jueves, 8 de enero de 2015

La superestimulada, el que más abraza y el Benjamín

Tener un hijo no es fácil, tener dos es un enredo porque se trastoca la dinámica familiar hasta que nos adaptemos al cambio y tener tres hijos es contribuir al censo nacional además de ser divertido.

El primer hijo es sobre el que se vuelcan muchos de nuestros ideales y de los abuelos. Esto puede conllevar a que se tengan expectativas poco realistas acerca de la crianza. Aparte la normal inseguridad de ser padres sin experiencia,  suele llevar a múltiples consultas con familiares, amigos, abuelas y médicos  antes de tomar alguna decisión.  La inseguridad puede llevar entonces a que sobreprotejamos al primogénito.
En esta vida moderna también deseamos lo mejor para nuestro pequeño y queremos algunos de nosotros estimularlos hasta donde mas no se pueda, tiene atención exclusiva y facilita tanto el desarrollo como la maduración intelectual. Dicen por ahí que si nacen  más hermanos, se le estimulará de forma precoz a madurar, a ser el hermano mayor y  se le exigirán más responsabilidades.

El segundo hijo nos cambia la dinámica familiar, hay que compartir la atención y las actividades, pero también los padres, en teoría, tenemos mas experiencia y estamos mas seguros de lo que hacemos, pero le estimulamos y exigimos menos porque tenemos mas trabajo, aunque muchas veces es el hermano mayor que se encarga de estimular y "volver loco" también el menor, hasta que este crezca y quiera imitar al mayor y es entonces cuando el menor "vuelve loco" al mayor aparte de admirarlo mucho.

El tercer hijo a veces desequilibra la dinámica familiar también y a veces no. Como tiene hermanos mayores, muchas veces funcionan casi como adultos con respecto de él. También van a recibir estimulación intelectual y muchísima sobreprotección. Por ende, suelen ser niños muy inteligentes, pero caprichosos y con una gran capacidad de manipular a todos los miembros de la familia a su beneficio, pues se hacen expertos en lograr el apoyo de algún otro cuando pretenden lograr algo.

No es cierto que el tercer hijo se cria solo, que uno ya tenga experiencia y que no nos preocupemos con cosas que nos preocupaban cuando solo era un niño es muy diferente.


Tampoco me parece que sea cierto que uno no tiene preferidos. ¡Claro que los tenemos! Por ejemplo, a mi me gusta mas ir a un centro comercial con mi hija mayor, salir a hacer una diligencia cerca de casa con mi segundo hijo, pero eso no quiere decir que uno ama mas a un hijo que a otro, en nuestro corazón de padres hay igual cantidad de espacio para cada hijo. Para ciertas cosas hay niño preferido.  A mi segundo hijo le gusta mas abrazar que a la primera, todos los hijos son diferentes y para ciertas cosas vamos a inclinar la balanza.
Digan lo que quieran, tener uno, dos o tres hijos no es fácil, cada uno será diferente y la experiencia q vamos adquiriendo va influyendo en la crianza de los hijos que van llegando.

Mi primera hija siempre será la que me enseño a ser mamá y a la que mas estimulamos, invertimos mucho tiempo del que contábamos para meterla en cuanta actividad había, como resultado es capaz de adaptarse a los cambios y a organizarse para varias actividades en un día sin que esto le incomode, es brillante. El segundo es tan romántico que me roba el corazón todos los días y fue el bebé de la casa por 4 años. Ama a su hermana con locura y ahora un tanto enredado entre imitar a su hermana mayor y tratar de cuidar al menor. Mi Benjamín fue el equilibrio perfecto, no se está criando solo, pero si en ocasiones ayudan sus hermanos mayores, será mi bebé para siempre y muy probable el consentido de la familia y el que menos fotos tenga.

GN

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