viernes, 5 de agosto de 2016

Palabras necias, oídos sordos aunque cueste...

El 7 de agosto acaba la Semana Mundial de la Lactancia Materna, la verdad es que si uno se pone a pensar hay días, semanas y meses para todo, pero hay que aprovechar esta semana para recalcar los beneficios  bien conocidos de la lactancia y hacer la promoción, dar leche materna es una excelente medida de salud pública.

El tema que más me gusta de la lactancia son los mitos alrededor del periodo en que las madres dan pecho, hay cientos de ellos y cuando creo que los he escuchado todos aparece uno nuevo. La mayoría, por no decir todos,  vienen de generaciones pasadas y lo peor es que se dicen con tanta seguridad que cuesta trabajo a muchas madres no creerlos.

Una de las cosas que dicen que nunca lograré comprender es cuando una madre está haciendo  todo lo que puede y lo que esté a su alcance para lograr una lactancia materna exitosa para ella  (por sentirse feliz) y para su su bebé y otra persona de buenas a primeras le baja los ánimos con una simple frase como: "no se para que te esfuerzas tanto y te trasnochas dando teta, dale fórmula para que puedas dormir algo", "el niño llora a cada rato, tu producción de leche debe ser malísima", "¿otra vez quiere comer? ahhh no, dale biberón". Recuerdo que cuando le daba leche a primera hija recién nacida, ella quería comer cada hora y media  (lo cual era normal) y una colega pediatra me dijo que eso No podía ser posible, que le TENÍA que dar fórmula porque no estaba produciendo suficiente leche. Ese día mis sentimientos y mi autoestima fueron heridos, yo realmente quería dar leche materna exclusiva, pero muchas veces la presión de los familiares te hace vacilar y a veces ceder con recomendaciones que no querías ejecutar.

Otras de las cosas que nunca entenderé es cuando ya la madre logra, con mucho esfuerzo, dar leche materna y se llega el año del niño o mas y las personas empiezan a opinar cosas como: "¿Hasta cuando tu pretendes dar pecho?, "esa leche ya es agua, ¿para qué le sigues dando?, "porque le sigues dando pecho es que el niño es un malcriado", ¿no te da pena andar sacando la teta por ahí?, " las tetas se te van a caer".  De verdad que cuando me decían eso con mi tercer hijo que tomó pecho hasta los dos años y 2 meses me daban ganas de decir: ¿y a tí qué te importa? o ¿por qué opinas si no te he preguntado?.  Estoy segura que muchas personas no lo hacían por mal, pero en realidad son comentarios molestos que solo las madres que se comprometen con la lactancia podrán comprender.

Hay cientos de mitos alrededor de la lactancia materna, muchos sin pie ni cabeza. Si alguno perturba tu mente coméntale al pediatra o a consultoras de lactancia materna para que despejen las dudas. Lo que tengo muy claro es que si  la madre quiere dar pecho y está convencida de ello, hay que respetar su decisión. Si por alguna o varias razones decide complementar con fórmulas infantiles y se siente mal por ello, hay que comprenderla y no juzgarla. Ninguna mamá se debe sentir mala  madre por no poder dar pecho como ella quería. La leche materna es y seguirá siendo el mejor alimento para nuestros hijos en los primeros meses de vida y se puede continuar hasta la primera infancia siempre que la madre y el niño lo deseen. Cada relación madre-hijo es un mundo distinto con historias distintas y no necesariamente lo que le ocurra a una le va a ocurrir a la otra. Hay consejos que son bienvenidos pero otros nunca lo serán. Lo mejor que podemos hacer es apoyar la lactancia materna y los deseos de la madre. Si la madre a pesar de que conozca los beneficios innumerables del dar pecho, tanto para ella como para el bebé decide no dar pecho se debe respetar su decisión, si decide continuar lactando hasta que ella pueda también hay que hacerlo.

Recuerden que a palabras necias, oídos sordos aunque cueste...

GN

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