Pues
bueno...me encuentro en una competencia en el extranjero esperando que
mi hija de 8 años participe en uno de los bailes en grupo de su escuela
de ballet, estos bailes ya los hizo ayer, pero como obtuvieron "buena
evaluación" tienen que repetir el baile. Esperando, escuchando la
música, viendo los bailes y observando las caras de agotamiento,
felicidad, enojo entre otros sentimientosde las mamás a mi alrededor
después de tres días intensos me pongo a pensar que esto es difícil
para las niñas que participan. A veces no nos ponemos a pensar que cada
una de esas niñas que se suben a un escenario ha practicado horas
incontables y que todas hacen un gran esfuerzo. Entonces decidí
escribirle a mi hija una carta para que quede plasmado lo que siento en
este momento, así como creo que muchas mamás que están a mi alrededor
han pensado parecido a mi.
Carta a mi hija
No
se si todo esto que estamos haciendo vale la pena...lo he pensado mil y
una vez e incluso lo he comentado con otras mamás de tus amigas de
ballet.
¿Será que someterte a todo este estrés emocional y cansancio físico será prudente de mi parte?
Practicar
largas horas durante meses en "horarios varios" hace que tus horas de
comida sean desatrosas, incluso a veces te van peinando mientras comes.
Tienes determinadas horas y menos de las que yo quisiera para estudiar y
cumplir con las actividades escolares, por suerte eres brillante y
excelente estudiante por cuenta propia.
Practicar
por largas horas y meses preparándote para las competencias hace que te
pierdas de algunas actividades sociales que estoy segura que te
gustaría asistir, así como de compartir con tus hermanos y de tiempo con
papi y mami.
Practicar
por tanto tiempo hace que quieras cada día mas a tus amigas de ballet y
si hay un día que no vas a la academia, preguntas por ellas. A veces,
también pasa, que de tanto verse, pelean por todo como si se amaran y se
odiaran por momentos.
Practicar
por largas horas la danza hace que te crees expectativas positivas en
tu cabeza de los resultados que vayas a obtener. Es bueno tener sueños,
pero si no sucede lo que esperabas, te decepcionas de tí misma y te
culpas.
Es
entonces cuando me pregunto: ¿Es necesario todo esto? ¿Es necesario que
tan pequeña te sometas a victorias y a circunstancias que tú llamas
fracasos?
Sinceramente
no lo se. Dice mi amiga psicóloga que más adelante, cuando seas mayor,
habrán beneficios. Dice que serás una adulta que sabrá manejar muchas
circunstancias en la vida y que serás capaz de resolver problemas
cotidianos y laborales. Que te podrás recuperar más fácil cuando tengas
malos ratos o que lograrás quitar más rápido las piedras del camino.
Pero
¿sabes qué? Puede que a largo plazo todo este peregrinar vaya a tener
un beneficio, pero mientras sucede quiero que sepas que estoy sumamente
orgullosa de tí. A pesar de que llevas un par de años no obteniendo los
resultados que tanto anhelas, no dudas en seguir adelante. Te has caído y
te has levantado con la frente en alto, sigues perseverando a pesar de
que te duele no haber alcanzado tu meta a corto plazo. Me pides que
quieres seguir ensayando y que por favor no te retire del ballet, que
aunque a veces no entiendas porqué ocurren las cosas, algún día lograrás
tu cometido y eso para mí tiene más valor que una simple medalla que
tanto quieres.
Creéme
que tu sufrimiento es el mío, me duele verte llorar por decepción, tu
dolor también es el mío, mi corazón queda en mínimos pedacitos. Quisiera
que no pasaras por eso, pero si para lograr tu sueño hay que pasar por
esto y tú quieres seguir, seguiré contigo en el camino.
Me
has enseñado mas de lo que crees, eres una niña excepcional, tu
fortaleza también la quisiera tener yo. Para nosotros nunca has
fracasado, te has hecho grande y has madurado mas rápido y como siempre
te he dicho, yo siempre te voy a ver como la mejor bailarina del mundo
entero y si para ti basta siempre serás la mejor bailarina del mundo de
papi y mami. La medalla que te damos incluso es mejor porque está llena
de amor, de admiración y de apoyo incondicional.
Ya
aprendí no debo decirte que la medalla no importa porque para tí si
tiene importancia, ya aprendí que no debo decirte que no llores porque
si tienes ganas de llorar puedes hacerlo, ya aprendí que tengo que
respetar tu espacio y tus sentimientos porque son tuyos y no mios
(aunque a veces quisiera que sintieras los mios).
Te amo, Mami.
Asumo
que muchas mamás que tenemos hijos en competencias de diversas
modalidades de deportes, nos preguntamos lo mismo. Ojalá que resulte
todo en preparación positiva para la vida en un futuro, que la
disciplina aprendida les enseñe a forjarse metas y a cumplirlas, que
realmente todo este esfuerzo tanto físico como mental tenga buenos
frutos en la vida de nuestros hijos.
GN
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