jueves, 27 de marzo de 2014

Playa, brisa, piscina, sol e insolación...

La semana pasada estuve con los niños en la playa en un campamento de verano. De lunes a viernes y durante 5 horas al día realizaron actividades físicas como juegos en la arena y en el parque, aparte de eso, por lo menos dos horas al día eran dedicadas a actividades acuáticas. Los niños la pasaron genial y muy divertidos.  Mi hijo de 4 años, el viernes en la tarde (el último día del campamento) ya no se quería bañar en la piscina y se acostó a dormir a las 5:30 pm, como a las 6:30 pm inició con elevación de la temperatura corporal, se puso más rojo de lo que estaba y no sudaba. Oh no...¡Estaba insolado!

La insolación o el golpe de calor es la forma más grave de enfermedad por calor. Se produce generalmente por una exposición prolongada al sol, más aún si los ponemos a hacer actividad física bajo el sol. 

Nuestros cuerpos producen mucha cantidad de calor interno y normalmente nos enfriamos mediante la transpiración e irradiando calor a través de la piel. En ciertas circunstancias, como cuando hay calor intenso, humedad elevada (como en nuestro querido país) o actividad intensa bajo el sol, este sistema de enfriamiento puede fallar, permitiendo que el calor se acumule hasta niveles peligrosos.  Si además, el niño se deshidrata (por sudor y sin ingestión adecuada de líquidos), no puede sudar lo suficiente como para enfriar su cuerpo, su temperatura interna aumenta, pudiendo causar una insolación.

Lo que podemos ver en los niños es la piel seca y caliente, roja pero sin transpiración, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, mareo, letargo, desorientación, taquicardia e incluso si el cuadro es severo puede haber convulsiones o alucinaciones.

Es importante que los niños insolados reciban tratamiento inmediatamente. Se debe trasladar al niño a la sombra, en lo posible a un lugar fresco y tranquilo (aire acondicionado vale). El tratamiento más común y efectivo suele ser el de sumergir al niño en una bañera con agua tibia, mojándole la frente con un paño fresco, hasta lograr que la temperatura del cuerpo descienda a unos 38 grados Celsius, también se puede cubrir al niño con pañitos de agua fresca por el cuerpo e ir cambiándolos.

Es conveniente brindarle agua para tomar, si está muy fría les puede dar cólicos intestinales, como le pasó a mi pobre hijo que le di una bebida hidratante fría y luego me decía que le dolía la pancita. A mi príncipe, gracias a una amiga, lo metimos con agua tibia en la bañera y logramos bajarle la temperatura, ya que con los pañitos de agua fresca iba lenta la bajada de la misma.

Evidentemente mi hijo la pasó super bien, pero el pobre quedó insolado y no diría que fue culpa del sol, si no mía por no protegerlo mas. Así que, no cerramos el campamento con broche de oro, pero ya hoy sólo se  acuerda que se bañó en tina, con burbujas  y que fue muy divertido.

GN

1 comentario:

  1. Waoooo todo lo que podemos aprender con solo leer las experiencias de otros!

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