Como Pediatra me ha tocado atender varios
niños a los cuales yo les llamo brillantes.
Si buscamos la definición de “brillante” encontramos que significa que
es aquella persona sobresale en su línea, en sus
características o en sus propiedades. Y sí, me he encontrado con muchos niños
así. La mayoría de las mamás de estos niños se dan cuenta que sus pequeños
tienen éstas características, otras no.
Muchos de estos niños van a la consulta y
saben exactamente qué es lo que ocurre, te relatan completamente las historias,
se destacan en alguna actividad escolar, pero por otro lado, lo más frecuente
escuchar es: Dra, no se algunas de las respuestas a las preguntas que me hace mi hijo, no se cómo actuar en tal o
cual situación, a veces prefiero cambiar el tema porque no se cómo controlar la
conversación, en fin son situaciones parecidas a las que tenemos todos los
padres con nuestros hijos pero elevadas a alguna que otra potencia.
A varios niños he tenido que solicitarles exámenes que
incluyen el coeficiente intelectual para saber por donde los padres tienen que
ir tomando rumbo en cuanto a las exigencias de los niños, pero recordemos que
en edades tempranas, entre 2 hasta los 7 años, los valores obtenidos en el
coeficiente intelectual deben ser tomados con extrema precaución y
contrastarlos con otros resultados, ya que no tienen un carácter definitivo y
diagnóstico como en otras edades. Las pruebas de inteligencia sólo miden las habilidades
tradicionales de la lógica y de habilidad verbal. Hay muchas otras formas de
inteligencia que esta prueba no puede medir. Además, debido a que la puntuación
se basa en una prueba individual, la salud o el estado de ánimo de tu hijo en
el día de la prueba puede haber tenido
un efecto en su puntaje y esta calificación que el niño recibe es simplemente una estimación de la
inteligencia general, no es un veredicto final.
Independientemente que nuestro hijo sea brillante, lo
importante es apoyarlo en sus aprendizajes sin sacrificar su adaptación al
medio en cuanto a la parte social. La madurez emocional no necesariamente
responde a su inteligencia. Necesita tener amigos, jugar y crecer a tono con su
edad. Muchas veces sus reacciones van a ser al nivel de su edad y no de su
inteligencia. No se recomienda ponerles tanta presión. Y cuando nos colmen
haciendo preguntas cuyas respuestas no sabemos, tampoco nos pongamos presión a nosotros mismos. Se les puede
sugerir que busquen información por ellos mismos y después la comparta con
nosotros.
La prueba de coeficiente intelectual resulta en unos
puntajes: 90-110 significa inteligencia promedio, de 110-119 inteligencia
superior, de 120-140 inteligencia muy superior.
He tenido pacientes y niños muy allegados con promedios entre 127-130,
la verdad es que a los padres se les hace difícil en algunas ocasiones cómo guiar a estos niños
y la mayoría piden ayuda.
Si no los encaminamos bien, pueden no adaptarse. Son niños que necesitan poca ayuda, tienen bastante autonomía y confianza
en su capacidad, y un poco de "counselling" afectivo y social no está
de mas, (que es la oportunidad de hablar
con adultos lo que no pueden hablar con sus compañeros). Tratemos que
desarrollen su potencial, pero no al extremo, ellos deben disfrutar de
su aprendizaje pero sobre todo su niñez.
Para muchas mamás es muy difícil, pero es un placer ver cómo crecen y
maduran, emocional e intelectualmente, saber que aprenden a manejar sus
capacidades y aptitudes, además de cómo se nos adelantan en varios ámbitos es
gratificante.
Algunos padres no sabemos si será ventaja o desventaja, pero debemos
aprovechar toda esa creatividad y toda esa cantidad de talento para conseguir
un mundo mejor, aunque sea para poder obtener un mejor país.
GN
No hay comentarios:
Publicar un comentario