Situación clásica de mi casa: hijo, ve a vestirte
(primer anuncio); hijo, ve a vestirte (segundo anuncio); luego de un minuto y aumentando el tono de voz: hijo, ve a vestirte (tercer anuncio); a los cinco
minutos que regreso grito y algo furiosa: ¿por qué no te has vestido? ¿cuántas
veces te he dicho que te vayas a vestir?, el niño rompe en llanto desconsolado y dice:
mami, ¿por qué me gritas? me asustaste, no me gusta que me grites. Ufff!
Fácilmente lo quiero “ahorcar” (en sentido figurado). ¿Cómo que por qué grito? Pareciera
que hablara con la pared. Miles de veces he pensado que soy mala madre porque
no hay un día que no grite algo, no entiendo cómo nunca escuché a mi papá que
gritara, creo que la que gritaba en mi casa era mi madre y no recuerdo que haya
sido tan seguido o será que estaba acostumbrada y no fue algo que quedó grabado
en mi memoria, tendré que preguntarle a mi hermana.
Todo esto viene a colación porque la semana pasada fui a
un Seminario en el cual hablaban de déficit auditivo en niños y mencionaron que
los adultos empezamos perder el 1% de la
audición por año a partir de los 35 años y por supuesto que esto puede aumentar
dependiendo de varios factores de riesgo incluyendo el ruido al que estamos
expuestos. Aproximadamente más del 30% de las personas mayores de 65 años tienen
cierto grado de pérdida auditiva, y se estima que entre el 40% y el 66% de las
personas de 75 años o más tiene pérdida de la audición. Si nos ponemos a pensar
que empezamos a perder la audición a los 35 años a los 65 años ya hemos perdido
30% de la misma y a eso se llama presbiacusia.
En mi casa pareciera que yo soy la loca que vive bajando
el volumen de la televisión a lo justo y necesario al igual que el volumen de
la radio en el auto. Yo bajo el volumen y mi esposo lo sube, él lo vuelve a subir y yo espero un ratito y lo vuelvo a bajar. ¿Será cuestión de costumbre?
Puede ser mi percepción pero me da la impresión que en Panamá muchas personas
escuchan la radio o la televisión sumamente alta. No tenemos educación sobre
prevención del ruido o cuidados auditivos. Incluso vamos por la calle manejando
y son muy pocas personas las que no pitan la corneta del auto. La luz del
semáforo cambia a verde y una milésima de segundo después hay alguien pitando
para que el carro se apure a avanzar. Me he impresionado en ciertos países de
Europa que uno va caminando por la calle y puedes tener cientos de personas
alrededor y no hay ruido enloquecedor. ¿será por eso que a los latinos nos dicen
que somos “alegres” y de “sangre caliente”? No creo que sea coincidencia, simplemente somos bulliciosos.
En los recién
nacidos es mandatorio hacer pruebas auditivas para detectar algún déficit auditivo. En
los últimos años esto ha ido mejorando, pero lamentablemente aún se quedan
bebés sin sus pruebas. Se supone que todo niño antes de entrar a la escuela
debe hacerse una prueba control para ver si escucha correctamente o si el niño
tarda en aprender a hablar, no habla en forma clara,
no hace lo que se le indica, si a menudo dice “¿qué?” o si escucha la
televisión a un volumen muy alto.
Después de ir al seminario he decidido que los 5
miembros de la familia tenemos que acudir a hacernos pruebas auditivas. El bebé
de un año y medio porque no le ha dado la gana de hablar, el de 5 años porque
es al que tengo que mandar 5 veces a que se vista o que se vaya a bañar (cuando
le conviene), la de 8 años porque le pusieron tubos de ventilación en los oídos
por otitis a repetición y le toca control, mi esposo porque escucha el volumen de la televisión demasiado
alto para mi gusto aparte de hablar alto y yo porque me la paso gritando, no
vaya a ser que grite porque no escucho o como me dice mi marido que lo que pasa
es que escucho de mas y mi umbral de audición no es normal. Ya les contaré,
pero si a los 35 años empecé a perder audición entonces ando por mal camino y ya
me veo poniéndome audífonos para escuchar, pero para escuchar lo que me convenga.
GN
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