viernes, 13 de noviembre de 2015

¡A jugar se ha dicho!



Luego de repasar mentalmente las vacaciones que tuvimos con nuestros hijos me di cuenta que lo que realmente les gustó aparte de pasear en avión e irnos de vacaciones fue jugar con nosotros (mamá y papá) y pasar tiempo juntos, es decir fueron las "pequeñas cosas".

Así tal cual dice la canción: "son esas pequeñas cosas, que a veces no queremos ver, las que hacen que la vida sea mucho mejor, mas divertida y mas llena de amor... " así mismo fue.

Fuimos a parques bellos, divertidísimos y llenos de actividades, pero lo mas divertido para ellos fueron las burbujas de jabón que le caían a mamá, las cubetas de palomitas de maíz vacías para jugar en la ducha o en la piscina y el paseo relajado en los coches o carritos para que no se cansaran de caminar y que papá lo hacía emocionante levantándolos como si fuera una montaña rusa.

Parece irónico, pero hasta jugar a quién llega primero al  tal juego quedó mejor grabado en la memoria de ellos que el nombre del aparato volador o de la montaña rusa que me tuve que subir porque dos de mis hijos querían saber como era y en la cual morí de susto mientras ellos felices que yo estaba con ellos.

Cada vez se reafirma mas que es importantísimo que los padres juguemos con los hijos. Para nosotros los padres porque el juego con ellos nos permite conocerlos mejor, nos ayuda a enseñarles valores, formas de actuación y refuerza el vínculo con ellos. En mis palabras diría que se crea una conexión especial.

Es importante para nuestros pequeños, porque a través de esta herramienta aprenden, se desarrollan mejor y también adquieren mas tolerancia. Aprenden a relacionarse de una forma creativa con el mundo, lo que fomenta su imaginación. Y se sabe que los niños imaginativos son menos agresivos, mas pacientes y tienen más éxito en las tareas escolares, o sea que les va mejor en la escuela. También les sirve para controlar sus emociones y a que aprendan a reconocer las señales afectivas y las emociones de otros.

Es importante para la familia porque un rato de diversión compartida es la mejor arma contra el estrés. Según los expertos en este tema bastan 10 o 15 minutos diarios de juego familiar para que los niños empiecen a conseguir todos los beneficios que éste proporciona. ¿Saben qué es eso? Solamente 1 centésima de nuestro diario vivir, 15 minutos diarios que nos darán resultados positivos para el resto de la vida de nuestras criaturitas. Creo que vale la pena el esfuerzo aunque lleguemos cansados del trabajo, aunque hayamos tenido un día terrible, aunque hayan tenido múltiples actividades en el día, deberíamos intentarlo.

Juguemos con nuestros hijos y crecerán felices aparte que crearemos recuerdos que recordarán para siempre y seremos parte de su historia. ¡A jugar se ha dicho!

GN

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