jueves, 27 de marzo de 2014

Aquaman

Mi esposo me contó una historia que creo que la recordará siempre.  Cuando el estaba pequeño y era la época de que aún se podía estar en la calle sin miedo a que algo pasara, se encontraba con otros niños jugando en pleno verano, de pronto escucharon gritos de una casa cercana y alguien salió corriendo a buscar a mi suegro  (que es médico) el cual estaba en su casa.  Este salió corriendo hasta la casa en cuestión, en el fondo de la piscina estaba el vecinito de menos de 2 años y lo estaban sacando morado y sin respirar.  Mi suegro empezó a brindarle reanimación cardiopulmonar hasta que el niñito respondió y luego fue llevado en ambulancia al hospital donde estuvo hospitalizado por varios días para vigilancia en primera instancia y luego por una neumonía secundaria.

El ahogamiento es la muerte por sumersión o inmersión y el casi ahogamiento es la sobrevivencia luego de las 24 horas de transcurrido el evento.  El ahogamiento se considera la segunda causa más frecuente de muerte accidental en niños, luego de los accidentes automovilísticos y entre el 40-50% de los casos ocurren en niños entre 0 y 4 años, siendo más frecuentes en niños de 1 y 2 años de edad. El término de casi ahogamiento quiere ser descartado según el último consenso sobre el tema, ya que se dice que la víctima puede ser rescatada en cualquier momento del proceso de ahogamiento y puede no requerir ninguna intervención o bien recibir una resucitación adecuada y en ese caso el proceso de ahogamiento se ve interrumpido. Si el involucrado no es resucitado apropiadamente se producirá un paro cardiorrespiratorio, falla orgánica múltiple y muerte principalmente secundario a la hipoxia. La encefalopatía hipóxica es la causa más frecuente de muerte en pacientes hospitalizados por ahogamiento.

Está de más decir que si hay alguien que sabe de reanimación cardiopulmonar en el lugar del accidente, las posibilidades de sobrevivir aumentan considerablemente.  Es muy importante recordar que estos accidentes (como la mayoría) son prevenibles y NUNCA hay que confiar en que los niños saben nadar y dejarlos solos en la piscina o playa porque hasta buenos nadadores han fallecido por esta causa. 

Para mi, este niñito tuvo suerte o simplemente no le tocaba fallecer en ese momento. Por ahí escuché, que luego de eso le decían "aquaman", pero si fuera mi hijo, la verdad que cómo lo llamaran sería lo de menos. Dice mi suegro que ya debe tener treinta tantos años largos y cuando lo llamé para que me contara la historia, pude sentir una chispa de orgullo en sus palabras, ¿como no, verdad?. 

Nada más pido estar pendientes de los niños en todo momento, y como dice el dicho: es mejor prevenir, que lamentar.

GN 

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