A esta altura del año muchos niños ya han escrito su
cartita de Navidad o están por hacerla. Desde que nació mi primera hija en la
lista de Navidad puede tener lo que desean, pero es norma que el ayudante del
Niño Dios o el Señor del vestido rojo llegue a casa con 3 regalos, ya ellos
saben que aunque pongan 8,10 o 20 cosas llegarán 3 de la lista, así que es
mejor que lo piensen bien antes de escribir.
Se supone que esta estrategia la implementamos para
eliminar los pensamientos en los niños de por qué algunos reciben más regalos
que otros, lo que no logro es encontrar respuesta de por qué hay niños que no
reciben nada, pero les digo que el amor, el cariño, los abrazos, los amigos y
muchas cosas no materiales son regalos también, pero estoy perfeccionando la
idea. No es tan fácil, hay muchos de sus amigos que reciben ese día incontables
regalos y siempre nos preguntan por qué, entonces se vuelve a dañar mi
estrategia, pero seguimos igual cada año, pero los niños se adaptan o se
acostumbras a los límites que ponemos los padres, incluso
aprenden solos a ponerse metas de vez en cuando.
Es difícil hacer entender a un niño estos temas, pero
poco a poco aprenderán cuál es el verdadero significado de regalar, que sepan
que el valor del regalo lo define el cariño y el amor de la persona que lo
escogió y no el costo monetario del mismo. Recordemos que nuestros hijos aprenden con actos, con
nuestros actos.
Hace un par de años, aparte de esta modalidad,
decidimos que los regalos que más querían serían de nuestra parte. ¿Por qué?
Ya que queríamos que comprendieran por qué los papás trabajamos, por qué a veces
nos ausentamos del hogar por estar en la oficina, sentimos que así pueden
valorar lo que hacemos que en gran parte es por ellos, por nuestra felicidad y
la de ellos.
Les recomiendo que aparte de toda esta locura
navideña que la sociedad ha logrado, le regalemos a nuestros
hijos inteligencia emocional, herramientas para resolver problemas y para
encontrar soluciones, que comprendan que puedan disfrutar de momentos simples,
que cada día de sus vidas es importante, ya que para muchas personas cada
minuto es vital.
Cada padre maneja el tema de los regalos navideños, de
las cartitas a Santa o al Niño Dios dependiendo de su creencia y no me meto con
eso, cada quien le enseña a sus hijos lo que uno quiere que aprendan, pero
podemos replantearnos lo que en verdad queremos enseñarles a nuestros
hijos lo cual será para toda la vida.
GN
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