viernes, 3 de octubre de 2014

Estemos pendientes...

Ayer hablaba con una amiga, mamá de unas pacientes y compañera de mi equipo de fútbol y me preguntó que si era normal que cuando su chiquita de 4 años lloraba mucho terminaba vomitando y me estaba echando el cuento por lo que lloraba. Su nena le dijo que no quería ir a la escuela porque un compañerito no le hablaba y ella lloraba desconsoladamente. En realidad me preocupó más la razón de la no ida a la escuela que la vomitada por el llanto. Le dije que fuera a la escuela a ver qué era lo que estaba pasando.

En teoría, antes de los 3  años, los niños no tienen la habilidad cognitiva de sentir empatía, cuando hacen que otro niño sufra, es porque no se dan cuenta de lo que están haciendo, pero todo este panorama cambia  alrededor de los 4 años y si un niño está molestando a otro lo hace concientemente.

El conocido y famoso "bullying" puede ser verbal (insultos), físico (golpes) o relacional (puede ser exclusión social). Las razones detrás de este comportamiento del niño pueden ir desde que el pequeño "bully" haya sido sujeto a este tipo de comportamiento en casa y que esté buscando atención, a que simplemente le guste cómo se siente hacerle daño a los otros niños.

Identificar el bullying en edades preescolares es muy difícil, a ésta edad la mayoría de los niños pelean. Pero podemos tener en cuenta varias señales que nos dan los niños para sospecharlo como que ya no quieran ir a la escuela cuando antes les gustaba, que se quejen de dolores de cabeza o de la pancita a la hora de ir a la escuela o a alguna actividad extra curricular, que ya no quieran jugar con el niño o niña que antes era su amigo, que constantemente cuenten que algún niño lo esté molestando, que repentinamente se vuelvan introvertidos, que digan cosas malas sobre ellos mismos como "soy fea" o "soy tonto" o que llegue con heridas o moretones.
Ante la duda es mejor actuar, conversemos con los chiquitines, no digamos o pensemos que sólo son cosas de niños, hablemos con los maestros y profesores,  puede pasar que exageremos y que  los niños se arreglen solos, pero puede que no.
Mi hija cuando recién cumplió 4 años tuvo un período que odiaba a la escuela cuando antes la amaba, decía que no quería ir, que no le gustaba estar en su salón, resultó ser que la maestra por pensar que no necesitaba tanta ayuda como los otros niños la excluía de ciertas actividades y no dejaba que participara en clase, asumo ahora que ya pasaron 4 años que la maestra lo hizo inconscientemente pero realmente llegó a afectarla emocionalmente.

Siempre estemos pendientes de estas señales, los niños no merecen ser excluidos, todos deben ser felices y con nuestra ayuda claro que se puede. Después me enteraré en que quedó el asunto del niño que no le quiere hablar a mi bella paciente.

GN

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