domingo, 10 de agosto de 2014

¡Me encanta mi cuarto!

Hace como un año decidimos mudarnos, como no se había concretado el plan, no le habíamos comentado nada a los niños. Un día cualquiera, fue un amigo a visitarnos y le preguntó a los niños si estaban listos para mudarse y cambiar de casa, la expresión de la cara de mi hija de 7 años se transformó y empezó a llorar desconsoladamente. Decía que ella había pasado sus "mejores años en esa casa" (la única que había tenido) y que iba a extrañar a su amiga (la vecina con la cual jugaba todos los días). Cada vez que le tocaba el tema, la pobre se ponía a llorar, a pesar que le mencionaba todos los pros de la mudanza y los nuevos beneficios que tendría. En realidad, creo que lo que le temía era al cambio. Por otro lado, el hermano de 4 años, estaba feliz porque tendría su propio cuarto y se quería mudar al día siguiente.  Éste, mi segundo hijo, había sido desplazado de su habitación por la llegada de otro hermano y estaba durmiendo en el cuarto con su hermana mayor el cual estaba decorado de princesas. 

Luego de éste evento del comentario sorpresivo para mi hija mayor, la mudanza demoró casi 7 meses más, lo cual aprovechamos para mentalizarla y  para que fuera tomando una que otra decisión para la decoración de la que sería su nueva habitación.
Los niños se sienten más a gusto en un entorno conocido y predecible donde hay, la mayoría de las veces, una rutina y la familiaridad. 

Independientemente de cuáles sean sus circunstancias concretas, la mejor forma de preparar a su hijo para el traslado es hablarle sobre ello pronto y a menudo.
Lo ideal es que, si decidimos mudarnos, le demos a los niños suficiente información sobre el cambio de residencia con tanta anticipación como sea posible. Respondamos a todas las preguntas que nos hagan con la mayor sinceridad posible y seamos receptivos a sus reacciones, sean positivas o negativas.
Incluso, aunque la mudanza represente una clara mejora en la situación familiar, es posible que los niños no lo vean tan claro, y que, en vez de ver las ventajas que entraña el cambio, se centren en los aspectos negativos y en lo mucho que les impone el cambio.

A los niños en edad preescolar les cuesta menos la mudanza y suelen suelen ser los que dan menos problemas a la hora de hacer un cambio de residencia debido a su limitada capacidad para entender lo que conllevará ese cambio. De todos modos, la ayuda y guía de los padres sigue siendo fundamental para aminorar la carga de cambios.

Finalmente, nos mudamos, mi hija el día justo antes de dormir en la nueva casa, se durmió llorando porque decía que estaba asustada y el primer día en su nueva cama tuvo un "escape de agua nocturno", ya el segundo día fue genial. Ambos siguen durmiendo en el mismo cuarto, a pesar que ahora tienen una habitación para cada uno, asumo que después de casi 1 año de dormir juntos, están totalmente acostumbrados y cada noche deciden en qué habitación quieren dormir. El bebé de 10 meses creo que ni se ha enterado, el está feliz como todos los días.

Un cambio de residencia puede plantear muchos retos para una familia, pero también hay muchas cosas buenas que pueden ocurrir secundariamente al cambio. Puede ser que el traslado sirva para unir más a la familia o para que los padres aprendamos más cosas de nuestros hijos y los conozcamos mejor al pasar juntos por una experiencia tan delicada.

Ya mi hija está feliz y mi segundo hijo me dijo: ¡mami, gracias por mi nuevo cuarto, me encanta, es el mejor cuarto del mundo entero! Comentarios como ese, son los que te hacen el día más llevadero y los que aminoran la carga del esfuerzo y el cansancio.
 
GN

No hay comentarios:

Publicar un comentario