jueves, 18 de junio de 2015

El alma

Semana de locura total...muchos partos, actividades laborales y maternales.

Una de estas madrugadas amanecimos en el cuarto de urgencias porque mi chiquitín de 5 años tenía un fuerte dolor abdominal y pensamos que podía ser una apendicitis, por supuesto que no me iba a correr el riesgo que fuera y que se estallara el apéndice en casa, en este caso era mejor prevenir que lamentar.

Los síntomas y signos de apendicitis son dolor alrededor del ombligo en la zona inferior derecha del abdomen que empeora al ejercer presión en el área o con el movimiento (incluso caminar), pérdida de apetito, náuseas o vómitos y fiebre.

Mi hijo tenía prácticamente todos los síntomas, bueno, otro agregado porque cuando le preguntábamos qué le dolía exactamente nos decía que "le dolía el corazón y el alma".  Quedé prácticamente sin palabras, no sabía si llorar o reirme, pero como pegaba gritos del dolor "que no podía soportar" y el llanto realmente le salía del alma nos fuimos a urgencias. Menos mal que fue falsa alarma y regresamos a casa con medicamentos solamente y no con una raja en la panza.

Ese mismo día había conversado con mis amigas del fútbol que a veces ni llaman a su pediatras y automedican a sus hijos, que como ya han pasado varias veces por cuadros de fiebre prefieren tratarlos ellas mismas que llevarlos a que los evalúen. Automedicar a los niños es una práctica desaconsejable, ya que muchas veces se cometen errores que pueden ser fatales para la salud de nuestros preciados tesoros. No inventemos por favor, zapatero a su zapato.

Dar antibióticos para tratar una supuesta infección que da fiebre no es recomendable o dar analgésicos para el dolor de barriga, estos son dos de los errores más comunes, realmente las consecuencias pueden ser peligrosas. Dando antibiótico para cuadros que no lo necesitan puede ir creando resistencia o si damos medicinas para el dolor de panza puede enmascarar cuadros como la apendicitis y llegar a estallar el apéndice con complicaciones severas.

Ese era el chance que no me quería correr, si era apendicitis realmente y le daba medicamentos a mi hijo no nos ibamos a dar cuenta, era mejor descartar, ese riesgo no me lo iba a correr incluso siendo ambos médicos.

Mi chiqui está mejor, hoy aún decia que le dolía el alma y que estaba enfermo, no quería ir a la escuela para ser consentido en casa y recibir mimos para el alma supuestamente enferma.

GN

No hay comentarios:

Publicar un comentario