viernes, 25 de marzo de 2016

Alzheimer prematuro o despiste materno

Siempre he pensado que me puede dar Alzheimer prematuro. Mi esposo dice que es una tontería pero a veces hasta me he preocupado por esto y pienso que si me da Alzheimer no quiero olvidarme de las personas que quiero y mucho menos de mis hijos y de las miles de anécdotas que tenemos juntos.
¿Por qué he pensado esto? Por ejemplo pongo a calentar una taza de café y se me olvida buscarla o cuando la busco ya hay que calentarla de vuelta. Salgo a comprar aceite al supermercado y regreso con todo menos con el aceite. Tengo que tener los horarios de las clases extracurriculares de mis hijos apuntadas porque si no se me enredan los cables. Pienso que tengo que decirle algo a mi hermana y cuando la  llamo se me olvidó qué era y lo recuerdo horas o minutos después. Siento que es grave la situación pero cuando lo comento con amigas mamás están igual o peor que yo, así que o a todas nos va a dar Alzheimer prematuro o la maternidad afecta nuestra memoria o tal vez las prioridades de una manera dramática.

Aún así para no quedarme con la duda busqué las diez señales del Alzheimer prematuro:

1-Cambios en la memoria que afectan la vida cotidiana: No cuenta porque yo sigo feliz de la vida y lo que se me olvida lo recuerdo aunque sea mil años después.

2-Dificultad para planificar o resolver problemas: ¡Qué va! No aplica. Tengo que ir resolviendolos rápido porque no hay tiempo que perder.

3-Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa o en el tiempo libre: ¡Tampoco aplica! Dejar el café en el microondas y recordarlo después no es parte de esto.

4-Desorientación de tiempo y lugar: Tengo claro el tiempo y muchos de los minutos contados del día porque si no me come el tigre y la lista de pendientes no baja.

5-Dificiltad para comprender imágenes visuales y su relación con el medio ambiente: me ha pasado cuando mi hijo juega en los aparatos electrónicos y no capto bien qué juega pero tampoco aplica.

6-Problemas con el uso de palabras al hablar o escribir: bueno, si no recuerdo una palabra invento otra y así. Vamos bien.

7-Colocación de los objetos fuera de lugar: punto parcial para el Alzheimer. Vivo dejando las cosas en lugares y no saber donde y luego que todas las personas de la casa las buscamos aparecen. 

8-Disminución de buen juicio: No creo que aplique. Tomar una mala decisión de vez en cuando es parte de nuestro diario vivir.

9-Pérdida de iniciativa: ¡oh oh! Todo lo contrario, los que me conocen saben que cada vez me meto en mas actividades que yo llamo "mas enredos".

10-Cambios de humor o personalidad: Bueno, después de decir 5 veces que recojan los juguetes y pegar gritos a la sexta vez va a cambiar mi humor, de eso no hay duda. Pero, ¿por ser mamá no aplica verdad? Y si aplica debe ser un cuarto de punto.

Así que 3/4 de puntos para el Alzheimer prematuro y 9 1/4 para mí. Mi esposo tenía razón. Igual seguiré estando pendiente y me reiré cada vez que dejo el café en el olvido o que salga a buscar algo y regrese sin ello. Creo que el diagnóstico es: Despiste Materno, debería existir este diagnóstico, las neuronas después de tener hijos deben cambiar en algo para que nos ocurra esto. Mientras yo seguiré escribiendo por si acaso cuando tenga mas años se me olviden las anécdotas y así me pueda reir de mi misma.

GN

viernes, 18 de marzo de 2016

¿Amigas endorfínicas o feromónicas?

Hace como 3 años la mamá de un paciente, en agradecimiento por una atención médica,  me regaló un perfume. Cuando me lo da me dice que es un perfume que al ponérselo libera feromonas para atraer a la pareja.  Las feromonas son sustancias químicas secretadas por los seres vivos con el fin de provocar comportamientos específicos en otros individuos.  La verdad es que me causó gracia. Al día siguiente me coloqué el perfume y no noté ningún comportamiento extraño en las personas a mi alrededor, es más, sentía que el perfume no olía bien en mí, por lo que  esporádicamente lo usaba siempre recordando las palabras de la paciente pero sin el efecto descrito.

Un día cualquiera del año pasado, fui a dejarle unos libros a una amiga y cuando me encuentro con ella percibí que olía muy bien, es más le comenté que me gustaba el perfume que usaba y me dijo exactamente el nombre del perfume liberador de sustancias. No pude evitar reírme y comentarle a mi amiga mi experiencia con el perfume. Al día siguiente intenté darle otra nueva oportunidad al líquido del frasquito regalado pero nuevamente sentía que olía raro en mí y sin efectos o comportamientos específicos en otras personas, así que el perfume quedó en el olvido.

Hace como un mes fui a un pequeño encuentro con 4 amigas, solo estuve 20 minutos porque tenía un compromiso previamente planeado, aunque me hubiese gustado quedarme mas tiempo con ellas. Recordé que iba mi amiga, a la cual el perfume le olía bien y decidí llevárselo para que lo usara alguien que sí lo iba  aprovechar.  Tres de mis amigas decidieron colocarse el perfume para ver si funcionaba esa noche con sus parejas. Quedaron de contar al día siguiente, a través del chat, sus experiencias. A una le dijeron que estaba muy emperfumada y que olía raro, o sea que prácticamente ahuyentó a su pareja. La otra comentó que su marido se quedó dormido 5 minutos después que ella llegó a casa y la tercera, que es la que le huele bien el líquido feromónico, dijo que el comportamiento de su esposo fue exactamente igual que todas las noches, así que no hubo ninguna manifestación fuera de lo normal.

A pesar de la poca importancia que pueda tener un perfume, la conversación y el compartir con las amigas, después de días enteros de trabajo y rutinas familiares con los hijos, sirven para despejar la mente y liberar endorfinas por parte del cerebro y las cuales alivian el dolor, tanto físico como emocional. Hace que estemos alegres lo que genera bienestar general, altos niveles de energía y una disposición positiva.

Así que ¡vivan las amigas¡, aunque a veces solo hablemos tontadas que hagan que se liberen endorfinas para estar felices.


GN


viernes, 11 de marzo de 2016

¡Yo sí amaba la escuela!


Ayer teminé el día en una cesárea de urgencias junto a uno de mis socios y amigo. Todo salió super bien. Al finalizar nos quedamos conversando de la época universitaria, de las materias difíciles de la carrera de Medicina y las peripecias que hacíamos para pasar ciertas materias.

Yo era de las que estudiaba hasta horas de la madrugada y a veces terminaba de estudiar con una amiga en mi casa y nos íbamos directo a las clases pues ya había amanecido, o sea, sin dormir. También pasaba que nos acostábamos tempranito y despertábamos de madrugada a estudiar porque según nosotras la mente estaba "fresquita". Cada loco a su manera.

Cada periodo tiene su tiempo, ahora dudo que podría hacer eso, ya a las 10 pm estoy muerta de sueño y si me trasnocho por gajes del oficio, puedo demorar hasta dos días en recuperarme. Claramente síntomas de vejez me han dicho por ahí, pero antes no atendía una casa ni tres criaturas come arroz. Mi trabajo en ese entonces de vida Universitaria era estudiar y solamente estudiar. No tuve que trabajar para estudiar.

Mi hijo de 6 años dice que hay una materia que no le gusta porque le hablan en otro idioma y no entiende nada. Que no quiere ir a esa clase porque le hablan extraño.  Ya me toca enseñarle que esa clase es necesaria en su formación y le servirá mucho en la vida y en el diario vivir. No como otras materias que dábamos y  que nunca mas volvemos a usar los conceptos y quedaron como conocimientos básicos casi en el olvido.

A muchos niños no le gusta la escuela, preguntan para qué hay que estudiar y aprender en general. Queda en nosotros explicarles el motivo e incentivarles. Menos mal que los planes de las escuelas han cambiado, y es mas fácil de asimilar para el estudiante. Es bueno aprender todo lo que se pueda y nos resulte práctico. La época escolar y universitaria es esencial en lo que seremos mas adelante, no en cuanto a conocimientos, sino en personalidad y actitud ante la vida.

Yo si amaba la escuela, iba feliz , era medio "nerd". La universidad la amaba por materias, habían semestres canallas, de 120 estudiantes que empezamos acabamos 40, ¡así de canalla era! Lo demás es historia. Espero que a mi hijo le empiece a gustar la clase donde le hablan raro, la de inglés que dan todos los días, si no estaremos en problemas.

GN

viernes, 4 de marzo de 2016

Niños mentirosos

Me encontraba en la sala familiar con mis tres hijos cuando mi esposito se acuesta en el sofá y lo siente mojado. Por antecedentes anteriores repetidos, le pregunta directamente a nuestro hijo del medio (de 6 años) ¿Por qué mojaste el sofá? A lo cual responde instantáneamente: No fui yo, fue mi hermana (la de 9 años). Ambos sabíamos que era una respuesta falsa.

¿Por qué los niños mienten?
Las mentiras, los trucos y los engaños son tan antiguos como la historia de la humanidad y así también lo son las mentiras de los niños. Los niños siempre han mentido en una u otra ocasión , pero hay expertos que creen que los niños de ahora son mas mentirosos porque la sociedad miente mas que antes.

El hombre tiende a defenderse a sí mismo por encima de la defensa de la verdad. Mentir es innato, pero también se enseña aunque sea de forma indirecta. Quién no le ha dicho a su hijo que si le dan un regalo que no le gusta ni se le ocurra decir algo, que solo de las gracias o si le preguntan si le gustó que por favor responda que sí. Clásico ejemplo de enseñarle a nuestros hijos a decir mentiras. Si los padres mentimos, los niños aprenden a hacerlo también. Entonces, ¿por qué los juzgamos? Y aparte de eso les enseñamos que hay varios tipos de mentiras: las “mentiritas blancas” y las mentiras de verdad y algunos decimos que las mentiritas blancas no valen.

Leí por ahí que se hizo un estudio en Canadá en  el 2010 el cual concluía que a los dos años el 20% de los niños miente y la  proporción se elevó al 50% al año siguiente y casi al 90% cuando cumplen los cuatro. Está claro que a esa edad los niños no quieren engañar y es hacia los 7 años cuando los niños se dan cuenta de su dimensión moral. La edad más mentirosa, según esta investigación, es a los 12 años. Quiero leer el artículo completo pero no lo he encontrado.

Hay mentiras que son  motivadas por un exceso de imaginación y  otras, la mayoría, tienen sus bases fundadas en mecanismos de defensa para evitar un posible castigo.  Los niños pueden mentir para no ser  castigados, para llamar la atención, para evitar vergüenza, para no defraudar a los padres o para no herir a otra persona. En todo caso, si el niño miente con mucha y se aferra a las mentiras que dice hay que actuar y tomarse muy en serio el asunto.

Enseñemos a nuestros hijos a que sean tal cual son, a que no quieran aparentar lo que no son y que se aprendan a aceptar como son. Recordemos que ellos nos imitan. Dicen los expertos que los niños que mienten son mas inteligentes ya que deben reconocer la verdad, concebir una alternativa y exponerla o decirla de forma convincente. Tratemos de crear menos situaciones en las que nuestros hijos nos puedan mentir, ya sabemos que las mentiras en los niños son inevitables.  Aprendamos a corregirlas para que no se transformen en hábito como la de muchos adultos que conocemos que se quedaron en la edad mentirosa de los 12 años.


GN