viernes, 12 de febrero de 2016

¿Moriré en el intento?

La hora de comida de los fines de semana es un tema delicado. Tratamos de comer las tres comidas juntos ya que no lo podemos hacer durante la semana por razones laborales o escolares.
El día domingo, en particular, si no hago yo las tres comidas, vamos a comer a algún lugar en alguna de ellas o en varias.

Ciertos estudios han demostrado que sentarse a la mesa a comer en familia fortalece la identidad de los integrantes de la familia y los vínculos familiares por la transmisión de patrones de conducta. Por otro lado se mejoran los hábitos de alimentación, el lenguaje y la comunicación entre los miembros. En los adolescentes se ha demostrado que disminuye el consumo de alcohol y drogas y mejora el rendimiento escolar.

O sea, que si vemos todos los beneficios, comer en familia sería una buena herramienta de salud pública que mejoraría la dieta de nuestros niños y adolescentes, disminuiría el sobrepeso y potenciaría el rendimiento escolar.

Creo, que mucho depende de la cultura de cada país y de las costumbres de cada casa. Si los niños se acostumbran a comer en familia comida chatarra y cosas fritas, se convertirán en adultos consumidores de lo mismo a menos que aprendan a alimentarse bien de adultos, cosa que es menos probable. Si se empieza la educación desde la casa y las escuelas sobre buenos hábitos de alimentación puede que en un par de generaciones veamos resultados positivos.

Generalmente le recomiendo a los padres de mis pacientes que se vaya ajustando el horario de la comida de los bebés al de la familia para que cuando, al año de vida el niño, se incorpore a la dieta familiar lo haga sin problema y puedan comer juntos. Obvio que cuando madre y padre trabajan es difícil hacerlo pero mientras se pueda un par de días creo que vale la pena.

Pero acá, entre nosotros, como madre que a veces le toca hacer la comida para todos, debo confesar que cuando se tiene niños pequeños es frustante en alguna ocasiones. Después de haber preparado un suculento desayuno, el hijo del medio dice que prefiere comer cereal con leche, el bebé de 2 años (que no es tan bebé) si le pongo algo que "no le provoca" dice "Wahhhhkkk" y pide papilla, la que ya no protesta es la de 9 años y mi esposito come hasta piedras así que nunca se queja, pero al final, cuando acabamos casi con 4 platos diferentes, me gustó desayunar juntos, aunque termine de comer de última porque preferí hacer el cereal que ponerme a pelear o escuchar al hijo del medio llorando porque no le gusta el olor de la comida o que el bebé quedó con el plato al revés y regado por la mesa o en su cabello porque además quiere comer chocolate a las 9 am. Se supone que las recomendaciones las doy yo, pero que se puedan cumplir al pie de la letra con tres niños pequeños es sumamente difícil. Unos dicen que es malcriadez de los niños, otros que no se deben consentir demasiado, pero yo busco mi paz mental y cumplir el cometido de comer en familia cueste lo que cueste. Igual seguiré intentando que todos comamos lo mismo, espero no morir en el intento (pero lo dudo), así como espero aprovechar cada comida juntos mientras se pueda.

GN

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