viernes, 30 de mayo de 2014

Me puse furiosa

Hace un par de días, estaba en la cocina cuando se aparece mi hijo de 4 años con "esa cara de travesura" y con las manitas detrás del cuerpo escondiendo la evidencia. Le pregunto: ¿qué hiciste? Simplemente y con sonrisa pícara me responde: nada. Aparece en escena mi hija de 7 años y dice: ¡mami, él rayó la pared!.  Se me fue transformando el rostro porque un día antes habían terminado de pintar todas las paredes del apartamento.

Grité su nombre y le dije: ¡estás castigado, tienes una semana sin iPad y no puedes usar el celular para jugar! Las lágrimas no sólo corrían por su rostro, si no que no paraba de  decirme que me quería mucho y que no estuviera furiosa, que además yo era su mejor mamá del mundo entero y de su vida.

La verdad había rayado una pared con tiza blanca y pequeñas cruces a lo largo de la misma, que fue muy fácil de quitar, pero el hecho de haberla rayado fue lo que me puso como él decía, furiosa.


Si bien es cierto que entre los 2 y los 4 años, los niños están en una época llena de descubrimientos y creatividad, rayar las paredes no es algo que a nosotros los padres nos agrade. Aunque es una experiencia compartida por casi todos los papás, siempre surge la duda acerca de si el comportamiento del niño, en cuanto a dibujar en las paredes, sillones o pisos, formará parte de su desarrollo habitual. Hay psicólogos que afirman que al dibujar, los niños manifiestan su evolución. Así, a través de lo que pintan podemos observar su madurez motriz, cognitiva y emocional.

Para la mayoría de los niños, la oportunidad de hacer estas representaciones gráficas significa una actividad gratificante. Pero sus garabatos no serán iguales todo el tiempo, sino que a medida que van creciendo van adquiriendo mayor claridad, formas más concretas y entendibles por nosotros.

Aún a los 4 años de edad, las paredes siguen siendo llamativas al momento de pintar. Lo mejor, para no reprimir esta imperiosa necesidad que tienen los niños de rayar las paredes, es hablar con ellos y explicarles en dónde se permite y en dónde no pueden dibujar lo que a ellos les plazca. En verdad los niños no saben qué está bien o mal, por lo que somos los adultos quienes debemos establecer los límites. 


Hay casas donde los niños pueden pintar las paredes, si es así lo seguirán haciendo si es felicitado y si llaman la atención de los demás. En los casos en los que no se pueda o esté prohibido (como en mi caso) aún cuando el niño haya sido reprendido, la satisfacción personal que el dibujo les proporciona les llevará a reincidir y el niño buscará lugares escondidos o menos transitados para seguir practicando sus habilidades artísticas y plasmar sus obras de arte. O sea, que parece que esta actividad es sumamente gratificante para mi segundo hijo.

Si sabemos que el pequeño le gusta rayar las paredes o es reincidente, debemos colocar un lugar especial para que lo pueda hacer y que aprenda que únicamente se debe rayar o pintar en ese lugar.

Por lo visto, mi hijo estaba marcando su territorio y asumo que fue una gran tentación ver una pared grande, recién pintada y sin una sola raya. Igual, me puse furiosa y sigue castigado, trataré de crear su espacio para que pueda rayar o pintar. Me gustaría más que fuera simplemente en una hoja de papel o en una cartulina, pero si no puedo con esta marea me uniré a ella.

GN

1 comentario:

  1. Hola!! Me identifico con tu situacion, por eso le he dicho a mi hija que solo puede rayar y pegar stickers en las paredes de SU cuarto, todo lo demas esta off limits!

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