se me llena el alma de un sentimiento de desconsuelo y me deja pensando si los causantes no somos nosotros mismos al no cuidar al planeta donde habitamos.

Me puse a buscar las peores catástrofes del mundo y siempre han existido, me parece que este año he escuchado más que en los años anteriores, pero puede ser solo mi percepción. El calentamiento global ha comenzado a modificar todo y en cuestión de segundos puede pasar algo, nadie está exento de estos acontecimientos que pueden ocurrir  y la naturaleza puede manifestarse de forma inesperada.

Me pongo a pensar en las familias que han perdido todo, incluso a seres queridos. Ojalá todas las personas que pasan por esto tuvieran apoyo en todo el sentido de la palabra. Es triste lo que ocurre, esto nos debe hacer pensar en que debemos meterle más alma y corazón en el cuidado de nuestra tierra. Siento como si el planeta nos hablara casi directamente haciéndonos recapacitar sobre los cuidados que necesita para disminuir los efectos al mínimo del mal que nosotros mismos le estamos causando. Ojalá fuera tan fácil arreglarlo y prevenir los efectos secundarios del mal cuidado que le ofrecemos en general.

Estoy triste por la humanidad, pero borraré la tristeza y disfrutaré a los míos todos los días, he decidido vivir feliz y cuidar lo que tenemos incluyendo al planeta, si todos la cuidamos un poquito la podremos disfrutar por más tiempo y le daremos una buena herencia a nuestros hijos y a los que se quedarán viviendo en ella cuando ya nosotros no estemos.

Es solo un reflexión, si el planeta nos da grandes satisfacciones también deberíamos dársela nosotros a él. ¿Si no lo cuidamos ahora cuándo lo vamos a hacer?

GN

viernes, 15 de septiembre de 2017

Me siento la peor mamá...

Mi tercer hijo cumple 4 años en unos cuantos días, el tiempo ha pasado super rápido. Cada vez que uno de mis hijos cumple años me da mucha alegría y me encanta celebrarles el día aunque sea cantando cumpleaños con algunos amiguitos y/o familiares, así que este cuarto cumpleaños de mi Benjamín no iba a ser la excepción, por lo que hace unas semanas atrás planeé realizarle una fiestecita con sus compañeritos de salón, cuando estoy confirmando fecha para que fuera el mismo día de su cumpleaños algo en mi cabeza resonaba por unos minutos sobre la fecha, fue cuando capté y caí en cuenta que ¡no estaría en el país para ese día!

Entré en pánico, mi corazón latía muy fuerte, las lágrimas estaban a punto de desbordarse de mis ojos, cómo pudo pasar esto si siempre me aseguro que ese día sea especial para ellos aunque sea con un mínimo detalle. No lo podía creer, respiré profundo y analicé qué había pasado. Resulta ser que desde hace varios meses tengo planeado asistir a uno de los mejores congresos del mundo sobre Pediatría y cae justo para esa fecha, o sea que el cumple de mi tercer hijo cae en el medio de los cuatro días que dura el congreso y ya tenía todo reservado y pagado, es decir que ni para regresarme antes, ni irme después ni cancelar la ida.  Igual al analizarlo, no había excusa, no me había dado cuenta que la fecha coincidía, me iba a perder el cumple de mi pequeño, así que para no sentirme mal conmigo misma, porque probablemente él ni se iba a enterar, tuve que arreglar nuevamente fiesta de celebración, hace casi una semana en la que caí en cuenta, con tanto enredo hasta se me olvidó mandar ciertas invitaciones y las terminé enviando dos días antes y hasta el mismo día, un caos total.

Pero ¿saben qué?, cuando despertó hoy temprano, le tenía globos en su cuarto, le dije que hoy le celebraríamos su cumpleaños, la maestra le cantó cumpleaños con sus compañeros de salón y disfrutó su fiesta como si realmente hoy fuera el día original. Yo se que las cosas materiales no son importantes, pero los detalles sí, me gusta que mis hijos se sientan especiales el día que cumplen años, también en parte traté de cubrir mi pena y mi alma rota porque no estaré ese día, pero estoy muy segura que a mi me duele y a él no, el es un niño feliz. Muchas veces le damos importancia a cosas que realmente no la tienen, aunque para mí sí lo era en el fondo del asunto no ha pasado nada malo ni nada irremediable. Mi fin era hacer que se sintiera más especial en esta fecha y lo logré, probablemente si se lo hubiese celebrado en un mes o simplemente le hubiera cantado con una velita sola lo hubiese hecho sentir muy especial también, pero bueno, lo hecho hecho está. Son estos momentos en que me siento la peor mamá, en que recapacito y pienso si las cosas las hago bien. Estaré en el congreso el día de su cumpleaños, pero mi corazón  estará con él y mis pensamientos también. Cosas que le pasan a las mamás por andar en tantos  enredos a la vez, pero nada sin solución, hay mil cosas más que son peores, así que mejor reír para no llorar y dar gracias por todo lo que tenemos y por todo lo que disfrutamos en la vida, si lo comparo con problemas verdaderos esto no es nada, aunque no deje de sentirme la peor mamá por ratos. Celebremos la vida...

GN




viernes, 8 de septiembre de 2017

¿Nacen o se hacen?

¿Nacen buenos o se hacen buenos en el camino? Esa  fue mi pregunta y tema de discusión con un Pediatra muy querido que fue mi jefe en una de las salas de pediatría en las cuales pasé varios como parte de rotación del programa clínico de mi especialidad.

Yo alegaba que todos los niños nacen buenos y que dependiendo del lugar donde vivan y de las circunstancias que los rodeen se van moldeando a favor de la bondad o de la maldad. Mi maestro colega alegaba que se nace bueno o malo y que las circunstancias te moldean a favor o en contra de la bondad.

Sinceramente pienso que las personas no nacen malas, si tienes una infancia llena de abusos, maltratos, golpes, humillaciones en público, lo mas probable es que te adaptes a ello o sigas ese ejemplo porque ha sido parte de tu vida. Una vez leí un estudio que trate de buscar pero no lo conseguí, que decía que solo hace falta una persona buena en el camino de un individuo para que pueda cambiar tu vida aunque estés rodeado de circunstancias no favorecedoras.

El asunto es que los niños imitan lo que observan, si están rodeados de amor, cariño, buenas costumbres, ven que en sus casas se tratan a las personas con respeto, eso mismo imitarán y lo harán desde pequeñitos.  Sigo creyendo en la bondad, en que hay personas buenas, me cuesta creer y aceptar que hay maldad en el mundo y en el alma de las personas, pero lamentablemente existen. Es mejor rodearse de gente buena y que te den felicidad. Siempre habrán buenas personas y malas personas, queda en nosotros escoger de quién nos rodeamos y qué le queremos enseñar a nuestros pequeños y como leí por ahí, la gente buena está hecha de acero inolvidable. Nosotros somos parte del destino de nuestro hijos, si creamos buenos momentos ellos lo recordarán y si hacemos cosas buenas las imitarán.

GN


viernes, 1 de septiembre de 2017

Escoge tus batallas...

Uno de mis hijos, el más pequeño es "bien especial" por no decir "bien necio" para comer. Con ambas manos puedo contar las cosa que come y me sobran dedos, sinceramente ya dejé de preocuparme y estoy esperando a que arranque a comer de todo de vuelta como hacía antes.

Este pequeño que ya va para cuatro años bien prontito, inició su alimentación complementaria a demanda a los 6 meses de vida bastante bien, comía tallos de apio a los 7 meses sin tener ninguna dificultad, nunca se le trituró el arroz ni los granos, las sopas con todos los vegetales enteros y comía perfectamente con la mano y al año de vida usaba la cuchara como un campeón. Poco a poco, después del año y medio aproximadamente, fue rechazando ciertos alimentos y obligarlo era lo peor. Al final quedamos comiendo lo mismo casi todos los días y la variedad de menús prácticamente quedaron en  stand by y ahí seguimos esperando a que los coma.

Escogí una batalla y precisamente esta no la voy a pelear, ¿por qué? Sencillamente porque obligarlo a comer era casi una tortura, la hora de la comida ya no era para disfrutar si no para pelear, es un niño sano, que no para en todo el día, que tiene buen peso y en la curva de crecimiento va muy bien. Cuando me pongo a ver lo que come hay  comida de todos los tipos principales, va a comer, no se va a quedar así toda la vida. Hace unas semanas pidió comer manzana roja y ya la había dejado de comer hace más de un año. Igual le seguimos ofreciendo cosas diferentes todos los días, y sigue diciendo que no quiere, la última vez que lo obligamos vomitó eso y todo lo que se había comido. Podrán decir que es necedad de él, puede que sea cierto, y cómo el hijo de una mamá pediatra solo come lo mismo todos los días, pues bueno, todos los hijos son diferentes y cada uno tiene personalidad y gustos distintos. Le seguiremos ofreciendo alimentos diferentes y preguntándole si quiere tal o cual cosa, si no come cierta comida simplemente no se le da mas y en la próxima comida come bien lo que le gusta.

Ponerlo a pasar hambre es una opción, pero sinceramente  no tengo ganas de pelear, ni de escucharlo llorar cuando se puede comer perfectamente un plato grande de arroz, frijoles rojos y pollito. Me molesta cuando juzgan a mamás que hacen de todo para que sus hijos coman y no lo logran, cada familia y cada niño es un mundo aparte. Si el mío no cambia sus alimentos y siempre quiere los mismos  por lo menos me aseguro que lo que coma sea nutritivo y lo más saludable posible.

Ya comerá, lo veo venir en un futuro no tan cercano, pero llegará, así que esta batalla no la perdí, simplemente la estoy dejando pasar. Escoge tus batallas...

GN