viernes, 30 de enero de 2015

El que fue que me brinde caldo de pollo

Hoy no tengo ganas de escribir nada, no me siento muy bien. Algún querido pacientito o varios me contagiaron un resfriado. Se supone que debería estar acostumbrada a esas situaciones, pero como a la mayoría de la gente, no me gusta estar enferma. Cuando estaba en el primer año de la especialidad de pediatría, me enfermé como 10 veces, entre vómitos, diarrea, resfriados y sinusitis, estamos expuestos constantemente a múltiples "bichos", tuve incluso compañeros que hasta varicela les dio. El segundo año tuve como 5 episodios de enfermedad y el tercero si acaso tres. Pero es parte de ver niños todos los días. Nos estornudan encima, nos tosen, uno que otro me ha pateado, orinado al revisarlos y algún percance mas.

Estas situaciones son las mismas que sufren,  aunque creo que en menor escala lo que enfrentan los segundos, terceros o cuartos hermanos.  En general, se enferman mucho más que los primeros. Incluso, sin ningún hermano enfermo, ellos sí lo están. Es como le digo a los padres, si los hermanos van a la escuela es como si el bebé fuera a la escuela, los gérmenes llegan a casa y se exponen los niños.

Lo ideal fuera evitar la propagación de las enfermedades en las guarderías. Lo primero es que si el niño está enfermo NO vaya a la escuelita. Pero esto, por lo menos en nuestro país, es tan difícil de cumplir. La razón es simple, no hay cultura de prevención de enfermedades. Incontables veces he visto pacientes que se enferman y siguen asistiendo a la guardería, hasta con fiebre. También me ha pasado que me llaman para que le evalúe al niño y llegan tarde a la cita porque tenían que esperar que saliera de la escuelita, ¡no entiendo! Por más que pase repetidas veces, no logro comprender, se supone que está enfermo.  La respuesta de algunos padres es que el niño se aburre en casa, que no tenían con quien dejarlo en casa o que las maestras llaman por todo y que con el más mínimo moco no quieren aceptar al niño en el salón. En realidad así es como debe ser.

No solo exponemos a los otros niños a que se contagien, si no que nuestros hijos si están enfermos no rinden en la escuela, se sienten mal, o no aprovechan las lecciones o juegos que brinda la escuela. Si siguen asistiendo a las escuelitas niños enfermos jamás se va a poder evitar la propagación de enfermedades, los hermanos en casa se enferman también y también los padres sufren en algunas ocasiones las consecuencias.

Es obvio que siempre existirán niños enfermos, pero mientras exista buen control de prevención de enfermedades en las escuelitas y un buen lavado de manos constante estoy segura que las enfermedades disminuirían considerablemente.  Los directivos de preescolares y parvularios deberían ser más estrictos en este sentido.

No importa quién me habrá pegado el resfriado, casi es parte de la profesión. Ojalá no nos enfermáramos, no me gusta sentir que me duele la cara y que no puedo respirar a través de las fosas nasales. Para acabar de rematar hoy mis hijos han tenido múltiples actividades y he "chofereado" toda la tarde, tener reposo es lo que menos he tenido, por eso dicen que casa de herrero, cuchillo de palo. Necesito una sopita de pollo como las que mi mamá me hacía y dormir. Debería exigir que el que me pegue la gripe me ofrezca caldo de pollo.

GN

jueves, 22 de enero de 2015

¡A reír se ha dicho!

Hoy me dice mi mamá que el sábado va a un taller de risoterapia. En realidad me causó gracia y me sonreí al escucharla, me dijo que era para mejorar el ánimo y combatir el estrés.

Según wikipedia se conoce como risoterapia a una estrategia o técnica psicoterapéutica que puede producir beneficios mentales y emocionales por medio de la risa. No puede considerarse una terapia per se ya que no cura enfermedades, pero en ciertos casos logra efectos beneficiosos junto con el tratamiento para la enfermedad. Creo que es un poco lo que hacía Patch Adams.

Buscando en el ciberespacio me di cuenta que existen incluso risoterapia para niños, que no es mas que hacer reír a los niños mediante el juego. Incluso en otros países está en boga y se utiliza mucho para niños enfermos o con discapacidades. Sabían que una risa verdadera y profunda dilata los vasos sanguíneos, mejora la respiración, libera endorfinas, favorece la digestión y favorece lazos afectivos además que al reír activamos múltiples músculos de nuestro cuerpo, pero el mayor beneficio es que nuestro cuerpo queda con un estado de ánimo muy positivo. 

Luego de leer sobre risoterapia traté de ponerlo en práctica con mis hijos mayores ( 8 y 5 años). Me coloqué al lado de ellos y empecé a reír como una loca como quien dice. Al principio me miraron algo raro y preguntaban que de qué me reía, pero como yo seguía riendo se fueron esbozando sonrisas y luego quedaron riendo también. La risa es contagiosa. 

Nuestra sociedad nos enseña a reinos de los demás en lugar de reinos con los demás.  Dicen por ahí que la risoterapia ayuda a desdramatizar las situaciones de la vida, desarrollando el espíritu competitivo y optimista. Por eso las personas que realizan risoterapia aprenden a tener una mejor visión de sí mismos, de su entorno y de sus posibilidades.
En talleres de risoterapia te enseñan que por lo menos debemos reírnos  un minuto durante tres veces al día. Aunque eso parezca muy poco es lo esencial para que una persona tenga una mayor calidad de vida, o mayor felicidad en la vida si lo queremos ver así. 
Si es tan beneficiosa, ¿por qué hay gente que casi no ríe? ¿por qué hay niños tan serios?, probablemente porque eso le estamos enseñando en casa. Si sabemos que las sonrisas y las risas son gratis, ¿por qué no aprendemos a reír mas y a disfrutar los momentos?, siendo la risa la mejor medicina preventiva sin ninguna contraindicación.

Mis hijos me miraron como bicho raro, pero al final rieron conmigo y quedaron felices por un momento. Pondré más en práctica la risoterapia hogareña, si no le veo nada dañino y los beneficios son múltiples.
¡A reír se ha dicho!

GN

jueves, 15 de enero de 2015

Las mamás queremos vacaciones

Ayer fui a una de las prácticas de fútbol con mis divertidas amigas del equipo. Una de ellas me dice que necesita vacaciones de ser mamá, que está agotada y que necesitaba desconectarse. Otra amiga dijo que ella se conformaba aunque fuera una hora para ella sola, sin mamis, peleas ni quejas.

Hoy hice una mini encuesta somera y le pregunté a varias mamás que si pudieran tener vacaciones de ser mamá ¿cuánto tiempo sería y qué harían?

Las respuestas en cuanto a horas fueron variadas, desde una hora hasta 3 semanas. En cuanto a qué hacer muchas respondieron que lo que mas querían era dormir sin que nadie las despertara, perezear en la cama y no hacer nada por un rato. Otra gran parte respondió que agarrarían un día de spa para relajarse. Algunas concluyeron que querían salir con las amigas, salir de viaje solas o con una amiga, pasear en bote, ir a la playa o simplemente hacer turismo interno. Ninguna respondió que no necesitaba vacaciones de ser mamá.

Indudablemente parece ser una profesión agotadora, de 24 horas de disposición y 7 días a la semana. En la que hay que aprender y ejecutar muchas habilidades a la vez o por períodos determinados lo que conlleva a agotarse física y mentalmente y en el cual  las  etapas de descanso parecen ser pocas.

Casi la mayoría de las mamás dijeron que aunque estuvieran de vacaciones de ser mamá extrañarían a los hijos si se fueran por un tiempo largo, llámese largo a mas de 5 días según las mamás, y si era por períodos cortos se tratarían de desconectar y de no pensar en nada aunque era casi imposible.

Lo que sí está claro es que las mamás necesitamos vacaciones aunque sea por ciclos  de 1 hora, es decir, distraer la mente en otra cosa. Nuestros hijos siempre estarán presentes, eso es inevitable y muchas veces al irnos de vacaciones sin ellos, dejamos la mitad del corazón y la mente con nuestros pequeñuelos.  Imposible no pensar en ellos.


Si yo me fuera de vacaciones de ser mamá, me conformaría con 10 horitas, exclusivas para mi, una de esas cuantas en un spa claro. Renovar la mente y el espíritu es necesario de vez en cuando. Y si hay una mamá que no piense así, que tire la primera piedra.

Nos quejaremos todas mil veces, pero ser mamá es una experiencia maravillosa, pero de vez en cuando no caen mal una vacacioncitas de ser mamá. ¿O me equivoco?

GN

jueves, 8 de enero de 2015

La superestimulada, el que más abraza y el Benjamín

Tener un hijo no es fácil, tener dos es un enredo porque se trastoca la dinámica familiar hasta que nos adaptemos al cambio y tener tres hijos es contribuir al censo nacional además de ser divertido.

El primer hijo es sobre el que se vuelcan muchos de nuestros ideales y de los abuelos. Esto puede conllevar a que se tengan expectativas poco realistas acerca de la crianza. Aparte la normal inseguridad de ser padres sin experiencia,  suele llevar a múltiples consultas con familiares, amigos, abuelas y médicos  antes de tomar alguna decisión.  La inseguridad puede llevar entonces a que sobreprotejamos al primogénito.
En esta vida moderna también deseamos lo mejor para nuestro pequeño y queremos algunos de nosotros estimularlos hasta donde mas no se pueda, tiene atención exclusiva y facilita tanto el desarrollo como la maduración intelectual. Dicen por ahí que si nacen  más hermanos, se le estimulará de forma precoz a madurar, a ser el hermano mayor y  se le exigirán más responsabilidades.

El segundo hijo nos cambia la dinámica familiar, hay que compartir la atención y las actividades, pero también los padres, en teoría, tenemos mas experiencia y estamos mas seguros de lo que hacemos, pero le estimulamos y exigimos menos porque tenemos mas trabajo, aunque muchas veces es el hermano mayor que se encarga de estimular y "volver loco" también el menor, hasta que este crezca y quiera imitar al mayor y es entonces cuando el menor "vuelve loco" al mayor aparte de admirarlo mucho.

El tercer hijo a veces desequilibra la dinámica familiar también y a veces no. Como tiene hermanos mayores, muchas veces funcionan casi como adultos con respecto de él. También van a recibir estimulación intelectual y muchísima sobreprotección. Por ende, suelen ser niños muy inteligentes, pero caprichosos y con una gran capacidad de manipular a todos los miembros de la familia a su beneficio, pues se hacen expertos en lograr el apoyo de algún otro cuando pretenden lograr algo.

No es cierto que el tercer hijo se cria solo, que uno ya tenga experiencia y que no nos preocupemos con cosas que nos preocupaban cuando solo era un niño es muy diferente.


Tampoco me parece que sea cierto que uno no tiene preferidos. ¡Claro que los tenemos! Por ejemplo, a mi me gusta mas ir a un centro comercial con mi hija mayor, salir a hacer una diligencia cerca de casa con mi segundo hijo, pero eso no quiere decir que uno ama mas a un hijo que a otro, en nuestro corazón de padres hay igual cantidad de espacio para cada hijo. Para ciertas cosas hay niño preferido.  A mi segundo hijo le gusta mas abrazar que a la primera, todos los hijos son diferentes y para ciertas cosas vamos a inclinar la balanza.
Digan lo que quieran, tener uno, dos o tres hijos no es fácil, cada uno será diferente y la experiencia q vamos adquiriendo va influyendo en la crianza de los hijos que van llegando.

Mi primera hija siempre será la que me enseño a ser mamá y a la que mas estimulamos, invertimos mucho tiempo del que contábamos para meterla en cuanta actividad había, como resultado es capaz de adaptarse a los cambios y a organizarse para varias actividades en un día sin que esto le incomode, es brillante. El segundo es tan romántico que me roba el corazón todos los días y fue el bebé de la casa por 4 años. Ama a su hermana con locura y ahora un tanto enredado entre imitar a su hermana mayor y tratar de cuidar al menor. Mi Benjamín fue el equilibrio perfecto, no se está criando solo, pero si en ocasiones ayudan sus hermanos mayores, será mi bebé para siempre y muy probable el consentido de la familia y el que menos fotos tenga.

GN

viernes, 2 de enero de 2015

Iniciando el año como el huevo

Quería hacer una resolución de año nuevo mientras mis hijos desayunaban, pensaba qué nuevos propósitos podía poner como meta en cuanto a su educación y crianza, pero no podía pensar mucho porque uno quería desayunar cereal, la otra quesadilla y el bebé de 1 año se devoraba un guineo.   Entonces me puse a dilucidar que todos los días comen algo diferente los 3, no hay consenso y tanto la chica que los cuida cuando yo no estoy y esta mamá alcahueta hacemos varios desayunos.

¡Eso es!, es un buen propósito para este año: mejorar la alimentación de mis hijos y que coman alimentos que en teoría "no les gusta" y sobre todo que sea nutritivo y balanceado.  Recordemos que la infancia es una etapa  importante de crecimiento por lo que las necesidades en esta etapa son elevadas.

En medio de mis pensamientos entra en escena en mi esposo diciendo que quiere 2 huevos hervidos, ya era el 5 desayuno distinto porque yo había desayunado otra cosa. Acá entre nos, odio el huevo, pero mis hijos no saben. La familia de mi esposo tiene una finca productora de huevos, pollos y cerdos, así que todos están acostumbrados a comer huevos varias veces a la semana y por supuesto que en mi cocina nunca faltan huevos, me los regala mi suegra por docenas. He tratado de comerlo, pero las ganas de no comerlo me ganan, ya soy un hueso roído en ese aspecto. Mis hijos comen pero poco a la semana.

El huevo aporta entre un 10 y  20% de la ingesta diarias recomendada en los niños de un gran número de vitaminas y minerales, incluyendo el hierro, los cuales son  muy fáciles de absorber. Además, un huevo aporta únicamente alrededor del 5% de las calorías recomendadas en ellos, por  lo que es  un alimento con alta densidad de nutrientes y con un buen acompañamiento tenemos una comida completa y baja en calorías, lo que ayuda a prevenir la obesidad. La  proteína que aporta el huevo es una de las de más alta calidad, dado su perfil de aminoácidos esenciales y el perfil lipídico es probablemente el más equilibrado dentro de los alimentos de origen animal.

El pobre huevo tiene mala fama de aumentar el colesterol, lo cual no es cierto y entre la población infantil sana hay que evitar restricciones innecesarias. El consumo de huevo, siempre que cumpla con las recomendaciones nutricionales apropiadas y se adapte a una dieta sana y equilibrada, no debe ser restringido por miedos que no poseen ninguna base científica.

Así como el huevo es equilibrado y nutre positivamente y con calidad, así será mi propósito en este año en cuanto a la alimentación de mis pequeños: sana y equilibrada, la menor cantidad de restricciones sanas y variada.  Y como enseñar a comer es enseñar a crecer, trataré de enseñarlos a comer de todo y equilibradamente. Espero que no incluya que yo tenga que comer huevo, pero si de eso depende que ellos coman de todo, pondré de mi parte. Ya les contaré en unos meses como se va desarrollando esté propósitos del nuevo año.

Les deseo un año colmado de bellas  y maravillosas experiencias con sus pequeños. ¡feliz 2015!

GN