viernes, 27 de noviembre de 2015

Es "urgente"

¿Qué es una urgencia? Según wikipedia es algo que necesita ser realizado o solucionado con mucha rapidez.

Después de estar inmiscuida en el mundo de la Medicina por varios años el significado de "urgente" para mí significa que hay que acudir inmediatamente o en el acto y que se trata de algo que necesita ser atendido con premura, incluso que la vida de alguien está en peligro. Así nos enseñan en esta carrera y cuando me dicen es "urgente" y en realidad no lo es, para mi concepto, me entra como un escalofrío o un corrientazo que  sale desde la amígdala cerebral donde se origina la furia  y recorre mi médula espinal.  Por supuesto que esto ocurre inconscientemente porque probablemente en mi cerebro el significado de "urgencia" está mas que tallado en piedra.

¿A qué voy con todo esto? Ya leerán.

Me encontraba con mi hija arreglando los trajes que tiene que usar para la función de ballet en la que participará este fin de semana. Estaba entre vestidos, medias, zapatos y tocados cuando aparece mi hijo de 6 años y me dice: "¡Mami, ven urgente!"  Dejé lo que estaba haciendo, lo miro y la verdad estaba sumamente tranquilo como para que algo malo estuviese pasando. Le pregunté que era eso urgente y me dice que de verdad necesitaba que fuera que era muy urgente. Cómo esa palabrita no me gusta desatenderla, abandono la habitación de mi hija y me dirijo hacia  el balcón con él y me dice: "Mami, mira la luna, está tan hermosa que necesitaba que la vieras, está tan linda como tú".  Me puse tan feliz que se me olvidó que iba angustiada porque ya estaba segura que la palabra urgente estaba mal utilizada. Lo abracé y le di las gracias por llevarme a ver la luna que de verdad estaba hermosa, llenita y redonda. No pude decirle que ese no era el significado de algo urgente, así que decidí dejar ahí la conversación y explicárselo otro día.

Le explicaré qué es lo urgente para papi y mami, así como las situaciones urgentes en las que pueda estar involucrado y  la diferencia entre urgente e importante. Estoy segura que para él era "importante" que viera la luna hermosa, pero cuando me dijo que necesitaba que la viera hoy porque solamente se ve así una vez al año (invento de él) entonces se convirtió en una urgencia importante. Los niños piensan como niños, no como nosotros. Si queremos que sepan nuestros significados entonces nos toca explicarles, no supongamos que ellos saben lo que nosotros pensamos, grave error y el cual me pasa a menudo.

Me encantó lo urgente que era que viera que me parecía a la luna, aunque estaba redonda, llenita y amarilla, igualita a mami. Depende del lado que lo vea, amé el momento, fue el mejor del día.

Fue entonces que mientras arreglaba nuevamente los trajes de danza de mi hija, pensaba cómo se lo voy a explicar. Tenemos que tratar de  enseñarles las diferencias de las situaciones en las que pueden estar expuestos para que sepan qué van a decir y cómo deben actuar ante determinada circunstancia. Una cosa es importante que es algo muy interesante y no pasa desapercibido o que tiene consecuencias profundas en algún aspecto, capaces de modificar la realidad.

GN


viernes, 20 de noviembre de 2015

Niños "pataletudos"

Las pataletas son famosas. El que ha tenido un hijo que ha hecho o hace pataletas de seguro que solo le puede desear (en sentido figurado) que el hijo de su peor enemigo las haga.

Cuando mi hija tenía 2 años y medio, me encontraba en un centro comercial comprándole un taje de baño, ella tomó uno talla 10 y yo le hacía entender que esa no era su talla. Empezó a gritar, a llorar y se tiró al piso en pleno almacén. Me quedé en "shock", era la primera vez que hacía una pataleta. Cuando miré alrededor estaban dos doñitas mirando la situación, cuchicheando y haciendo gestos como de "qué horror" y haciendo "no" con la cabeza. ¡Más rabia me dio! Lo que se me ocurrió fue dejarla sola e ir a la caja a pagar el traje de baño de la talla correcta. Mi hija  al darse cuenta que estaba sola, salió corriendo detrás mío y seguía llorando desconsolada. Al salir del almacén la cargué, subimos al auto y se calmó instantáneamente. Luego le hablé y traté de explicarle, no se si comprendió. Fue su primera pataleta y tal vez la única de esa magnitud. 


Estas explosiones de rabia están acompañadas de frustración y suelen aparecer en niños pequeños cuando sus capacidades de comunicación se ven limitadas y no saben hacerse entender. Los niños pequeños viven en el aquí, viven el justo momento y por lo general, tratan de satisfacer sus deseos de manera inmediata lo que hace que en algunas ocasiones pierdan el control. 

Se sabe que las pataletas son parte  parte del proceso de crecimiento de todos los niños y de su desarrollo como persona, pero no debemos permitir que nuestros hijos se acostumbren a responder impulsivamente y de manera desafiante. Por ende hay que guiarlos a manejar este momento.

Es importantísimo que los ayudemos a  identificar, reconocer y observar sus emociones, nos debemos de mantener firmes para que los niños puedan ver que no "somos manipulables"  con pataletas o negociaciones infinitas. Además nuestra firmeza será un ejemplo que enseñará a los nuestros niños  a mantenerse estables en sus decisiones y emociones. Dentro de mantenernos firmes está "mantener la calma". Lo más difícil seguramente para la mayoría de nosotros, a cualquiera desespera escuchar gritos y llantos desconsolados que se nos hacen eternos.

¿Qué se supone que podemos hacer en medio de una rabieta?


  • No subir el tono de voz, al contrario bajar el tono ayuda a que él se calme. O sea: NO GRITAR, muy difícil, pero no imposible.
  • Nunca agredir al niño para detener la pataleta ya que eso le enseñará que cuando uno está enfadado debe pegar.
  • Se puede llevar al niño con calma a otro escenario  para tener más tranquilidad al hablar con él y tener mayor control de la situación.
  • ¡Los abrazos ayudan! Al principio gritará y pataleará pero luego se calmará.
  • Vale distraerlo con alguna experiencia agradable, pero sin pasar por alto la mala conducta y el sentimiento que ésta genera.
  • No reírse de los ataques de llanto del niño. La rabia y la frustración que el niño siente son sentimientos reales para él y reírse de ellos es una falta de respeto.
  • Se puede establecer  un lugar para hacer una pausa en donde el niño deba permanecer cuando el comportamiento sea inadecuado. Algunas mamás le dicen "la silla de pensar".
  • Después de mostrar comprensión ignoremos la pataleta e intentemos  estar calmados y sin prestar atención al "pataletudo" mientras este se tranquiliza.
  • Cuando se calme se le puede abrazar y también felicitarlo  por haberlo logrado.

La mayoría de las veces nos cuesta controlar la situación, es horrible tener que lidiar con constantes berrinches, si nosotros mismos a veces no nos podemos controlar ante alguna situación que nos frustra o nos molesta y pegamos gritos, alaridos y nos descontrolamos ¿qué podemos esperar de los más pequeños? Cuando aprendemos a controlarnos en estos momentos nos será más fácil tolerar y ayudarlos a manejar sus momentos difíciles.

Si nosotros mismos hacemos pataletas a nuestra manera, nuestros hijos también tienen derecho a hacerlas de vez en cuando, pero debemos aprender a corregirlos y a guiarlos a cómo manejarlas de la mejor manera posible. Con mi hijo menor, el de dos años, no he tenido la misma suerte que con mi hija que era muy raro pasar por pataletas. Esta tercera criatura está en la época florida de pataletas, así que mi paciencia y control se ponen a prueba constantemente, seguiré practicando, ya con éste me gradúo, no se si de "manejadora exitosa de pataletas" pero me gradúo de algo.

GN

viernes, 13 de noviembre de 2015

¡A jugar se ha dicho!



Luego de repasar mentalmente las vacaciones que tuvimos con nuestros hijos me di cuenta que lo que realmente les gustó aparte de pasear en avión e irnos de vacaciones fue jugar con nosotros (mamá y papá) y pasar tiempo juntos, es decir fueron las "pequeñas cosas".

Así tal cual dice la canción: "son esas pequeñas cosas, que a veces no queremos ver, las que hacen que la vida sea mucho mejor, mas divertida y mas llena de amor... " así mismo fue.

Fuimos a parques bellos, divertidísimos y llenos de actividades, pero lo mas divertido para ellos fueron las burbujas de jabón que le caían a mamá, las cubetas de palomitas de maíz vacías para jugar en la ducha o en la piscina y el paseo relajado en los coches o carritos para que no se cansaran de caminar y que papá lo hacía emocionante levantándolos como si fuera una montaña rusa.

Parece irónico, pero hasta jugar a quién llega primero al  tal juego quedó mejor grabado en la memoria de ellos que el nombre del aparato volador o de la montaña rusa que me tuve que subir porque dos de mis hijos querían saber como era y en la cual morí de susto mientras ellos felices que yo estaba con ellos.

Cada vez se reafirma mas que es importantísimo que los padres juguemos con los hijos. Para nosotros los padres porque el juego con ellos nos permite conocerlos mejor, nos ayuda a enseñarles valores, formas de actuación y refuerza el vínculo con ellos. En mis palabras diría que se crea una conexión especial.

Es importante para nuestros pequeños, porque a través de esta herramienta aprenden, se desarrollan mejor y también adquieren mas tolerancia. Aprenden a relacionarse de una forma creativa con el mundo, lo que fomenta su imaginación. Y se sabe que los niños imaginativos son menos agresivos, mas pacientes y tienen más éxito en las tareas escolares, o sea que les va mejor en la escuela. También les sirve para controlar sus emociones y a que aprendan a reconocer las señales afectivas y las emociones de otros.

Es importante para la familia porque un rato de diversión compartida es la mejor arma contra el estrés. Según los expertos en este tema bastan 10 o 15 minutos diarios de juego familiar para que los niños empiecen a conseguir todos los beneficios que éste proporciona. ¿Saben qué es eso? Solamente 1 centésima de nuestro diario vivir, 15 minutos diarios que nos darán resultados positivos para el resto de la vida de nuestras criaturitas. Creo que vale la pena el esfuerzo aunque lleguemos cansados del trabajo, aunque hayamos tenido un día terrible, aunque hayan tenido múltiples actividades en el día, deberíamos intentarlo.

Juguemos con nuestros hijos y crecerán felices aparte que crearemos recuerdos que recordarán para siempre y seremos parte de su historia. ¡A jugar se ha dicho!

GN

viernes, 6 de noviembre de 2015

"No toques nada por favor"

Sigo de vaciones con mis tres hijos y mi esposito. No tengo queja, la hemos pasado muy bien y en momentos de desesperación pienso que si del cielo caen limones aprendo a hacer limonada con rapadura. Mejor pensar así que amargarme el resto del día por alguna pataleta del niño de 2 años, o porque el de 6 años no le quiere prestar la tableta al de 2 o porque la de 9 está agotada y "nunca" puede ir en el coche. Viajar con niños nunca va a ser fácil.

El destino donde me encuentro es totalmente turístico y planeado para disfrutar con niños o sin ellos. Me he dado cuenta que la mayoría de las mamás pensamos igual o decimos lo mismo. Cada vez que entraba a un baño público a cambiar pañales o a que uno de los otros niños liberara alguna necesidad fisiológica me escuchaba diciendo "no toques nada", "no te sientes", "eso está sucio" y así mismo lo escuchaba en castellano, en inglés o  portugués en los cubículos contiguos. Y una que otra vez escuchaba decir "te dije que no tocarás" y no precisamente con tono calmado,  incluso hay niños que se agachan y ponen las manos en el piso para asomarse por debajo de la puerta o de la separación entre baño y baño.

La mayoría de las mamás queremos que cuando entramos al baño público con nuestros hijos, por mas limpio que esté, estas pequeñas criaturas vayan prácticamente como robots, que no toquen nada, que no respiren, que ni se acerquen al inodoro y algunas hasta los cargamos para que ni se les ocurra sentarse en el váter. Algunos baños tienen protectores para que las personas se sientes pero en realidad se ha demostrado que no sirven de nada en cuanto a transmisión de enfermedades se refiere, pero para mi concepto sirve para mi paz mental únicamente, en mí funciona como un efecto placebo.

La mayoría de las personas pensamos que al estar sucios estos baños podemos adquirir alguna enfermedad por estar llenos de bacterias; lo cierto es que, comparados con otras superficies, no tanto. Cualquier baño público tiene probablemente menos gérmenes que el fregador de la cocina. Se ha demostrado que la propagación de enfermedades por ir a un baño público o sentarse en uno de estos inodoros  no transmite enfermedades porque la piel de "nuestras posaderas" o "de las pompas" (como dice mi hijo) funciona como una barrera protectora contra los gérmenes.

Lo que sí ayuda a evitar la propagación de enfermedades gastrointestinales es lavarse bien las manos y bajar la tapa del inodoro al tirar de la cadena.


A pesar de todo este conocimiento, lo más probable es que le seguiré diciendo a mis hijos "no toques nada" cuando entremos a un baño público, va a ser inevitable, estoy segurísima, al igual que la mayoría de nosotros y estoy segura también que ellos harán lo mismo cuando tengan sus hijos. Siempre sentiré que hay pequeños monstritos que salen del baño y se adhieren en las nalguitas, pero hay que agregarle a la imaginación que cuando los monstritos llegen a las pequeñas posaderas de nuestros retoños serán destruidos. 

Trato siempre de llevar un gel de alcohol en la cartera por cualquier eventualidad pero debemos  invertir mas tiempo en enseñarles a lavarse bien las manos que en andar gritando " no toqueeeeesssss que está sucio". 

GN