viernes, 20 de octubre de 2017

Yo no rayé la pared...

Hijo, ¿te lavaste los dientes? entonces obtenemos una respuesta positiva y el cepillo de dientes está seco; hija, ¿recogiste los juguetes? y la mayoría de los juguetes están fuera de lugar.  Creo que la mayoría de los que somos madres y padres hemos pasado por esta situación o alguna similar.

Hace unos días una amiga me preguntó que por qué los niños mienten. Todos los niños, sí, todos los niños mienten alguna vez en su vida y no siempre es por la misma razón.  Muchas veces es por miedo, para evitar un castigo, falta de seguridad en sí mismos o incluso falta de autoestima. 

Los niños que son menores de 3 años no mienten conscientemente, aunque puedan decir cosas que no son ciertas, para ellos solo son. En cambio los niños entre 3 y 5 años no son conscientes de sus mentiras pero éstas forman parte de su juego imaginativo y de las fantasías de su edad, por estas mentiras no debemos preocuparnos mucho a menos que lo hagan constantemente y con ello logren lo que quieren obtener o lo que desean. 

Los que son mayores de 5 años ya mienten de manera consciente, ya saben la diferencia entre la verdad y la mentira, pero puede que no tengan claro que mentir es malo o que no se debe hacer y eso queda en nosotros que lo aprendan correctamente. 

También pueden mentir porque, como padres, les exigimos demasiado y al no poder cumplir con nuestras expectativas prefieren mentir para no defraudarnos.

Hay niños que inventan tener dolor de barriga, de oído o sentirse mal para no ir a la escuela, muchas veces no sabemos si es cierto o no y actuamos de la manera incorrecta.  Lo ideal es saber porqué están mintiendo, enseñarles la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, escudriñar la razón si es muy frecuente que nos mientan es lo ideal, puede que nos encontremos con alguna molestia en el fondo como falta de confianza en ellos, miedo porque algún niño lo molesta en la escuela o imitación porque también les mentimos a ellos.

Cuando nuestros hijos son pequeños algunas mentiras hasta risa nos dan, como por ejemplo cuando encontramos la pared llena de témpera y al preguntarles quién manchó la pared nos dicen que ellos no fueron y tienen hasta en la nariz tempera, no sabemos si reír o llorar, pero es mejor conversar con ellos y poco a poco van a comprender que decir mentiras no está bien y que siempre es mejor decir la verdad, pero si nosotros les mentimos nunca aprenderán.

GN

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