viernes, 27 de marzo de 2015

Mamás ejecutivas ¡pero mamás al fin!

Ayer hablaba con una amiga que tiene dos hijos varones y actualmente está embarazada. Desde hace dos semanas no tiene nana y por supuesto la dinámica familiar se trastocó algo, por no decir demasiado.  Uno de los pequeños está enfermo y hablábamos de qué hacer hasta que fuera evaluado. La conversación luego se tornó a “desahogo de mamá” porque la pobre está al borde del colapso entre que está sola con los niños tiene que ir al trabajo, a las reuniones y las conferencias que tiene que dar, además el hijo enfermo y adicionada la panza que crece y crece, quiere colgar los guantes.  Dice que está tan enredada que uno de estos días de intensidad entre mamá y ejecutiva, tenía que ir a dar una conferencia y cuando llega al recinto empieza a exponer y ella sentía que todos la observaban de forma diferente, o estaba dando una muy buena impresión o se encontraba muy guapa, pensó. Al terminar la ponencia una chica se le acercó y le dijo que tenía que decirle algo. Mi amiga pensó que seguro era alguna pregunta relacionada, cuando le dice la joven: es que solo llevas maquillado un solo ojo.  ¡Mi amiga quedó como si fuera una estatua! Cuando se vio en el espejo, era cierto, un ojo muy bien maquillado y el otro con cero maquillaje. No sabía si llorar o reírse, pero dice que optó por reírse sin parar pues ya que iba a hacer, ya todos la habían visto así.  Y menos mal que no llevaba ningún “sticker” de algún súper héroe pegado en el pantalón como le ha sucedido en varias ocasiones.

Creo que a todas las mamás nos ha pasado algo similar en algún momento. Una mamá que es doctora estaba dando pecho y en eso la llamaron a una urgencia y salió corriendo al hospital. También sentía que la miraban extraño y de forma sospechosa, cuando se dio cuenta era que se había olvidado de colocar nuevamente el pecho dentro del sostén y por supuesto se veía a través de la camisa. Refiere que se lo colocó nuevamente en su posición y siguió adelante. Digo, es que no queda otra opción, si nos traumáramos por todas las cosas no habituales que nos pueden pasar no saldríamos de casa.

Siempre le digo a mi esposo que deben estudiar el cerebro de las mujeres luego de tener hijos, algo le ocurre a las conexiones neuronales. O se trastocan en el embarazo y el parto y los contactos entre neuronas sufren algún percance o como dice él lo que ocurre es que la mayoría de nuestra energía se canaliza a lo que es más importante para nosotras  que son nuestros retoños.

La mamá de un paciente que es la dueña de su empresa,  me dijo que antes de tener a su bebé (que ya tiene año y medio) veía inaceptable no cumplir con los proyectos   y los informes para los clientes. Ahora, una que otra mentirilla ha tenido que decirle al cliente sobre que el reporte está en proceso (el cual no ha empezado) porque cómo le va a decir al cliente (masculino) que el niño lleva tres días que no duerme bien, por ende ella está trasnochada y no rinde bien en el día. Lo que le tomaba  tres horas hacerlo, ahora le demora tres días.

A muchas de las que somos “mamás ejecutivas” nos debe haber pasado una que otra trastadilla por ahí por andar enredadas con los hijos, los mandados de la casa y el trabajo. Todas tendremos uno o más cuentos los cuales ahora, no en el momento que ocurrieron, nos harán reír. Como me decía una amiga: “mis neuronas aún no despiertan” y yo le respondí: “nunca van a despertar” porque nuestros pensamientos, aunque sea subconcientemente, están volcados a nuestras criaturas, aunque tratemos de cumplir con nuestro trabajo y nuestras responsabilidades, que generalmente lo hacemos, esas personitas ocupan un lugar demasiado especial en nuestra mente, en nuestra alma y en nuestro diario vivir.

GN

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