jueves, 30 de abril de 2015

¡Cambiemos la estrategia!

¿Cuántos no hemos escuchado el dicho que dice: Lo importante no es ganar si no competir? Probablemente todos lo hayamos oído y muchos de nosotros se lo hayamos dicho a nuestro niños en algún momento, sobre todo a aquellos que están en etapa de preescolar o escolar y practican alguna actividad grupal o deportiva.

¿A qué niño no le gusta ganar? Para ellos puede resultar sumamente frustrante no hacerlo e incluso puede existir derramamiento masivo de lágrimas por no comprender el porqué de la pérdida. Si a muchos de nosotros adultos nos cuesta asimilarlo,  ¿por qué tiene que ser fácil para ellos?

Esta semana he "filosofado" con varias amigas y estos temas han salido a colación, incluso hemos conversado sobre las comunes excusas y desde que existen las mismas, muchas personas "creen" quedar bien. La mayoría de las veces las excusas nos impiden triunfar y nos mantienen en nuestra zona de confort lo que hace que seamos conformistas con lo que realizamos.

En un libro sobre este tema dice: ¿Cómo lograremos aprender a utilizar nuestro potencial al máximo si pensamos que no hay diferencia entre ganar o perder? Si lo importante no es en realidad ganar o perder, entonces ¿por qué a ninguno de nosotros nos gustaría perder en la vida? Es lo mismo.

Al enseñarle a los niños que competir es igual que ganar les estamos enseñando a ser conformistas, si aceptamos este tipo de ideas en alguna área, las empezamos a aceptar en cualquier otra. Es decir, para los niños unos de los eventos más importantes son sus competencias, juegos e incluso las notas en la escuela, esas actividades son su diario vivir.  Si continuamente les enseñamos de pequeños estas conductas, cuando sean adultos como nosotros limitarán sus esfuerzos y su espíritu de lucha. Serán adultos conformistas con lo que hacen. Incluso, si el niño trae una nota mediocre (3.8 por ejemplo) muchos papás dicen que mientras no traiga fracaso todo está bien. ¿Por qué?  Será que es más fácil ponerle a los niños un límite o "techo" bajo para que no nos saquen de nuestra zona de confort a subirle las expectativas y estar más encima de ellos,  exigirles más y dedicarle más tiempo para ayudarlos a ser mejores y a corregir sus errores aunque a veces cueste trabajo, tiempo y mucha energía. Al exigirles lo justo y necesario se acostumbrarán que con el mínimo esfuerzo es suficiente para seguir adelante. ¿No realizamos que así mismo serán de adultos?

Si cambiamos de estrategia y les enseñamos que es normal que se sientan tristes y algo frustrados por no ganar pero que si siguen trabajando y esforzándose como hasta ahora o más lograrán ganar lo que quieren. Claro que es importante participar y para nosotros los padres es importante verlos felices. Si sentimos que se esforzaron y que dieron lo mejor de si, hay que decirles lo orgullosos que estamos de ellos, no gritarles o reclamarles que lo hicieron mal. Muy diferente es si no esforzaron y quieren tener otros resultados de éxito, pero este no es el caso.

Debemos enseñarles a creer en su potencial y a utilizarlo, a esforzarse para obtener los resultados que desean, no a que aprendan a que no hay diferencia entre ganar o perder. No es reprochable querer triunfar pero si lo es conformarnos con lo que hacemos si siempre puede ser mejor. Si cambiamos de estrategia probablemente en un futuro existirán menos adultos mediocres en estos aspectos, no es cierto que unos nacieron estrellas y otros estrellados, esas son puras excusas que nos hacen sentir mejor de vez en cuando y por poco tiempo. Todos podemos lograr lo que nos proponemos sobretodo nuestros hijos y es necesario que lo aprendan desde pequeños, no enseñemos mediocridad, enseñemos excelencia. ¡Cambiemos la estrategia! Creo que vale la pena.

GN

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