jueves, 21 de mayo de 2015

Es parte de todo...

Este mes hemos atendido, mi socio y yo, varios bebés prematuros. Cada uno nació antes por varios motivos distintos que los perjudicaba si el embarazo continuaba ya fuera a ellos o a las mamás.

Después de haber pasado personalmente una experiencia parecida, para mí es muy importante la comunicación con los padres. Aparte de informarles la evolución de la pequeña criatura, cosas tan sencillas como decirle a la madre que lo toque y que le hable, que si le leía un cuento cuando estaba  en el vientre materno se lo lea ahora que ya está fuera o simplemente que lo acaricie y sienta su presencia reconforta a las mamás.
Es una etapa sumamente difícil y de impotencia. Sentir que tu anhelado bebé no está contigo y que no puedes estar "cuidándolo" 24/7 es una sensación indescriptible, que probablemente solamente lo entiendan los padres que han pasado por esta situación de tener un bebé recién nacido hospitalizado y muchas veces en situación crítica, es mas una mezcla de sentimientos incluyendo el de culpabilidad, aunque la realidad no sea esa.

Ayer una mamá de un chiquitín que nació de 28 semanas (el embarazo normal llega a 40 semanas) me dijo que todo lo que tenía que pasar su bebé por su culpa. Espera, espera espera...¿cómo le hago entender a esa angustiada madre que no fue su culpa? Ella estaba viviendo su cotidiano día a día cuando "rompió fuente". La entiendo, yo me sentí culpable cuando nació de 34 semanas mi segundo hijo, tiempo después, probablemente años, comprendí que no era así. Siempre trato de conversar con ellas sobre este tema, es una situación difícil.
Apenas puedan cargar a su bebé y tener contacto piel a piel las reconforta, les da sensación de paz y de real maternidad.

De todos los casos aprendo algo nuevo, todos los bebés prematuros son diferentes, van a su paso y no precisamente al nuestro. La satisfacción es que los bebés vayan sanos a casa y gracias a los avances de la ciencia y los estudios científicos que nos ofrecen mas y mejores alternativas para ayudar a este pequeño pero valioso grupo de la población, la sobrevida de los bebés prematuros y prematuros extremos ha aumentado drásticamente en los últimos años.

No es por nada, pero pensándolo bien me encanta mi profesión y tener ese contacto con el milagro de la vida me hace pensar que hay que aprovecharla al máximo, cada minuto y cada momento. Disfrutar a nuestros hijos es parte de todo y ayudar a las personas a procesar el difícil momento de tener un hijo enfermo es una de mis directrices.
GN

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