viernes, 15 de enero de 2016

Que viva la "mondonguera", pero estamos trabajando en eso

A veces me da pánico escénico, pero depende del escenario en el que me encuentre. Si no tengo confianza soy tímida, desde chiquita y por supuesto miles de veces he pasado por antipática, pero bueno, ya me acostumbré. Antes me ponía nerviosa de dar conferencias y creo que de tantas que he dado, ya perdí ese miedo y es prueba superada, ya hasta me gusta darlas.

En este momento me refiero a otro tipo de escenario.  Después de tener tres hijos, todo cambió: el cerebro, los pensamientos, la vida y el cuerpo. La mayoría para bien, pero el cuerpo no entraba dentro de los íconos de "bien".

Cuando estaba pequeña mi mamá me metió en un equipo de natación y practiqué el deporte por varios años, me sirvió para acostumbrarme a estar en forma por mucho tiempo, siempre trataba de hacer algún deporte, pero entre estudiar una década y tanto medicina mas Pediatría y Neonatología, el tiempo que me quedaba para invertir en deporte era poco y más si le agregas tres criaturas, muchas veces prefería o prefiero invertir ese tiempo libre en dormir. La cosa es que el sedentarismo ha formado parte de mi vida en varias ocasiones y le agarré odio a ponerme vestido de baño y andar mostrando los atributos así a la libre, porque por supuesto muchas partes no están firmes como antes. Pero eso es parte del pánico escénico a estar en vestido de baño por ahí, lo cual a esta edad "vintage" no debería importarme nada de eso.

Como ando buscando el deporte que le guste a mi hijo de 6 años, después de varios intentos con distintos deportes, hemos caído en la natación. Me encanta verlo nadar, tal vez por remontarme a mis años de infancia. La natación es una actividad útil y recreativa para muchos, es beneficiosa para la salud tanto a nivel físico como psíquico, es uno de los ejercicios físicos más completos para trabajar la mente y el cuerpo, mantiene en forma, fortalece los músculos y la memoria, por lo que es recomendable su práctica a cualquier edad. Entonces decidí que en vez de estar esperando en las gradas de la piscina, aprovechaba para retomar lo que dejé hace mas de 25 años. Pero, venía el problema del pánico escénico, ponerme el vestido de baño y caminar por toda la piscina con muchísima gente alrededor. Por suerte empecé a nadar con una amiga que me dijo que a ella no le importaba eso y que estaba orgullosa de la "mondonguera", que era lo mínimo después de tener de seguido tres hijos, así que bueno, estoy superando el pánico, ya me importa menos y estoy feliz porque estoy agarrando condiciones nuevamente. 

Luego de todo este análisis  superficial y tal vez sin importancia, me di cuenta que de verdad uno debe estar orgulloso de lo que tiene, si no es el cuerpo que deseas, bueno, valió la pena por los maravillosos hijos que tenemos y si podemos hacer algo por mejorarlo pues mejor, pero nunca debemos avergonzarnos. Tener una baja autoestima en algunos aspectos no es saludable para nuestra mente y la enseñanza a nuestros hijos no es la mejor. Como dice mi amiga que viva la "mondonguera" pero estamos trabajando en ello. Totalmente cierta la frase de "mente sana en cuerpo sano" y viceversa.

GN 

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