viernes, 1 de diciembre de 2017

Cartitas...

A esta altura del año muchos niños ya han escrito su cartita de Navidad o están por hacerla. Desde que nació mi primera hija en la lista de Navidad puede tener lo que desean, pero es norma que el ayudante del Niño Dios o el Señor del vestido rojo llegue a casa con 3 regalos, ya ellos saben que aunque pongan 8,10 o 20 cosas llegarán 3 de la lista, así que es mejor que lo piensen bien antes de escribir.

Se supone que esta estrategia la implementamos para eliminar los pensamientos en los niños de por qué algunos reciben más regalos que otros, lo que no logro es encontrar respuesta de por qué hay niños que no reciben nada, pero les digo que el amor, el cariño, los abrazos, los amigos y muchas cosas no materiales son regalos también, pero estoy perfeccionando la idea. No es tan fácil, hay muchos de sus amigos que reciben ese día incontables regalos y siempre nos preguntan por qué, entonces se vuelve a dañar mi estrategia, pero seguimos igual cada año, pero los niños se adaptan o se acostumbras a los límites  que ponemos  los padres, incluso aprenden solos a ponerse metas de vez en cuando.

Es difícil hacer entender a un niño estos temas, pero poco a poco aprenderán cuál es el verdadero significado de regalar, que sepan que el valor del regalo lo define el cariño y el amor de la persona que lo escogió  y no el costo monetario del mismo. Recordemos que nuestros hijos aprenden con actos, con nuestros actos.

Hace un par de años, aparte de esta modalidad, decidimos que los regalos que más querían serían de nuestra parte. ¿Por qué?  Ya que queríamos que comprendieran  por qué los papás trabajamos, por qué a veces nos ausentamos del hogar por estar en la oficina, sentimos que así pueden valorar lo que hacemos que en gran parte es por ellos, por nuestra felicidad y la de ellos. 

Les recomiendo que aparte de toda esta locura navideña que la sociedad ha logrado,  le regalemos  a nuestros hijos inteligencia emocional, herramientas para resolver problemas y para encontrar soluciones, que comprendan que puedan disfrutar de momentos simples, que cada día de sus vidas es importante, ya que para muchas personas cada minuto es vital.

Cada padre maneja el tema de los regalos navideños, de las cartitas a Santa o al Niño Dios dependiendo de su creencia y no me meto con eso, cada quien le enseña a sus hijos lo que uno quiere que aprendan, pero podemos replantearnos lo que en verdad queremos enseñarles a nuestros hijos lo cual será para toda la vida. 

GN

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