jueves, 17 de abril de 2014

¡Me molestan los estereotipos!

Cuando mi hija  de 7 años estaba  en el maternal, llegó a la casa feliz porque había hecho un trabajito y se lo habían entregado para llevarlo a casa. Era como una coronita  de enfermera, la verdad es que había quedado muy linda. Me dio por preguntarle si todos los compañeros habían realizado el mismo trabajito o ella había escogido qué hacer. ¡Ante su respuesta fue que vino mi enojo! Me dijo que los niños habían hecho coronitas de doctor y las niñas de enfermera. Mi molestia no fue por la profesión que le pusieron ni mucho menos, mi enfado fue por el encasillamiento en que los colocaron, ¿por qué las niñas de enfermeras y los niños de doctores? ¿Por qué había que poner un rol o estereotipo a cada niño? ¿No hubiese sido mejor que cada niño escogiera entre enfermero o doctor?.

Tengo la impresión que la colocación de roles o sexismo en nuestros países latinos, es machista, se cataloga a los niños como: los fuertes, los deportistas, los que tienen que educarse para ganar plata y mantener a la familia, los que no pueden llorar y tienen que ser fuertes; en cambio, a las niñas como: sumisas, tiernas, dependientes y pasivas. ¿Por qué ocurre ésto? Obviamente lo hemos visto de generación en generación. Tanto así que a muchos hombres no les gusta vestirse de rosado porque es un color femenino, y les enseñamos a los niños que tienen que jugar con carritos y a las niñas con muñecas ¡Ay por favor!. 

Recuerdo una vez que lleve a mi hijo, que en ese entonces tenía 2 años,  a un cumpleaños y se puso a pasear una muñeca en coche. Varias mamás me soltaron miradas sospechosas e incluso una amiga me dijo que por qué lo dejaba jugar con muñecas. Pero, ¿acaso los papás no pueden pasear a sus hijos en cochecito? No veo la diferencia. 

Incluso, si voy a la clase de taekwondo de mi hijo hay muy pocas niñas y en la de ballet de mi hija no hay niños. Claro, en nuestra sociedad si un niño baila ballet ya lo ven raro y los otros niños se burlan, no estamos preparados para eso, y dudo que lo estemos en algún momento cercano a hoy en nuestro país. Mi hija estaba en Hapkido y lo amaba, pero tuvo que salirse porque no nos quedaba muy cerca y la inversión de tiempo era mucha.  Mi hijo acompañaba a la hermana a las clases de ballet cuando estaba más chico y de sólo verla quería bailar. Jugó y juega muchas veces con la hermana a las muñecas y la verdad no veo el problema, en algún momento será papá y le tocará cuidar a sus hijos.

El juego, aparte de ser una diversión, es una forma de aprender, explorar y descubrir. Alimentemos su imaginación, potenciemos sus intereses, permitamos que desarrollen sus aptitudes y cualidades. Hagamos juegos que mejoren su desarrollo integral y que no estén basados en género.

A mí me ha pasado incontables veces, que por ser médico y mujer duden de mis capacidades, me irrita, pero si hubiese hecho caso no tendría éxito. Y ni hablar de que se agregue ser joven a la lista, pero ese es otro tema diferente.  

Me molestan los estereotipos en los niños, la diferencia de género y la discriminación en los infantes sólo por ser niños o niñas. Para que cambie esa cultura pasará mucho tiempo, para que más niñas decidan trabajar en la construcción o manejen equipo pesado o sean las mejores neurocirujanas que hay en el país tardará años y ni hablar de que en Panamá esté el mejor bailarín de ballet del mundo, pasará más tiempo. Todo empieza en nosotros mismos, en nosotros los padres. Cuando nuestros hijos varones quieran jugar con una muñeca o nuestras hijas con carritos, detengámonos a pensar por qué no pueden y dejémosle a ver qué pasa, nos vamos a ir acostumbrando. Dejemos de decirle a los niños varones que no pueden llorar, digamos en cambio que pueden llorar si algo les duele o si están tristes, digamos a las niñas que pueden lograr lo que quieran en la vida siempre y cuando se lo propongan. 

En esta época nos resulta difícil enseñarle a los niños el gran problema de la desigualdad entre hombres y mujeres, así como tratar de inculcar valores que muestren que todas las personas tienen los mismos derechos, pero para erradicar la diferencia de género es imprescindible comenzar por educar a los niños desde pequeños en el respeto hacia los demás. ¡Si los educamos diferentes, serán diferentes!  ¡Si los educamos iguales, serán iguales! 

Recordemos que siempre tenemos que tener en cuenta el rol de cada quien sin desviarnos de la realidad, hay que tener un balance, no estoy diciendo q los niños actúen como niñas y las niñas como niños, el equilibrio es lo ideal.

GN




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