viernes, 11 de abril de 2014

Sin palabras...

La semana pasada recibí una mala noticia que me ha puesto a pensar y filosofar toda la semana. La madre de unos pacientes que van al consultorio falleció luego de batallar un mes con un cáncer ya incurable. Los hijos tienen 15 meses y la nena mayor casi 3 años.

Al recibir la noticia por parte del esposo, 24 horas después del acontecimiento, quedé fría y pálida. Me acompañó un vacío y una mala sensación el resto de la semana. Sólo pensar el cambio drástico de vida que van a tener estos angelitos y la falta que les va a hacer su mamá me perturba. No me puedo sacar de la cabeza la idea que si no se hace un buen trabajo con el duelo de estos pequeños y que ellos puedan no recordar a su mamá, me da escalofríos. Pienso que sí eso me pasara, claro que quiero que mis hijos me recuerden para toda la vida.

La pérdida de un ser querido, sobre todo de alguno de los padres, es caótico. En niños menores, las respuestas de duelo suelen ser dificultades en la alimentación, conmoción y confusión, retraimiento social, ira e irritabilidad, alteraciones del sueño o de la alimentación, rechazo, tristeza y llanto, apatía, ansiedad, hiperactividad, culpa, problemas de conducta, falta de concentración, miedo escolar, miedo a la posible pérdida del padre no fallecido, a la propia muerte, regresión a etapas anteriores del desarrollo, protección a sus seres queridos. En los niños mayores puede aparecer ansiedad, problemas de conducta, problemas de aprendizaje y los deseos de reunirse con su ser querido pueden ser frecuentes.

Muy poca gente está preparada para afrontar una pérdida de un ser querido y qué podemos esperar de niños tan pequeños. El trabajo de los familiares cercanos y constantes en la vida de estos pequeños va a ser titánico. Los niños menores de cinco años no pueden entender la permanencia de la muerte. Por este motivo, la primera fase del duelo suele ser un período de protesta y de esperanza por la vuelta del padre perdido. Muchos niños acuden a la fantasía para conseguir que esto ocurra, imaginándose al padre fallecido en situaciones y lugares. 

La suerte de estos niños, es que tienen un padre trabajador, emprendedor y que está dispuesto a todo por sus hijos. Estoy segura que va a ser un difícil caminar, pero también se que lo van a manejar bien y que con la ayuda de la familia van a salir adelante. 

Creo que desde el cielo, desde el más allá, o desde dónde sea, su mamá los va a cuidar toda la vida y estoy confiada que nunca se van a olvidar de ella y permanecerá para siempre en sus corazones.   

Disfrutemos cada momento con nuestros hijos, que mañana podría ser tarde.

GN

No hay comentarios:

Publicar un comentario