viernes, 14 de julio de 2017

Pasemos la página



Los logros de nuestros hijos son nuestros también. Siempre lo digo. Pero, ¿qué pasa cuando tu hijo se prepara mucho para algo, se esfuerza, da lo mejor de sí, le pone alma, corazón y pasión a su sueño y el resultado no es el esperado para él no es el que deseaba? Pues puede resultar caótico para su autoestima y sobre todo si cuando demuestra lo que hace se nota la mejoría y los avances que ha logrado.

Escribo por mi hija, una de las luces de mis ojos, la más luchadora de mis tres hijos, la que persevera hasta lograr su objetivo, la que es super madura para su edad y que a veces me impresiona. Además es una niña super sentimental, que no le gustan las injusticias,  que no le gusta que la traten mal ni a ella ni a los demás.

Esta semana estuvimos en una competencia de danza, para mí bailó como nunca en su vida, pero mi opinión es subjetiva por ser su madre, aunque la de muchas personas fue la misma que la mía e incluso ella también sintió que lo hizo bien. A la hora de la calificación el resultado fue catastrófico para ella, un golpe para su ilusión y para su orgullo. El llanto fue apareciendo instantáneamente, ella no comprendía qué había sucedido, no hacía sentido en su cabeza, su tristeza era infinita y comprensible.

Yo no se ustedes, pero cuando uno de mis hijos llora de dolor, tristeza o frustración mi corazón se estruja y se rompe en mil pedacitos. Solo puede abrazarla y decirle lo orgullosa que estaba de ella, que los resultados no siempre son los que queremos, que entendía sus sentimientos y que ojalá yo los pudiera cambiar. Al ver un hijo llorar es inevitable muchas veces no decirle que no llore, incluso muchas personas le dijeron que no llorara y una le dijo no llores tonterías. Al rato, al estar sola con ella me dijo:  tengo todo el derecho de llorar, si estoy triste tengo que llorar, no quiero que nadie mas me diga que no llore, o se que para tí la medalla no es importante, pero para mí sí lo es, ¿sabes qué? Mejor pasemos la página, capítulo cerrado, si lo hice mal lo haré mejor, no quiero hablar mas del tema en estoy momentos.

Si uno le enseña a sus hijos cómo reconocer sus sentimientos, lo va a entender y comprender poco a poco. Eso no se logra en un día, pero les servirá para toda la vida. Yo se que mi hija a pesar de  su tristeza infinita va a sanar esa herida, la va a hacer más fuerte, le va a servir para aprender manejar situaciones difícil en algún momento de su vida. Todas las experiencias sirven para algo, queda en nosotros que aprendan como canalizar sus sentimientos y cómo aplicar la experiencia y sus resultados para el futuro.

Para mí siempre serás una campeona, tu responsabilidad y esfuerzo no tienen precio. Si quieres llorar, llora, bailaste como los ángeles, si quieres pasar la página, la paso contigo, te amo. Mamá.

GN

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