viernes, 30 de diciembre de 2016

Gracias angelitos...

Tener un hijo enfermo no es agradable, pero tenerlo gravemente enfermo hace que lo que uno siente sea casi inexplicable y qué decir si el desenlace no es el esperado.
Este año, en términos laborables y en general, ha sido muy bueno, muchas alegrías y familias felices o agradecidas hemos tenido. Pero a la vez personas queridas y conocidas han tenido desenlaces no esperados y difíciles de asimilar.
Ayer me encontraba en una ceremonia para despedir a un bebé que falleció a los 25 días de vida después de mucho luchar y ser fuerte. El que celebraba la misa decía que era muy difícil comprender cómo alguien que empieza una vida se despedía tan prematuramente. Coincido. Son muchas cosas que nunca lograré entender, difíciles de asimilar y de procesar.

Al perder un bebé, ya sea antes o después de nacer, nuestras esperanzas se rompen, nuestros planes y proyectos se desmoronan, el amor que sentimos se ve herido y roto, nuestro corazón queda en mil pedacitos y nuestra mente no para de pensar y de preguntar  ¿por qué?

Mil veces he escuchado que los médicos, después de experimentar tantos escenarios tristes, nos volvemos insensibles. Quiero que sepan que no es así, también nos afecta y se nos parte el corazón en millones de pedacitos, la tristeza también nos embarga y hacemos la misma pregunta ¿por qué?

Quiero dedicar el último escrito del año a todos esos angelitos que han ido al cielo, a aquellos que se quitaron sus alitas por segundos o días para enseñarnos que el amor existe y que nos enseñaron que por más que queramos no tenemos el control absoluto de las cosas. Que aunque nos duela el alma completa y nos cueste seguir adelante estas situaciones ocurren y seguirán ocurriendo. No me gusta lidiar con la muerte, me cuesta mucho, como a muchos. Por supuesto que prefiero las alegrías y la felicidad de tener a nuestros hijos con nosotros, por dicha estas situaciones de alegría y felicidad q undan, pero las tristes me marcan para toda la vida y espero que me hagan más fuerte, pero seguiré siendo sensible sin poder remediar el sentimiento.

A todas esos angelitos gracias por siempre enseñarme algo nuevo, a sus familiares les deseo tengan mucha fuerza y fe en lo que piensen los hará superar estos momentos difíciles porque el dolor con el que se aprende a vivir a veces es extenuante y agotador. Gracias por enseñarme que hay problemas realmente importantes y que la mayoría de los que consideramos problemas, no lo son. Prometo no quejarme por cosas sin real importancia, aprovechemos cada minutos para compartir con los que queremos y que lo sepan. No dejemos las cosas para después porque no sabemos que nos depara la vida.

Que el 2017 sea un año maravilloso o mejor que este que nos está dejando...

GN

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