viernes, 24 de junio de 2016

¿Cables rectos o enmarañados?



Siempre he sido la opinión de que los hombres y las mujeres somos diferentes no solo anatómicamente hablando. Obvio que si hablamos  sobre la igualdad de género, esto implicaría que tanto los hombres como las mujeres debemos tener los mismos derechos, los mismos beneficios, el mismo trato y el mismo respeto. En eso estoy totalmente de acuerdo, la Declaración Universal sobre los Derechos Humanos está perfecta, pero no me refiero a eso.

Creo que la mayoría de nosotros, en algún momento ha pensado que las mujeres y los hombres somos diferentes. Hay muchos estudios que han tratado de probar este hecho y concluyen que la exposición a diferentes niveles de hormonas mientras estamos en el útero materno, puede influenciar el cerebro y el comportamiento posterior.

¿Alguno de ustedes ha escuchado que los hombres no pueden hacer dos cosas a la vez y las mujeres sí? La cantidad de veces que lo he escuchado decir son incontables, en son de broma tal vez. Científicos de la Universidad de Pensilvania escanearon cerebros de hombres y de mujeres, encontrando diferencias interesantes. Resultó que los hombres mostraron conexiones mas fuertes entre la parte delantera y la trasera del cerebro, sugiriendo que los hombres son más capaces de conectar lo que ven con lo que hacen, si ves algo respondes de manera correcta. En cambio las mujeres presentaron más conexiones entre el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo del cerebro, lo que resulta en el hecho que las mujeres puedan conectar diferentes regiones del cerebro a la vez logrando hacer varias tareas al mismo tiempo y siendo "mejor" en lo que implica a las emociones.  En resumidas cuentas sería como si el cerebro  del hombre estuviese lleno de cables conectados todos independientes del otro y el cerebro de la mujer como si fuera un gran enredo de cables todos conectados y agregaría yo haciendo cortocircuitos entre ellos.

Lo que si es cierto es que somos diferentes pero iguales, cada uno es capaz de lograr lo que quiere independientemente del género. El cerebro humano es muy maleable, cualquier diferencia que exista entre los géneros puede resultar mas complejo si le agregamos la presión social y la tendencia del ser humano a estereotipar.

Si le enseñamos a nuestros hijos  que pueden lograr lo que deseen con esfuerzo y dedicación, independientemente del tipo de cerebro que tengamos, ya sea simple o enmarañado, lo aprenderán a hacer, queda en nosotros enseñarles que los esfuerzos valen la pena. Y señoras, si ven a su marido o pareja del sexo masculino viendo televisión con un control remoto y no puede hacer ninguna otra tarea en ese momento, recordemos la explicación del cerebro:  el cable del ojo a la televisión y al control remoto están en linea recta, mientras que el nuestro está del ojo, a la tele, al niño, a la merienda, al otro niño y al pensamiento de cualquier pendiente que tengamos en una telaraña casi incomprensible que tira destellos eléctricos.  Y eso que no me gusta estereotipar.

GN








viernes, 17 de junio de 2016

Puedo ser feliz

Conseguir que nuestros hijos sean niños felices es una de nuestras principales metas, aunque no siempre es fácil conseguirlo.

Unos psicólogos dicen que el 50% de la felicidad se debe a factores genéticos, un 10% a las circunstancias vividas y el 40% a la actividad emocional  que  podemos aprender a controlar para ser más felices. O sea que en pocas palabras se puede aprender a ser feliz.

Si una de nuestras metas como padres debe ser que los niños sean felices ¿cómo hacemos eso? Pues increíblemente hay pautas que podemos utilizar y aplicar con ellos.

1- Enseñemos a dar las gracias: La gratitud favorece la estabilidad mental y enriquece el crecimiento de los niños. Si los enseñamos valorarán más lo que tienen.
2-Seamos positivos y ellos lo serán también: si los educamos en un ambiente positivo crecerán más seguros de sí mismos y creerán más en ellos, podrán controlar más la mente.
3-Estimulemos los logros personales: los niños son más felices si consiguen sus objetivos por ellos mismos.
4- Autonomía: no los sobreprotejamos, estimulemos su independencia lo que potenciará su autoestima, confianza y seguridad.
5-Inteligencia emocional: para mí lo más importante. Los niños deben aprender a controlar y regular sus emociones para solucionar sus problemas de forma pacífica. Eso genera tranquilidad y armonía en su carácter. Si nosotros no sabemos manejar las distintas situaciones y gritamos todo el día, ellos aprenderán que así se solucionan los problemas.
6- Seamos amables y enseñemos a que lo sean. Los niños amables experimentan más satisfacciones, son más cariñosos y son más aceptados socialmente. A las personas les encantan los niños amables.

La felicidad es un estado de ánimo, una emoción importante en nuestras vidas. Las personas que son felices muestran a menudo un enfoque positivo en lo que hacen y se sienten motivadas por conquistar nuevas metas. 
Según el informe 2016 sobre la Felicidad el país más feliz del mundo es Dinamarca, ¡pero adivinen!  Panamá quedó de número 25 en la lista, así que tras de eso soy afortunada en vivir en uno de los países más felices del mundo. En cambio Siria de número 156, asumo que por razones obvias. Interesante lista.

Independientemente del lugar donde vivamos, debemos tratar de ser felices y de enseñar a nuestros hijos a serlo también. Ser felices tiene muchos beneficios, aprovechemos. Todo esta reflexión vino por escuchar la canción de Shakira y Carlos Vives que dice:  Puedo ser feliz caminando relajada entre la gente, 
yo te quiero así y me gustas porque eres diferente”, que por cierto, en esa lista de la felicidad Colombia quedó de número 31, Estados Unidos de 13 y España de 37, pero sinceramente uno puede ser feliz en cualquier parte de la bolita del mundo y si es con nuestros hijos mejor y recordemos que a veces las pequeñas cosas nos pueden hacer muy felices.

GN


jueves, 9 de junio de 2016

El gran enredo...



¿Será que las mamás nos ahogamos en un vaso de agua? Los hombres siempre dicen que las mujeres nos complicamos la existencia, ¿será cierto?

Ayer eran las 9 pm y me sentía extenuada, cuando repasé mentalmente la lista de lo que había hecho en el día, no era una lista muy grande, entonces ¿por qué estaba agotada? A veces no lo sabemos, puede ser el cansancio acumulado de varios días,  pero el cuerpo me pedía cama, mi cama me lloraba y yo quería acercarme a ella lo más pronto posible.

Aunque trabajemos en casa o fuera de ella, la responsabilidad de que los asuntos del hogar vayan "perfectos" caen sobre las madres la mayoría de las veces y no me refiero a la parte económica si no a los hijos y sus actividades, la escuela, los víveres y la casa en general. No hay día que mi lista mental de pendientes esté vacía, a veces se me olvidan y me acuerdo días después. Las listas reales escritas o virtuales no me sirven, a veces se me pierden o no se donde las escribo, así que para mantener la mente más activa trato de memorizarlas pero a veces no da resultado y se forma un gran enredo de mandados acumulados. Por mas que me organice siempre sale algo inesperado que tiene prioridad, por eso la lista fantasma me persigue interminablemente.

Lo peor es que si me acuesto 5 minutos en la cama "para tomar un descanso" me siento culpable que no estoy con los niños después de haber llegado del trabajo o siento que estoy perdiendo el tiempo. ¿Por qué seremos así? Seremos, porque estoy segura que a varias le pasa lo mismo. Por mogas dice una amiga.  Sentimos que no tenemos derecho a descanso aunque sabemos que no es cierto.

Porque somos como somos las mujeres viveremos complicadas, nuestro gran enredo de quehaceres persistirá y continuará siendo parte de nuestra existencia y de nuestra esencia. Por ahí dicen que hay que ser un poco egoísta y hay que dejar un tiempito para nosotras solas  e incluso que en la lista de pendientes se debe anotar en un rengloncito: tiempo para mí sola, pero conociéndome ese será el renglón que dejaré para otro día o en el de los olvidados.

Todas tenemos nuestros asuntos, las mamás siempre estaremos enredadas aunque los hombres no lo comprendan o no lo quieran comprender. ¿A ustedes les pasa o soy yo la única enredada?

GN

viernes, 3 de junio de 2016

La tristeza no ayuda...



Las pérdidas de un ser querido  nunca son buenas para el alma, cuando uno está triste ve al mundo de una forma diferente. Perder un hijo es una de las experiencias más dolorosas por las que puede atravesar una mujer y unos padres.  La herida emocional que deja es difícil de recuperar, mucho depende del apoyo y la comprensión de la pareja y de los seres queridos que los rodean para superar este proceso.

Luego de perder un bebé los días se hacen eternos al igual que las semanas y los meses. Obviamente es normal sentir tristeza, dolor (del que duele de verdad), a veces sensación de culpa, resentimiento y vulnerabilidad. Hay que darse tiempo, no se puede obligar a no sentir tristeza. Por favor, no le digan a estas madres:"no te preocupes", "puedes tener otro bebé", eso no ayuda, ninguna pérdida se reemplaza. Puede pasar mucho tiempo antes que una madre esté lista para volver a su rutina habitual, el tiempo no cura nada, se aprende a vivir con el dolor.   Muchas personas optan por alejarse para evitar conversaciones dolorosas, pero eso no ayuda. Un abrazo sincero es mejor que mil palabras de consuelo.

El ser médico y estar en continuo contacto con el don de nacer y vivir por un lado y la muerte o cerca de ella por otro me ha enseñado que debemos dar gracias (al que uno quiera) por lo que tenemos. Cada vez que un bebé fallece, me pongo en el lugar de su madre y no puedo imaginar el dolor tan grande por el que puede estar pasando, no solo ella si no el entorno familiar.  Muchas veces pienso que algo ayudara, aunque no estoy segura, que esas madres pudiesen recibir una notita de parte de su bebé fallecido, algo así que dijera:

"Mami, gracias por acogerme en tu vientre, mientras allí estuve fui inmensamente feliz, tus alegrías eran también las mias, los latidos de tu corazón y tus risas me hacian sentir muy bien. Me gustaba estar cálido y protegido por tí. Dentro de tí no conocí el odio, solo el amor que sentias por mí, sentí que fui lo más importante para tí y también te doy las gracias por eso.

Puede que nos hayamos separado muy pronto, te doy permiso que llores por mí, se que nunca te olvidarás de mi y que permaneceré por siempre en tu corazón y en tu mente. Tenías muchos planes para mi y conmigo, pero las cosas tienen una razón de ser, aunque no las entendamos.

Recuerda mamita que mientras estuve contigo fui inmensamente feliz, háblale a las personas de mí, yo te cuidaré por siempre desde acá, donde también me siento bien.

Mami, Te amo hasta el infinito, siempre seré tu arcoiris y tu tesoro en el cielo. Te mando un beso que te llegue al alma. Tu bebé."

Siempre serán difíciles estas situaciones y probablemente no sepamos cómo es la mejor manera de manejarlas, todos somos distintos y cada uno va a su tiempo, pero podemos ayudar a enfrentarlas.

No se cómo acabar este escrito, a veces las palabras no salen tan fácilmente...y la tristeza no ayuda.

GN