jueves, 24 de julio de 2014

Mi hijo es brillante…¿y ahora?


Como Pediatra me ha tocado atender varios niños a los cuales yo les llamo brillantes.  Si buscamos la definición de “brillante” encontramos que significa que es aquella persona sobresale en su línea, en sus características o en sus propiedades. Y sí, me he encontrado con muchos niños así. La mayoría de las mamás de estos niños se dan cuenta que sus pequeños tienen éstas características, otras no.
Muchos de estos niños van a la consulta y saben exactamente qué es lo que ocurre, te relatan completamente las historias, se destacan en alguna actividad escolar, pero por otro lado, lo más frecuente escuchar es: Dra, no se algunas de las respuestas a las preguntas que  me hace mi hijo, no se cómo actuar en tal o cual situación, a veces prefiero cambiar el tema porque no se cómo controlar la conversación, en fin son situaciones parecidas a las que tenemos todos los padres con nuestros hijos pero elevadas a alguna que otra potencia.
A varios niños he tenido que solicitarles exámenes que incluyen el coeficiente intelectual para saber por donde los padres tienen que ir tomando rumbo en cuanto a las exigencias de los niños, pero recordemos que en edades tempranas, entre 2 hasta los 7 años, los valores obtenidos en el coeficiente intelectual deben ser tomados con extrema precaución y contrastarlos con otros resultados, ya que no tienen un carácter definitivo y diagnóstico como en otras edades.  Las pruebas de inteligencia sólo miden las habilidades tradicionales de la lógica y de habilidad verbal. Hay muchas otras formas de inteligencia que esta prueba no puede medir. Además, debido a que la puntuación se basa en una prueba individual, la salud o el estado de ánimo de tu hijo en el  día de la prueba puede haber tenido un efecto en su puntaje y esta calificación que el niño  recibe es simplemente una estimación de la inteligencia general, no es un veredicto final.

Independientemente que nuestro hijo sea brillante, lo importante es apoyarlo en sus aprendizajes sin sacrificar su adaptación al medio en cuanto a la parte social. La madurez emocional no necesariamente responde a su inteligencia. Necesita tener amigos, jugar y crecer a tono con su edad. Muchas veces sus reacciones van a ser al nivel de su edad y no de su inteligencia.  No se recomienda  ponerles tanta presión. Y cuando nos colmen haciendo preguntas cuyas respuestas no sabemos, tampoco nos pongamos  presión a nosotros mismos. Se les puede sugerir que busquen información por ellos mismos y después la comparta con nosotros.

La prueba de coeficiente intelectual resulta en unos puntajes: 90-110 significa inteligencia promedio, de 110-119 inteligencia superior, de 120-140 inteligencia muy superior.  He tenido pacientes y niños muy allegados con promedios entre 127-130, la verdad es que a los padres se les hace difícil  en algunas ocasiones cómo guiar a estos niños y la mayoría piden ayuda.

Si no los encaminamos bien, pueden no adaptarse. Son niños que necesitan poca ayuda, tienen bastante autonomía y confianza en su capacidad, y un poco de "counselling" afectivo y social no está de mas, (que es la oportunidad de hablar con adultos lo que no pueden hablar con sus compañeros).  Tratemos que desarrollen su potencial, pero no al extremo, ellos deben disfrutar de su aprendizaje pero sobre todo su niñez.  

Para muchas mamás es muy difícil, pero es un placer ver cómo crecen y maduran, emocional e intelectualmente, saber que aprenden a manejar sus capacidades y aptitudes, además de cómo se nos adelantan en varios ámbitos es gratificante.

Algunos padres no sabemos si será ventaja o desventaja, pero debemos aprovechar toda esa creatividad y toda esa cantidad de talento para conseguir un mundo mejor, aunque sea para poder obtener un mejor país.

GN

No hay comentarios:

Publicar un comentario