viernes, 28 de julio de 2017

¡Qué tristeza me da!



Esta semana ha sido una gran locura, me ha pasado de todo, ni tiempo de escribir he tenido, pero siempre encuentro el tiempo en algún momentito disponible. Milagrosamente en un grupo de 5 buenas amigas preguntaron si podíamos almorzar juntas luego de varios intentos y las 5 respuestas fueron sí, generalmente eso no ocurre en este grupo, siempre alguien falta o se cancela por falta de quorum o compromisos varios.

Llegué de primera así que estoy aprovechando para escribir un par de letras sin que se me ocurra ningún tema de importancia, las chicas que están sentadas al lado pueden tener entre 18-22 años. Una le cuenta una historia con mucho ánimo a la otra en que se involucra una pelea con alguien y que le dio mucha rabia. A pesar de la bulla el cuento resuena en mi oído porque están a medio metro y el tono de voz es casi para que las escuche medio restaurante, lo que me llama la atención no es el cuento es el lenguaje, de 10 palabras 7 son "malas palabras". Que tristeza me da, me parece hasta falta de respeto por la lengua, por el idioma, por la persona con la que se conversa. No soy quien para juzgar su forma de hablar ni la de nadie, pero hay lugares y hay lugares, hay situaciones y hay situaciones. Hablar mal, con "malas palabras", no tiene nada de atractivo, pero así lo veo yo. Seguramente la chica no le ve nada de malo.

Muchos niños y jóvenes usan mal el lenguaje para estar "a la moda" o hablar como sus pares y en ocasiones es incomprensible y lleno de modismos que lo hacen sui generis. Una buena expresión oral y una buena dicción nunca estarán de más, servirá para el resto de la vida. Sinceramente no se que le ven de lindo a hablar mal, todo se aprende o se ajusta en casa. No quiero saber cómo hablarán los hijos de las personas que de 10 palabras 7 son groserías o insultos, qué indignada que estoy. 


Me encanta el español, siempre pueden existir errores, pero deformarlo de tal forma que cause escozor no me parece bueno para nada. Insistiré en que mis hijos traten siempre de hablar correcto, hablar bien incluso es hasta atractivo sin tanto formalismo. ¡Qué tristeza de verdad! Incluso en las redes sociales se expresan tal cual hablan, ¿qué clase de ejemplo es ese para la juventud y los niños? Puede que sea yo la anticuada y no me adapte a ese cambio pero me parece un cambio malísimo y sin sentido. Seguiré apoyando al buen uso del idioma. Fin del comunicado.



GN





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